jueves, 11 de enero de 2018

La importancia de una buena dieta

Frecuentemente estamos muy preocupados por la dieta y lo que comemos para así tratar de vernos bien, sentirnos bien, permanecer saludables y vivir largos años. Por eso cuidamos lo que comemos y tomamos. Invertimos dinero para obtener la comida, los minerales y las vitaminas que creemos que nos van a mantener saludables y fuertes. Y no es del todo malo que cuidemos de manera correcta nuestro cuerpo. Sin embargo, hay otra dieta que debemos cuidar – y ésta sí que es importante para la vida en la tierra como para la eternidad. Es la dieta espiritual con la que alimentamos nuestra alma y nuestro espíritu – se trata de la dieta que da vida vs la dieta cuyo final es la muerte.


Aquí algunas verdades bíblicas a tener en cuenta relacionadas con este tema (Muchos de los puntos acá mencionados son el resultado de un devocional compartido en el retiro de pastores de Igl4-Esp. en Chinchon por Fernando Ecija Jiménez, líder nacional de la Iglesia Cuadrangular en España, que me inspiró a meditar sobre el tema):

  • No se trata de comer nuestra dieta o cualquier dieta – no toda dieta, aunque nos parezca buena, es de verdad buena. Se trata de comer la dieta que Dios quiere que comamos. Hay una dieta que lleva a la vida y una dieta que lleva a la muerte (Gn.2:16-17 / Sal.1:1-3). Además recuerde que el diablo siempre estará pendiente de ofrecernos otro alimento – él ofrece el alimento que promueve la duda, la vida desordenada, la rebelión contra Dios, la desnutrición espiritual y la muerte (Gn.3:1s / Jn.8:44).
  • Jesús quiere ser nuestra dieta. Jesús es el verdadero pan de vida que desciende del cielo y da vida al mundo (Jn.6:32-36.48-58). Comer el pan de vida es creer en Jesús y en Su Palabra y obedecerla (Jn.6:35-36 / 1Jn.1:1-2 / Jn.8:31 / Ef.3:17). Debemos alimentarnos de Cristo y del conocimiento de Dios (Jn.6:57 / Jn.15:4-5 / Sal.1:1-3 / 1Jn.3:24). Jesús dijo que su alimento es hacer la voluntad de Dios – igual debe ser nuestro alimento el obedecer los mandamientos de Cristo.
  • Cuando celebramos la Santa Cena estamos recordando que Cristo es la dieta que da vida (1Cor.11:23-27) – no hay otro nombre en el cual podamos tener salvación. Comer a Jesús es buscar a Dios y Su Verdad; es obedecer Sus mandamientos (Sal.22:26 / Prov.9:5 / Mt.28:18-20).
  • No busquemos vida en el lugar equivocado y no paguemos por aquello que no alimenta de verdad (Is.55:1-3 / Is.44:20). Cuidado con alimentarse con lo que no satisface – Hay muchas ofertas que solo producen vacío, desesperación, frustración (Os.12:1 / Lc.15:15-16 / Rom.10:2-3 / Filp.3.4-7 / Hebr.13:9). Hay cosas que simplemente no debemos comer.
  • Debemos desear y pedir a gritos el alimento espiritual que da vida y que contribuye al verdadero crecimiento espiritual (1Pe2:2). Además debemos deleitarnos y meditar de día y de noche en la Palabra de Dios, la cual es verdadero alimento (Sal.1:1). Busquemos alimentarnos con alimento sólido – comer a Jesús de Nazaret (Hebr.5:12-13 / 1Cor.3:1-3).
  • En ese orden de ideas también es importante que aquellos que predicamos la Palabra de Dios desde los púlpitos en las iglesias y en otro tipo de reuniones alimentemos a la iglesia con la Palabra de Dios y no con mitos y leyendas (2Tim.4:1-5)

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