lunes, 23 de noviembre de 2020

no permitas que cedamos ante la tentación

 

"Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno" (Mt.6:13) NVI.

Mantener el curso correcto en la vida es un desafío, no podemos ser ingenuos y pensar que no vamos a enfrentar momentos que nos pueden provocar a tomar un rumbo equivocado. ¿Pero de dónde vienen esas provocaciones? ¿Es el diablo el único o existen otros elementos que nos pueden incitar a tomar decisiones malas? 

No hay duda, a veces viene el ataque de personas. Hay pecadores, gente malintencionada que nos quiere engañar y llevar por caminos claramente identificados como de muerte. Esta es gente que se quiere aprovechar injustamente de otros, dan mal ejemplo, incitan al mal, gente que hace mucho daño al prójimo y también así misma (Prov.1:8-19 / Sal.1:1-3).  Ahí está la mujer inmoral que con palabras dulces seduce al falto de discernimiento hundiéndolo en pozos de amargura y de mucho dolor (Prov.5 / Prov.7:21-23). ¿Y qué decir de los falsos maestros que con ideas y enseñanzas malas engañan e invitan a estilos de vida errados y corrompidos (1Cor.15:30-34 / 2Tim.2:16-18 / 2Pe.2:2,18-20 / Mt.18:6-9 )? Asimismo hay gente bien intencionada, pero equivocada y falta de conocimiento de los propósitos de Dios, como en el caso de Pedro cuando quiso evitar que Cristo fuera a la cruz; es gente que no discierne los caminos de Dios y cuyos consejos son equivocados (Mt.16:21-28 / 2Sa.19:22 / Mt.10:34-39). ¿Y qué de aquellos cristianos que hacen halagos de sus libertades y hacen tropezar a otros (Rom.14:13,21)?

Otro enemigo es ese algo en nosotros que constantemente nos está jalando o empujando a tomar decisiones equivocadas; estoy pensando en lo que la Biblia llama los deseos pecaminosos. Si estos no fueran un asunto tan serio -aún para los creyentes-, las tentaciones no serían tan peligrosas. Todos somos vulnerables porque todos tenemos aquellos puntos débiles, es ese viejo hombre que se corrompe según los deseos engañosos, es una fuerza que nos incita a violar las reglas de vida (Ef.4:22 / 1Pe.2:11 / Mr.4:19 / 1Tim.6:9 / Stg.4:1-3 / 1Pe.1:14 / 1Jn.2:16).

Y el diablo también juega un papel. Este anda como león rugiente buscando a quien devorar (1Pe.5:8 / Mt.13:39 / Lc.22:31 /  Ef.6:11 / Ef.4:27 / Job 1:8-11 / Job 2:3-6 / Apoc.12:10).

¿Y qué de Dios? ¿Cómo así que no nos metas en tentación? ¿Es que Dios tienta? Aclaremos, Dios no tienta a nadie ni nos incita a hacer el mal - Dios es bueno en todo y siempre es bueno (Stg.1:12-15). Pero la Biblia sí nos enseña que Dios nos puede someter a una cierta prueba o 'evaluación' para revelar nuestro corazón, nuestra entrega y fidelidad, y nuestra obediencia a Dios. Así lo hizo con Abraham (Gn.22:1 / Hebr.11:17) y con el pueblo de Israel (Ex.15:25-26 / Ex.16:4 / Dt.8:2 / Dt.13:3), y lo hace con nosotros (Prov.17:3 / 1Pe.1:7). Sin embargo, Dios nunca nos llama a tomar el rumbo equivocado. La prueba más bien muestra lo que ya existe. En el caso de Job notamos que lo que Dios conocía de este hombre iba a ser revelado a todo el mundo en medio de la prueba (Job 1). El diablo quería llevar a Job a la desgracia, pero Dios buscaba afirmar a Job en sus caminos caracterizados por el temor a Dios (1Cor.10:13 / 1Cor.7:5 / Stg.1:3-7,12).

El Espíritu Santo llevo a Jesús al desierto, pero fue el diablo quien buscaba la caída de Jesús. Padre quería más bien presentar al vencedor (Mt.4:1-11). Por eso oramos "líbranos del maligno"(Mt.6:13). El diablo es el acusador y calumniador y es él quien busca por todos los medios frustrar los planes de Dios (1Pe.5:8). 

