lunes, 29 de octubre de 2018

¿Cómo vivir iglesia dinámica?


"Ahora bien, mis hermanos, hagamos un resumen. Cuando se reúnan, uno de ustedes cantará, otro enseñará, otro contará alguna revelación especial que Dios le haya dado, otro hablará en lenguas y otro interpretará lo que se dice. Pero cada cosa que se haga debe fortalecer a cada uno de ustedes" (1Cor.14:26) NTV

"Así que aliéntense y edifíquense unos a otros, tal como ya lo hacen" (1Tes.5:11) NTV

¿Cómo podemos tener una iglesia viva que edifica a sus miembros, que crece y que es de impacto en la sociedad? Esta es una pregunta sincera, totalmente válida y llama a la reflexión. Tratamos por todos los medios de obtener una respuesta a esta pregunta. Por eso buscamos en libros, en conferencias y en modelos de iglesias aparentemente exitosas, mayormente en iglesias grandes, la respuesta al misterio de cómo vivir iglesia.

Frecuentemente pensamos que si tenemos un grupo de alabanza profesional, un edificio propio con su respectivo parqueadero para los autos de los asistentes, programas y grupos de ministerio de todo tipo, luces laser y humo, ujieres uniformados, etc., todo eso va a edificar la iglesia y la llevará al crecimiento tan deseado. Aclaro: no pienso que haya algo malo en tener todo eso si se dan las posibilidades, si eso es una preferencia, si el tamaño de la congregación lo permite. Sin embargo, ¿será que todo eso es lo que se necesita para tener una iglesia que vive iglesia con entusiasmo, con pasión cristiana y donde se cumple el mandato de Cristo de hacer discípulos? ¿Y qué de las congregaciones que no se pueden dar el lujo de tener todo eso? ¿Qué es lo que de verdad importa?

Pues si usted es un pastor de una iglesia de unos 50 a 100 miembros, seguro que se siente frustrado por no poder ofrecer todo ese tipo de cosas, algunas de ellas muy fascinantes, que parecen ser en algunos casos la solución al misterio de vivir iglesia. Bueno, primero recordemos que las iglesias que tienen todo eso no llegaron a tener eso en el primer día. Muchos de ellos comenzaron a ser iglesia siendo un grupo pequeño y haciendo cosas muy simples para vivir iglesia y cumplir con el llamado de Dios. Con el tiempo fueron creciendo y fueron añadiendo cosas y programas a la vida de la iglesia con la sincera intención de satisfacer ciertas necesidades de la congregación y edificar la iglesia. Sin embargo, no creo que todas esas cosas que ahora han implementado sean las indispensables y las necesarias para vivir iglesia, para satisfacer las necesidades de la gente, y para ser una iglesia sana que se multiplica y que cumple con la 'Tarea Encomendada' por Jesús.

Propongo que no compliquemos el ministerio en la iglesia y la manera de cómo vivir iglesia, iglesia que cumple con el mandato de Cristo. Recordemos que en los últimos tiempos nos vienen enseñando y recordando que una de las claves para vivir iglesia son los grupos pequeños, células, reuniones hogareñas, iglesia en casas o cómo sea que las queramos llamar - un principio que aprendemos de la primer iglesia en Jerusalén y en el libro de los hechos. Esto es porque allí en el grupo pequeño de verdad ocurre eficazmente la mutua edificación, el acompañamiento directo, la rendición de cuentas, la práctica natural de los dones espirituales, el evangelismo eficaz, el ministerio de los unos para con los otros, etc. Si su grupo o congregación es pequeño, entonces debería buscar cómo desarrollar la dinámica sana de un grupo pequeño fortaleciendo aspectos como las amistades, el relacionamiento sano, el sano rendir cuentas el uno al otro, las enseñanzas sanas y prácticas, la hospitalidad, el cuidado del necesitado, etc. En ese caso no hay que pensar en programas complicados ni en estructuras gigantes ni en gastar dinero por cosas que no son del todo necesarias para vivir iglesia. La dinámica de vivir iglesia como lo propone el apóstol Pablo en 1Cor.14:26 no requiere de estructuras complicadas. La dinámica del ministerio y el servicio de los unos para con los otros, cómo la Biblia lo propone, funciona mejor en grupos pequeños y puede llevarse a cabo en cualquier lugar.

