miércoles, 12 de julio de 2023

¿vaciar la cruz de Cristo de su poder?

 

  “Pues Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar el evangelio, y eso sin discursos de sabiduría humana, para que la cruz de Cristo no perdiera su eficacia (1Cor.1:17) NVI.

¿Qué valor tiene la cruz para usted? ¿Es ella un pendiente, un amuleto, una moda, un adorno, un logo o una decoración? ¿Qué pasaría si al cristianismo le quitamos la cruz para no ofender o incomodar a la gente? ¿Por qué teme el apóstol Pablo que la cruz de Cristo pierda su eficacia o sea vaciada de su poder? Veamos algunas verdades que nos enseña la Biblia al respecto:

[1] La cruz pierde su eficacia cuando enseñamos diciendo que las buenas obras son necesarias para nuestra salvación. Pablo dice: “Amados hermanos, si yo todavía predicara que ustedes deben circuncidarse —como algunos dicen que hago—, ¿por qué, entonces, aún se me persigue? Si ya no predicara que la salvación es por medio de la cruz de Cristo, nadie se ofendería” (Gal.5:11) NTV. Como humanos queremos lucir por naturaleza con nuestras obras y nos sentimos ofendidos cuando nos dicen que no tenemos nada que sea de valor para ofrecerlo y ser aceptados delante de Dios —ningún título, ningún ministerio, ninguna posición social, ninguna ofrenda (dádiva), ninguna buena obra, nada. Lo único que tenemos para presentar es un paquete de pecados —y la paga por este es la muerte (Rom.6:23). Si decimos que alguna de las cosas arriba mencionadas son necesarias o que aportan algo para recibir la salvación, entonces le estamos quitando la fuerza y el valor a la cruz de Cristo (Gal.5:11 / Ef.2:8-9 / Rom.3:28). La cruz expone nuestra incapacidad para salvarnos, expone lo tan pecadores que somos y la necesidad de humillarnos ante Dios. También revela el amor y el gran esfuerzo divino por redimirnos (Jn.3:16). Gracias a Dios por Su misericordia y por el perdón de los pecados en Cristo.

[2] La cruz de Cristo es desprestigiada si persistimos en decir que Jesús no pudo haber recibido el juicio (o castigo) por nuestros pecados. ¿Es posible que Dios Padre descargue el castigo que yo merezco sobre el Hijo libre de todo pecado? ¿Existe de verdad la ira de Dios? ¿Preferimos creer que Dios es un abuelito buena gente? Leemos en 1Tes.1:10: “También comentan cómo ustedes esperan con ansias la venida, desde el cielo, del Hijo de Dios, Jesús, a quien Dios levantó de los muertos. Él es quien nos rescató de los horrores del juicio venidero” NTV. Está claro, Dios castiga a los pecadores que no se arrepienten de sus pecados (Rom.1:18 / Rom.2:5 / Rom.3:5 / Ef.2:3 / Ef.5:6 / Mt.3:7 / Hebr.4:3 / Rom.9:22 / 1Tes.2:16 / Jn.3:36 / Apoc.14:8-11).
Notemos: es por medio de Su sangre derramada en la cruz que somos librados del castigo de Dios. Toda la ira de Dios por mis pecados fue descargada sobre Jesús en la cruz, y por eso, ahora, nos puede ofrecer la vida eterna. En la cruz se besan la ira de Dios y Su amor (Rom.5:9-11 / 1Tes.5:9 / Rom.6:23). Nosotros desprestigiamos la cruz si creemos que el amor de Dios está desligado de la ira y de la justicia de Dios.