Para que podamos resistir al diablo Dios nos da herramientas para defendernos contra toda acechanza del enemigo. Los siguientes puntos me parecen importantes y me han ayudado en el proceso de la resistencia al maligno: [1] Sometimiento a Dios y resistencia al diablo por medio de la Palabra de Dios (Stg.4:7). Jesús se sometió al Padre reconociendo y siguiendo la verdad de Dios; resistió al diablo declarando y ateniéndose a la Palabra de Dios para su situación particular (Mt.4:1-11). [2] No dar oportunidad al diablo evitando los caminos contrarios a lo que nos dice la Palabra de Dios (Ef.4:27) - que el maligno y su gente digan todo tipo de mal contra nosotros, pero que no encuentren ninguna evidencia, nuestro testimonio de vida es una defensa segura (1Pe.2:12 / 1Pe.3:16 / Mt.5:16. [3] Permanecer alertas y resistir firmes en la fe - creemos en la verdad de Dios; entendemos que somos pecadores redimidos por Su gracia; vivimos según Sus preceptos y amamos a Dios, aun si esto nos cuesta la vida (1Pe-5:8-9 / Apoc.12:9-11 / Ef.6:11-12). [4] Oramos que Dios no permita que cedamos a la tentación, que nos salve, nos libere, nos de una salida en cada tentación, nos preserve (mantenga a salvo) para que lleguemos bien a la meta (Mt.4:13 / Jn.17:15 / 2Tim.4:17-18 / 1Cor.10:13 / 2Cor.12:7-9 / 2Pe.2:9 / 1Jn.5:18-19 / Apoc.2:10 / Apoc.7:14-17 /  Prov.30:8).

Padre en el cielo, no permita que yo ceda ante la tentación. Aunque ésta trate de diferentes maneras desviar mi atención de Ti, no me deje a la deriva. Dame discernimiento y valor para tomar las decisiones correctas en todo tiempo (las decisiones correctas, aquellas que no son siempre populares, aquellas que a Ti te honran). Padre, que en toda tentación yo vea la salida y pueda resistir, salir victorioso y mantener el rumbo correcto. Nunca olvidaré que el que está en mi es mayor que el que está en el mundo - Tú siempre estas conmigo y nada me separará del amor de Cristo (1Jn.4:4 / Mt.28:20 / Rom.8:31-39). Líbrame de aquellas tentaciones que ponen en peligro mi fidelidad a Ti. Cuando vengan las pruebas, no permitas que ellas me aparten de ti, y líbrame del maligno.
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lunes, 16 de noviembre de 2020

perdona nuestros pecados (Mt.6:12)

 


"Perdona nuestros pecados, así como hemos perdonado a los que pecan contra nosotros. . . . Si perdonas a los que pecan contra ti, tu Padre celestial te perdonará a ti. Pero, si te niegas a perdonar a los demás, tu Padre no perdonará tus pecados" (Mt.6:12,14-15) NTV.

Esta petición que encontramos en el "Padre Nuestro" es probablemente la que más nos exige. Ésta trata de aquel asunto que afecta nuestra relación con Dios y con el prójimo. La Biblia es clara en decirnos que somos pecadores. Además, si queremos arreglar relaciones dañadas, entonces este asunto debe ser tratado sinceramente y sin disculpas. Pero, ¿tengo que admitir que soy pecador y que necesito ayuda  - ayuda más allá del pan diario? ¿Es esta oración para todos o solo para unos cuantos terribles (lea Lc.18:9-14)? 

¿Nuestros pecados? Pues así es. Todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios. No hay disculpa que valga. Como sea, tenemos que enfrentar esta realidad (Rom.3:10-19,23 / 1Jn.1:8-10). No damos en el blanco; fallamos en ser todo lo que debemos ser en la familia, en el trabajo, en la sociedad (Lc.15:18-21). De alguna manera quebrantamos la ley de Dios; constantemente traspasamos la linea que separa lo bueno de lo malo (Rom.5:14). A veces somos sorprendidos porque hemos bajado la guardia y caemos en la trampa (Gal.6:1 / Rom.11:11-12). 

"Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas; hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros" (Is.53:6) NTV. ¿O habrá alguien quien pueda decir que siempre cumplió a la perfección con todo lo que Dios pide? Si somos sinceros notamos que el pecado es un mal universal y todos estamos afectados (Gn.6:5 / Gn.8:21 / Mt.15:19 / Ef.2:1-3). Externamente podemos aparecer respetables, pero a los ojos de Dios todos necesitamos ayuda. Sí, esta oración es para todos los que entienden que son pecadores y desean ponerse a cuentas con Dios.

"El Padre celestial te perdonará a ti". La situación tiene salida. Jesús cuadró nuestra cuenta (Is.53:6). "La paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor" (Rom.6:23 / Jn.3:14-17 / Jn.5:24). Gracias a Dios que en el nombre de Jesucristo tenemos salvación; nuestra relación con Dios (Hch.4:12 / Hch.10:42-43 / Mt.1:21 / Jn.14:6 / 1Tim.2:5-6 / Apoc.7:9-10). Bien hacemos en arrepentirnos de nuestros pecados, volver a Dios, confesar nuestros pecados y recibir el perdón de nuestro Salvador y Señor y ser limpiados de toda maldad (1Jn.1:8-10).

Pero aguarde, ¿cómo así? ¿Que nos perdone como nosotros perdonamos a los que nos ofenden? ¿Cierto que esto suena a salvación por obras? Y esta obra es demasiado pedir. ¿Quién puede cumplir con esta demanda? Sinceramente, ninguno de los mandatos de Cristo los puedo cumplir cabalmente partiendo de mis propias fuerzas y buenas intenciones. ¿No dice La Biblia que "nadie llegará jamás a ser justo ante Dios por hacer lo que la ley manda"? (Rom.3:20) NTV. ¿Y no es que la salvación es por gracia cuando creemos en Jesucristo (Ef.2:1-10)? Siendo francos, nada de lo que se nos dice en el Sermón del Monte lo podemos cumplir con nuestras propias fuerzas, no importa cuánta energía invirtamos (Gal.2:16 / Gal.3:11 / Sal.142:2). ¿Qué nos está entonces diciendo Jesús acá en el "Padre-Nuestro"?

Primeramente noto que el apóstol Pablo no hacía lo que hizo en sus propias fuerzas. Él nos dice que lo que él es lo es por la gracia de Dios y, fue capacitado por la gracia para trabajar mucho (1Cor.15:19). Es la gracia de Dios la que lo hizo competente, capaz, suficiente para cumplir con el llamado de Dios (2Cor.3:5-6). Por la gracia y por el poder de Dios pudo servir a Dios anunciando la Buena Noticia (Ef.3:7). Dios le dio fuerzas para llevar a cabo el ministerio encomendado y hacerlo a la manera de Dios (1Tim.1:11-12 / Rom.15:18-19). Además, notemos lo que escribe el apóstol acerca de nosotros: "Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás" (Ef.2:10) NTV.

Además leemos en Rom.1:5: "Por medio de Cristo, Dios nos ha dado a nosotros, como apóstoles, la gracia y la autoridad de anunciar por todas partes a los gentiles lo que Dios ha hecho por ellos, a fin de que crean en él y lo obedezcan, lo cual dará gloria a su nombre" NTV. Él menciona que 'Dios ha dado' para que posteriormente podamos hacer. Después menciona primero creer y luego obedecer - se trata de la obediencia que procede de la fe. 

Nosotros podemos y debemos vivir una vida que marca la diferencia porque la gracia de Dios nos trae salvación y nos instruye, entrena, enseña, disciplina, fortalece, empodera para vivir de tal manera que le agrademos a Dios en un mundo malo - es desde el pozo de la gracia experimentada que somos avivados, energizados, capacitados,  impulsados, empoderados para vivir agradando a Dios (Tit.2:9-15 / 2Tim.2:1). Solo al estar conectados a la vid es que podemos producir buenos frutos; separados de Jesús no podemos hacer nada (Jn.15:5). Viviendo por el Espíritu es que somos capaces de dejar de seguir los malos deseos de la naturaleza humana y más bien producir el fruto del Espíritu (Gal.5:16-26). Como hijos nacidos de nuevo por el Espíritu nos enfocamos en los deseos del Espíritu y así podemos vivir conforme al Espíritu que vive en nosotros (Rom.8:1-14).