La cita en 1Cor.14:26 nos da una dirección acerca de la posible dinámica de una congregación que vive iglesia. Los detalles en la práctica los debe experimentar y ajustar cada grupo pequeño y ver cómo lleva a la práctica el ministerio de los unos para con los otros para que ocurra edificación, fortalecimiento de la fe, acompañamiento, consejería, enseñanza, el uso equilibrado de los dones, la preocupación por el necesitado, etc. NOTA: Este principio lo debe igualmente considerar una iglesia grande y cómo es que puede y va a implementar esta dinámica y dar libertad para que se pueda vivir iglesia como el apóstol Pablo lo propone y ver los resultados que la Biblia espera que se den.

Al final TODA LA IGLESIA debe estar involucrada en la obra del ministerio - solo así hay crecimiento sano (Ef.4:11-16). Esta verdad la deben considerar todas las iglesias, ya sean pequeñas o grandes. La iglesia es el cuerpo de Cristo y cada miembro es importante y debe estar presto a servir con los dones que Dios le da. Consideremos los siguientes puntos:
  • Cada creyente tiene dones que Dios le ha dado. Y Dios espera que cada uno sirva a la iglesia y al mundo con sus dones. Todo creyente es parte del cuerpo y tiene una función específica (1Cor.12 / Rom.12 / Ef.4).
  • Cada creyente debe ser capacitado / entrenado / formado para que pueda hacer la obra del ministerio con excelencia a la cual Dios lo/la llamó (Ef.2:10).
  • La dinámica del ministerio de los unos para con los otros debe llevar a la edificación y al fortalecimiento de la fe en Cristo de la iglesia (no estamos jugando a la religión) - JUNTOS ayudándonos a cambiar a la imagen de Cristo; JUNTOS aportando para que crezcamos para no ser arrastrados por doctrinas falsas; JUNTOS crecemos para aprender a distinguir entre lo bueno y lo malo. CADA CREYENTE al cumplir con su función específica ayuda al desarrollo de los demás para ver una congregación que vive iglesia sana y llena de amor (1Cor.14:26 / 1Tes.5:11 / Hebr.10:25 / Hebr.5:11-14 / Ef.4:11-16).
  • Todo debe hacerse en orden (1Cor.14:26-33.40 / Rom.13:13 / Col.2:5 / Tit.1:5)
"Ahora bien, Cristo dio los siguientes dones a la iglesia: los apóstoles,  los profetas, los evangelistas, y los pastores y maestros. Ellos tienen la responsabilidad de preparar al pueblo de Dios  para que lleve a cabo la obra de Dios y edifique la iglesia, es decir, el  cuerpo de Cristo. Ese proceso continuará hasta que todos alcancemos tal unidad  en nuestra fe y conocimiento del Hijo de Dios que seamos maduros en  el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de  Cristo. Entonces ya no seremos inmaduros como los niños. No seremos arrastrados de un lado a otro ni empujados por cualquier corriente de nuevas enseñanzas. No nos dejaremos llevar por personas  que intenten engañarnos con mentiras tan hábiles que parezcan la  verdad. En cambio, hablaremos la verdad con amor y así creceremos en todo sentido hasta parecernos más y más a Cristo, quien es la  cabeza de su cuerpo, que es la iglesia. Él hace que todo el cuerpo encaje perfectamente. Y cada  parte, al cumplir con su función específica, ayuda a que las demás se  desarrollen, y entonces todo el cuerpo crece y está sano y lleno de  amor" (Ef.4:11-16) NTV

martes, 23 de octubre de 2018

Contando números vs midiendo impacto


“. . .  ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos, pero tus discípulos no ayunan? Y Jesús les dijo: ¿Acaso los acompañantes del novio pueden estar de luto mientras el novio está con ellos? Pero vendrán días cuando el novio les será quitado, y entonces ayunarán. Y nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo; porque el remiendo al encogerse tira del vestido y se produce una rotura peor. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces los odres se revientan, el vino se derrama y los odres se pierden; sino que se echa vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan” (Mt.9:14-17) LBLA