[3] La cruz pierde su valor y deja de ser una ofensa si suponemos que todas las religiones nos llevan a Dios. En ninguna otra religión, fuera del Evangelio de Cristo, hay un líder o salvador libre de pecado, que haya dado su vida en rescate por otros, y resucitado de entre los muertos: “Por lo tanto, era necesario que en todo sentido él se hiciera semejante a nosotros, sus hermanos, para que fuera nuestro Sumo Sacerdote fiel y misericordioso, delante de Dios. Entonces podría ofrecer un sacrificio que quitaría los pecados del pueblo” (Hebr.2:17) NTV- (vea también Hebr.7:25-28). Jesús el Salvador muere recibiendo el castigo por nuestros pecados, resucita y nos provee la solución para el problema más grande que tenemos los humanos (Jn.3:16 / Jn.1:14 / Rom.5:10-11 / Rom.8:32). Muchas religiones demandan sacrificios de sangre, pero solo en el cristianismo encontramos el sacrificio válido para la reconciliación, el sacrificio del Hijo de Dios. Dios mismo nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo (2Cor.5:18-19 / 1Tim.1:15-16 / 1Cor.1:25). El sacrificio eternamente válido es el sacrificio del Sumo Sacerdote quien vive para siempre, quien es santo, irreprochable, puro, apartado de los pecadores y exaltado sobre los cielos (Hebr.7:25-28). “En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados” (1Jn.4:10) NTV. El cristianismo sin la cruz no sirve para nada.

[4] La cruz pierde su eficacia y su valor cuando pretendemos servir a Dios presentándonos como los especiales y robándole el protagonismo a Cristo el crucificado. Si alguien quiere jactarse, que se jacte solamente del Señor (1Cor.1:18-31). El mensaje de la cruz es lo que nos une como cristianos y lo que nos mantiene caminando en la dirección correcta. Ningún tipo de ministerio o de estilo ministerial o ciertos rituales o palabras ingeniosas pueden unirnos cómo lo hace la cruz “Pues Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar la Buena Noticia, y no con palabras ingeniosas, por temor a que la cruz de Cristo perdiera su poder” (1Cor.1:17) NTV - (1Cor.2:1,4,13 / 2Cor.4:2 / 2Pe.1:16 / Ef.2:13-14 / Rom.1:22 / Col.2:8). Dios no nos llamó a impresionar ni a atraer la mirada de la gente con nuestro estilo, carisma, ideas o discursos religiosos impresionantes, sino a predicar el mensaje de la cruz de Cristo que trae salvación verdadera y que nos da identidad y propósito que nos dirigen por el camino de la vida y la verdad (1Cor.2:1-5,22-24 / 1Cor.9:16). ¿Cuánto de lo que hacemos al congregarnos y al servir y predicar apunta hacia la cruz de Cristo? ¿De qué sirven las luces, el humo, los discursos impresionantes? ¿Nos llevan a la cruz? Ningún método ni palabras humanas han cambiado vidas como lo hace el mensaje de la cruz. Corrupción, muerte, pecado, enfermedad, sufrimientos, nada de ello puede ser conquistado sin la cruz de Cristo. La cruz expone el corazón pecaminoso, egoísta y altivo de los humanos y nos lleva a humillarnos y a depender de Dios, quien nos da las fuerzas para agradarle en verdadera adoración (Rom.1:16 / Ef.2:8-9 / Gal.6:14-15 / 2Cor.5:17 / Rom.12:1-2 / Rom.6).

«Ahora bien, como a aquellos sacerdotes la muerte les impedía seguir ejerciendo sus funciones, ha habido muchos de ellos; pero, como Jesús permanece para siempre, su sacerdocio es imperecedero. Por eso también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos. Nos convenía tener un sumo sacerdote así: santo, irreprochable, puro, apartado de los pecadores y exaltado sobre los cielos. A diferencia de los otros sumos sacerdotes, él no tiene que ofrecer sacrificios día tras día, primero por sus propios pecados y luego por los del pueblo; porque él ofreció el sacrificio una sola vez y para siempre cuando se ofreció a sí mismo. De hecho, la ley designa como sumos sacerdotes a hombres débiles; pero el juramento, posterior a la ley, designa al Hijo, quien ha sido hecho perfecto para siempre.» 

(Hebr.‭7:23-28‬) ‭NVI‬‬.

Reflexión:

[1] ¿Cuál es la lección más importante que ha aprendido al estudiar este mensaje?

[2] ¿Cuál es el área en su vida que requiere ahora de trabajo, de cambios, de atención? Sea específico.

[3] ¿Qué pasos específicos va a dar para aplicar las lecciones aprendidas durante este mensaje? ¿Cuándo lo hará?

[4] Concluya sus reflexiones anotando una declaración de compromiso:

[5] ¿Cómo puede orar la iglesia (el grupo) por usted considerando las lecciones que aprendió?