Regresemos ahora a nuestro texto en el "Padre-Nuestro" - "Si perdonas a los que pecan contra ti, tu Padre celestial te perdonará a ti". Creo que para entender mejor lo que Jesús nos enseña acá debemos mirar de cerca la parábola que aparece en Mt.18:21-35. Recordemos: El primer y grande deudor clama por misericordia al rey al cual le debía una suma que no podía pagar. El rey sintió lástima y le perdona toda la deuda - no demanda la reparación. Luego este deudor perdonado se encuentra con un compañero que le debía una suma irrisoria, nada comparable con lo que le había sido perdonado por el rey. Sin embargo, éste no tuvo lástima de su compañero y lo hizo pagar toda la deuda. Este suceso no queda en el secreto y el rey escucha lo que había sucedido. 

El hombre perdonado e incapaz de perdonar es confrontado por el rey y le dice: "¡Siervo malvado! Te perdoné esta tremenda deuda porque me lo rogaste. ¿No deberías haber tenido compasión de tu compañero así como yo tuve compasión de ti?" (Mt.18:32-33) NTV. Como perdonado debería haber perdonado, pero no lo hizo porque no consideró lo que se le había perdonado, eso le impidió/estorbó extender perdón. La compasión experimentada personalmente de alguna manera no generó compasión hacia otros. Lo que se siembra se siega. La consecuencia es la pérdida del perdón. Jesús termina esta parábola declarando: "Eso es lo que les hará mi Padre celestial a ustedes si se niegan a perdonar de corazón a sus hermanos" (Mt.18:35) NTV. 

Padre en el cielo nos perdona sobre la base de lo que Cristo ha hecho por nosotros. El no espera que perdonemos para poder perdonarnos, pero una vez perdonados no podemos dejar de perdonar a los que nos ofenden. El perdonar debe ser la lógica consecuencia de haber sido perdonados - como hijos de Dios tenemos la base para perdonar. Si no perdonamos sufriremos consecuencias (Ef.4:32 / Ef.5:1 / Gn.50:17-21 / Rom.12:20-21 / 2Cor.2:7-10 / Col.3:12-13). 

"Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te suceda algo peor" (Jn.5:14) NBLA. "Yo tampoco te condeno. Vete; y desde ahora no peques más" (Jn.8:11) NBLA. - 1Pe.2:1-5

Padre celestial, perdóname, tenga misericordia de mi, soy un pecador y necesito de Tu gracia. Gracias por Tu perdón. Hoy perdono a todos aquellos que me han herido o hecho mal - su deuda no se compara con la que me has perdonado. Soy Tu hijo y Tu me das la vida, la fuerza, las capacidades, la gracia para perdonar a todos los que me hieren, hablan mal de mi, cometen toda clase de mal contra mi o contra aquellos que amo; aunque repetidas veces lo tenga que hacer - les perdono. No quiero ser egocéntrico buscando el perdón tuyo y no querer dar perdón a otros - ayúdame a perdonar. Perdona mis pecados, yo perdono a los que pecan contra mi.

"Por el contrario, sean amables unos con otros, sean de buen corazón, y perdónense unos a otros, tal como Dios los ha perdonado a ustedes por medio de Cristo" (Ef.4:32) NTV.


viernes, 6 de noviembre de 2020

el pan de cada día

 "Danos hoy el alimento que necesitamos" (Mt.6:11) NTV

Esta oración, de manera sencilla, está pidiendo a Dios por la provisión diaria o por la provisión para el próximo día. No hay nada malo en pedir que Dios nos provea con lo necesario, de hecho, Jesús nos enseña a hacerlo. Sin embargo, es importante entender que esta petición nos está constantemente recordando que dependemos siempre de Dios, aun por las cosas básicas de la vida. Esta petición me recuerda que Él es mi proveedor y que podemos confiar en la ayuda de Dios día tras día.