¿Cómo afecta nuestra manera de pensar nuestro llamado y el cumplimiento de la tarea encomendada? ¿Será que un cambio de ciertas maneras de pensar acerca de la iglesia puede llevarnos a tener más impacto en nuestra comunidad de hoy día?
Como sea, estamos llamados a renovar nuestra mente de manera constante ya que la manera de pensar afecta nuestro estilo de vida y la manera cómo hacemos las cosas: 2Cor.10:3-5 / Rom.12.1-2 / Rom.13:14 / Ef.4:22-24 / Col.1:21 / Col.3:10

Hoy en día nos gusta medir lo que pasa en y a través de la iglesia en números de asistentes, en los programas que se llevan a cabo, el edificio en el que se llevan a cabo todas las actividades de la iglesia, etc. Esto lleva fácilmente a que nos comparemos el uno con el otro, empleándonos a nosotros mismos como estándar de medición (2Cor.10:12). Sin duda puede llevar este tipo de medición a actitudes de orgullo, a elogio personal, a jactancia y al desprecio de otros ministerios (2Cor.10:15-18).

Jesús estaba interesado en formar a los discípulos para ser obreros en la cosecha (Mt.4:19). Él no se dejó impresionar ni distraer por los números de personas que lo seguían comparando el número con los que seguían a los religiosos de aquel entonces (Jn.6). De hecho, en una ocasión, después de una enseñanza que no gustó mucho, multitudes lo abandonaron. Eso no lo estresó para nada. Jesús buscaba otros valores.

¿Cómo entonces podemos o debemos medir el estado de nuestras iglesias? ¿Se mide el estado de la iglesia por los números de asistentes, por el presupuesto, por las edificaciones, por los programas, por el equipo de sonido, por el grupo de alabanza, por las luces, por el humo, por la pantalla, por …?
¿O será que nos ayudaría si nos concentramos y enfocamos en lo esencial del ministerio eclesial, en vez de estar excesivamente preocupados por perfeccionar cosas externas? ¿Será que vivimos ahora en un tiempo en el que debemos medir el éxito de la iglesia de manera diferente y más bien evaluar su impacto en la comunidad y en cómo ésta transforma a su comunidad?

¿Será que es el tiempo para que revisemos profundamente si el ministerio de la iglesia está cumpliendo con la ‘Tarea Encomendada’ por Jesús, como por ejemplo: haciendo discípulos que discipulan (Mt.28:18-20); ayudando a que matrimonios en crisis sean reparados; contribuyendo que relaciones interpersonales mejoren; entrenando a todo creyente en la iglesia para la obra del ministerio en el entorno en el que Dios los ha colocado; cuidando que la gente en la iglesia esté creciendo en la fe y en un estilo de vida que glorifica a Dios, trabajando para que los aun no-alcanzados con el Evangelio de Jesucristo sean alcanzados?

La pregunta de cuán grande es su iglesia sigue siendo interesante, pero no puede ser la manera cómo medimos el impacto, la salud y la relevancia de la iglesia.

Si queremos ser la luz y la sal, cómo Jesús dice que lo somos, entonces debemos constantemente revisar las maneras cómo hacemos el ministerio y si éste está cumpliendo la obtención de los resultados que Jesús espera que logremos – hacer discípulos a todas las naciones (Mt.28:18-20 / Mt.24:14).
Cómo alguien dijo: ‘No podemos seguir haciendo las mismas cosas de la misma manera y esperar resultados diferentes’. Esto lo debemos considerar especialmente si lo que hemos estado haciendo ya no sirve el propósito y no obtiene los resultados que Dios quiere que se obtengan. Tampoco vamos a avanzar mucho si solo estamos copiando métodos, programas, tácticas que otros están usando y que parecen tener éxito.

