jueves, 11 de enero de 2018

Dejad a los niños que vengan a mí

“Entonces le trajeron algunos niños para que pusiera las manos sobre ellos y orara; y los discípulos los reprendieron. Pero Jesús dijo: Dejad a los niños, y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como éstos es el reino de los cielos” (Mt.19:13-14) LBLA – Mt.11:25 / Mt.18:3

Se estima que actualmente alrededor del 30% de la población latinoamericana es menor de 15 años de edad. Esta no es solamente una estadística. Esto muestra un desafío misionero y ministerial que tenemos en latinoamerica.


¿Qué estamos haciendo actualmente como iglesia para alcanzar y discipular a esta generación? ¿Tenemos un plan claramente delineado para invertir los valores cristianos en esta generación? ¿Refleja el presupuesto de nuestra iglesia que los niños y jovenes sí son importantes? Reflejan nuestras edificaciones que los niños sí tienen un lugar importante en nuestra iglesia? ¿Estamos preparando debidamente a obreros para este campo misionero y ministerial?

OREMOS por obreros íntegros, con buena reputación, conocedores de la Palabra de Dios y llenos del Espíritu Santo que van a trabajar en este campo ministerial.

Nicolás von Zinsendorf (1700-1760), quien fue grandemente influenciado en su niñez por el movimiento pietista propagado en su momento por la universidad de Halle (Alemania) desarrolló una pasión por la gente no alcanzada con el Evangelio y que vivía en otros lugares del mundo. Siendo todavía niño, la pasión de Zinsendorf fue extraordinaria. A los 10 años de edad fundó un club con sus amiguitos. Este club fue llamado “La orden de la semilla de mostaza”; y tenía como objetivo la piedad personal, la ayuda a damnificados, la unidad cristiana y la evangelización del mundo. Zinsendorf llegó a visitar el Caribe e inspiró en muchos una gran preocupación por las personas necesitadas de Cristo. Muchos de los que fueron inspirados por Zinsendorf llegaron a establecer obra evangélica en el Caribe, en la India, en la Guyana Holandesa, en los EEUU, en Nicaragua.

OREMOS por los niños y adolescentes que sean protegidos de las influencias del humanismo, de la rebelión, de los valores anti-cristianos. Que sean protegidas sus vidas, sus almas.
OREMOS para que en las iglesias los niños encuentren amigos sanos y padres que los aman y los guíen por los caminos de la Verdad.
OREMOS por las familias. Que la familia sea fortalecida con los valores cristianos. Que los adultos sean un ejemplo que impacta las vidas de los niños y adolescentes para vida.
OREMOS para que en las iglesias se esablezcan (o se fortalezcan) planes/procesos sólidos y sanos de discipulado de niños y adolescentes.
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