Él es quien viste hermosamente las flores que hoy son y mañana ya no son; Él es quien se preocupa por alimentar a las aves que no plantan ni guardan en graneros. Padre en el cielo me cuida maravillosamente, igualmente lo hace con todos los que dependen de Él y confían en Él (Mt.6:25-34 / Lc.12:29-30 / Hebr.13:5-6). Claro, pedimos por la provisión diaria, pero oramos desde una posición de confianza en el Padre que está en el cielo, y no negamos la responsabilidad de trabajar diligentemente. Pedimos porque conocemos a nuestro buen Padre quien generosamente nos da todo lo que necesitamos (Mt.6:33).

Es el Señor quien nos guía, y aun en el desierto nos da el maná que requerimos para seguir adelante. Es verdad, no vivimos sólo de pan, sino de cada palabra que sale de la boca del Señor. Y precisamente, cuando pedimos por el pan diario, es que debemos recordar que dependemos de Él y que hacemos bien en poner atención obediente a cada palabra que sale de Su boca. Cuando andamos de la mano de Dios vamos a ver como Él nos lleva a buena tierra, con arroyos y lagunas, con fuentes de agua y manantiales que brotan a chorros de los valles y colinas y donde la tierra es fructífera (Dt.8:2-10). Qué equivocados podemos estar cuando olvidamos al Señor en nuestro diario vivir y si ponemos nuestra confianza y seguridad en nuestras propias fuerzas y energías (Dt.8:17). Sí, trabajamos y seremos diligentes en lo que requiere diligencia (Rom.12:11 / Prov.6:6-11 / 1Tes.4:11-12 / 1Tes.5:14), pero también entendemos que si Dios no edifica la casa, en vano trabajamos, y en vano nos levantamos de madrugada para conseguir preocupados el alimento. Dios da descanso a sus amados, y prospera nuestro camino (Sal.127:1-2 / Sal.3:5 / Sal.4:8 & Sal.1). Haremos planes, seguiremos adelante en los negocios, pero nunca haremos los planes sin Dios, no haremos alarde de nuestros propios planes ni nos jactamos de nuestras ideas, capacidades o fuerzas. Dios tiene el control, dependeremos de Él, y siempre confiaremos en Él (Stg.4:13-17 / Prov.27:1 / Lc.12:17-20). 'Padre en el cielo, danos el pan de cada día.'

EL ALIMENTO ESPIRITUAL:

También debemos desear y pedir a gritos el alimento espiritual que da vida y contribuye al verdadero crecimiento espiritual (1Pe2:1-3). Debemos deleitarnos y meditar de día y de noche en la Palabra de Dios, la cual es verdadero alimento (Sal.1:1-3). Como ya mencioné, Dios nos dice que el hombre no vive solo de pan, sino de cada Palabra que sale de la boca de Dios (Dt.8:3 / Mt.4:4).

Cuidado - existe un peligro. Podemos buscar alimento espiritual en el lugar equivocado. Muchas veces hasta estamos dispuestos a pagar mucho por aquello que no nos alimenta (Is.55:1-3 / Is.44:20). Hay cosas que no satisfacen ni alimentan - hay muchas ofertas que solo producen vacío, desesperación, frustración, desvío, destrucción (Os.12:1 / Lc.15:15-16 / Rom.10:2-3 / Filp.3.4-7 / Hebr.13:9). Hay cosas que simplemente no debemos comer. Sin embargo, hay una dieta que sí debemos cuidar - y ésta sí que es importante para la vida en la tierra como para la eternidad.  No se trata de comer nuestra dieta o cualquier dieta. Y aunque una dieta nos parezca buena, no quiere decir que es de verdad buena. Se trata de comer el pan que Dios quiere que comamos. Hay una dieta que lleva a la vida y una dieta que lleva a la muerte (Gn.2:16-17 / Sal.1:1-3).

Además, recuerde que el diablo siempre estará pendiente de ofrecernos otro alimento - él ofrece el alimento que promueve la duda, la vida desordenada, la rebelión contra Dios, la desnutrición espiritual y la muerte (Gn.3:1s / Jn.8:44).

Así que buscaré alimentarme con alimento sólido (Hebr.5:12-13 / 1Cor.3:1-3).