La iglesia de hoy día requiere de una nueva manera de pensar acerca del ministerio y de la tarea que se le ha encomendado (Rom.12:1-3 / 2Cor.10:3-6). No se trata de tirar por la borda todo lo viejo. Es verdad, debemos determinar lo que no se puede cambiar (valores, principios, doctrinas), luego evaluar las maneras, métodos, estilos y su efectividad, y luego considerar los cambios necesarios.
Los odres deben ser los correctos para poder hacer la obra y cumplir con el llamado de Dios. Hay odres que no solo no ayudan sino que son impedimentos y peligrosos. La pelea por preservar los odres viejos se torna frecuentemente en una herramienta del diablo para frenar la obra de Dios (Mt.9:10-17).
Aunque un odre haya funcionado bien en el pasado llega el tiempo cuando hay que cambiarlo para poder armar el futuro fructífero. Sin embargo, hay que examinar bien cuáles son los odres correctos para la ejecución de la comisión.

Todo cambio puede ser incómodo y requiere de energía, tiempo y dedicación comprometida. Además, cada cambio requiere que desechemos algo que pudo haber sido funcional en un pasado, pero que ahora no sirve. Un cambio de pensamiento (cambio de paradigma) también requiere que abracemos un nuevo pensamiento, que aceptemos un nuevo odre, y que procedamos con sabiduría al implementarlo en la vida diaria de la iglesia.

Para recoger la cosecha que Dios quiere que se recoja en estos tiempos es importante y necesario que adoptemos una visión clara de lo que Dios espera de nosotros y de la iglesia y que optemos por maneras de pensar y de hacer las cosas que de verdad benefician la obra de Dios.
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viernes, 12 de octubre de 2018

¿Cómo están nuestros oídos?



"Pues Dios habla una y otra vez, aunque la gente no lo reconozca" (Job 33:14) NTV - Leer todo Job 33

"»¡Oh, Jerusalén, Jerusalén, la ciudad que mata a los profetas y apedrea a los mensajeros de Dios! Cuántas veces quise juntar a tus hijos como la gallina protege a sus pollitos debajo de sus alas, pero no me dejaste" (Lc.13:34) NTV

"Pues llegará el tiempo en que la gente no escuchará más la sólida y sana enseñanza. Seguirán sus propios deseos y buscarán maestros que les digan lo que sus oídos se mueren por oír. Rechazarán la verdad e irán tras de mitos" (2Tim.4:3-4) NTV

  • PARA SER BUENOS OIDORES de la voz de Dios debemos prestar atención a Su Palabra (Lc.11:31 / Ecl.5:1 / Hebr.5:11). Debemos ser gente rápida para escuchar y lentos para hablar (Stg.1:19). María se sentó a los pies de Jesús para escuchar Sus enseñanzas y Jesús alabó su actitud (Lc.10:39). Tener sincero interés (hambre) por escuchar la Palabra de Dios lleva a que finalmente escuchemos el mensaje de Dios, aquel mensaje que trae verdadera salvación (Hch.10:33 / Hch.13:42-43 / Hch.7:51-54).
  • HAY COSAS QUE TAPAN LOS OÍDOS espirituales - por ejemplo: Dejarse llevar por los propios deseos y buscar que estos sean satisfechos a nuestra manera (2Tim.4:3-4 / Jer.7:23-24). Negarse (Excusarse, evadir - Lc.14:18-19) el escuchar la Palabra de Dios porque hay otros intereses que predominan (Hebr.12:25 / Lc.13:34 / Lc.15:28 / Sal.81:11 / Jer.44:4-6 / Zac.1:4 / Mt.22:3 / Hch.3:14-15). Preferir las cosas malvadas y la mentira - esto inhabilita el escuchar la verdad de Dios. Amar más la oscuridad que la luz (Jn.8:43-44 / Jn.3:19 / Prov.1:24-30). Odiar el conocimiento de Dios y no temer a Dios (Prov.1:29). Tener un corazón endurecido; el corazón se ha hecho insensible por preferir los deseos pecaminosos y por apartarse voluntariosamente de la verdad siguiendo mitos  - (tienen dificulta en recibir y comprender) (Mt.13:15 / Jn.8:43-44 / Hch.7:57).

"Entonces se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»" (Lc.24:32) NTV

"Inclina mi corazón a tus testimonios y no a la ganancia deshonesta" (Sal.119:36) LBLA

martes, 2 de octubre de 2018

Jesús dijo: 'Tienen que nacer de nuevo'



"Respondió Jesús y le dijo: En verdad, en verdad te digo que el que no nace  de nuevo no puede ver el reino de Dios" (Jn.3:3) LBLA

"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es ; las cosas viejas  pasaron; he aquí, son hechas nuevas" (2Cor.5:17) LBLA

Celebramos que la salvación que se nos ofrece por parte de Dios es totalmente una obra de Dios, una acción divina de misericordia y de amor para la redención de los humanos (Jn.3:16). No aportamos nada a ella con nuestras buenas obras (Ef.2:1-10). Jesús es el sustituto quien pagó por nuestros pecados. La salvación se nos ofrece como un regalo no merecido (Ef.2:4-5).
La respuesta humana adecuada a ese regalo es el arrepentimiento sincero por haberse rebelado contra Dios y la aceptación del mismo mediante la fe en Jesucristo el Salvador y Señor (1Pe.1:3 / 2Tes.2:13-14 / Hch.13:48 / Hch.15:9 / Ef.2:8).  
Una vez que nos acerquemos a Dios mediante Jesucristo 'nacemos de nuevo', la vieja vida ha pasado y una nueva vida ha comenzado (2Cor.5:17). El milagro del nacimiento de nuevo ocurre por medio de la Palabra de Dios que obra en nosotros, junto con el Espíritu Santo (Jn.3). El nuevo nacimiento es obra divina. Santiago lo describe de la siguiente manera: 'Él, por su propia voluntad, nos hizo nacer de nuevo por medio de la palabra de verdad que nos dio y, de toda la creación, nosotros llegamos a ser su valiosa posesión' (Stg.1:18.21) NTV (Jn.1:13 / 1Pe.1:23 / 2Tim.3:15).

Una vez que hemos entendido y respondido a estas maravillosas verdades, experimentamos el milagro interno llamado el 'nuevo nacimiento'. Esta verdad maravillosa nos debe llevar a presentar fielmente el evangelio. Las verdades del Evangelio deben permanecer puras y sin compromisos para que aquellos que las escuchan y responden debidamente, de hecho, “nazcan de lo alto” por el Espíritu de Dios (Jn.3:6 / Ef.1:13). Los cristianos no deben ser personas que simplemente han cambiado su opinión acerca de Dios o que simplemente sienten pena por sus pecados. Más bien, están destinadas a ser personas tan cambiadas por el Espíritu Santo que se puede decir que han "nacido de nuevo". ¿Qué ocurre cuando una persona nace de nuevo?
  • Ahora hay nuevos deseos y una nueva fuerza que nos mueve (Rom.8:9 / Gal.5:17 / 1Jn.3:9 / Col.2:11)
  • Llegamos a ser el templo del Espíritu Santo - El Espíritu Santo habita ahora en el creyente (1Cor.3:16 / 1Cor.6:19). Somos hijos de Dios (Jn.1).
  • Tenemos ahora una nueva mente enfocada en las cosas de Dios (Rom.8:6 / Gal.5:17).
  • Aunque seguimos con la libertad de decidir entre el bien y el mal, el Espíritu Santo ha puesto una nueva mente y un nuevo corazón en nosotros, a tal punto que ahora odiamos lo que hacíamos en el pasado y deseamos lo de Dios (Hebr.10:16 / Jer.31:33 / 1Jn.3:9-10 / 1Jn.5:18).
  • Un creciente amor por Dios y por el prójimo se manifiesta en el nacido de nuevo (1Jn.4:7 / 1Jn.5:1).
  • Un creciente amor por la Palabra de Dios (1Pe.2:1-3 / Sal.19:7-10 / Hebr.5:12-13).
"En presencia de Dios y de Cristo Jesús - quien un día juzgará a los vivos y a  los muertos cuando venga para establecer su reino - te pido  encarecidamente: predica la palabra de Dios. Mantente preparado, sea o no el tiempo  oportuno. Corrige, reprende y anima a tu gente con paciencia y buena  enseñanza" (2Tim.4:1-2) NTV