PADRE en el cielo, todos dependemos de Ti para recibir el alimento según nuestra necesidad. Tu provees y nosotros recogemos. Abres Tus manos para alimentarnos y quedamos sumamente satisfechos. Si Te alejas de nosotros entramos en pánico. Cuando nos quitas el aliento morimos. Cuando nos das aliento se genera la vida y la faz de la tierra se renueva (Sal.104:27-30). Tu rectitud es como las poderosas montañas, tu justicia, como la  profundidad de los océanos. Tú cuidas de la gente y de los animales  por igual, oh SEÑOR. ¡Qué precioso es tu amor inagotable, oh Dios! Todos los  seres humanos encuentran refugio a la sombra de tus alas. Los alimentas con la abundancia de tu propia casa y les permites beber del río de tus delicias. Pues tú eres la fuente de vida, la luz con la que vemos (Sal.36:5-9).

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lunes, 2 de noviembre de 2020

hágase Tu voluntad

 "Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo" (Mt.6:10 (NVI)

En un momento crucial, de mucho estrés y de gran relevancia en la historia, Jesús ora al Padre y dice: “Ahora Mi alma se ha angustiado; y ¿qué diré: “Padre, sálvame de esta hora”? Pero para esto he llegado a esta hora. Padre, glorifica Tu nombre»” (Jn.12:27-28) NBLA - (lea también - Mt.26:38-39 / Hebr.5:7).

En momentos de angustia es ‘lógico’ pensar en una oración que pida el rescate y el alivio pronto del dolor, del estrés, del peligro y de la adversidad. Sin embargo, Jesús, en tiempos de mucha angustia procede inmediatamente a alinear su oración con la voluntad y el propósito de Su Padre (Jn.12:27-28). Jesús no eleva su necesidad como prioridad de su oración sino el nombre de Dios Padre y Sus propósitos. Él quiere que el Padre en el cielo reciba la gloria final. Mientras Jesús pasaba por los momentos más oscuros de su vida terrenal, Dios Padre estaba completando la obra de salvación para toda la humanidad. En la hora más oscura de la estancia de Jesús sobre la tierra, el velo en el templo se rasgó y el camino al Padre fue liberado.

Jesús le enseñó a los discípulos, como también nos enseña a nosotros, a orar: “Padre nuestro que estás en los cielos, Santificado sea Tu nombre. - Venga Tu reino. Hágase Tu voluntad, Así en la tierra como en el cielo” (Mt.6:9-10) NBLA.

Orar de acuerdo a la voluntad de Dios nos lleva a orar con confianza y nos asegura una respuesta de Dios (1Jn.5:14-15 / 1Jn.3:22). La lectura de la Biblia es esencial para conocer la voluntad de Dios. Por eso podemos decir que una parte clave para orar bíblicamente tiene que ver con aceptar la Palabra de Dios (Jn.15:7 / Jos.1:8), y entender a la luz de la Palabra de Dios los tiempos y lo que Dios quiere hacer en cada situación (1Cron.12:32 / Mt.16:3 / Lc.12:56-57). 

Elías no oró por capricho para que dejase de llover por un tiempo. Elías discernió los tiempos; conocía el corazón de Dios y lo que había anunciado mucho antes. Él interpretó con la ayuda del Espíritu lo que Dios iba a hacer en ese momento y circunstancias, no usando versículos aislados y mal interpretados. Es entonces que este hombre común y corriente ora con autoridad, una autoridad no basada en títulos, trasfondos familiares especiales o palabras bonitas, sino basada en una vida vivida en la presencia de Dios - ya que separados de Dios nada podemos hacer (Stg.5:16-18 / 1Re.16:30-31,34 / 1Re.17:1 / 1Re.18:18,42-45). Elías, un hombre justo que aprendió a vivir en la presencia de Dios, ora de acuerdo a la Palabra de Dios pidiendo que Dios actúe de acuerdo a lo que había dicho - aunque eso no sea siempre popular (Dt.11:16-17). Elías buscaba un propósito más alto - que la gente que se había apartado de Dios se arrepintiera y volviera a Dios. Lea también Daniel en Dn.9:1-19.

‘La palabra de Dios es el alimento por el cual la oración es nutrida y hecha fuerte’ (E. M. Bounds).

El Espíritu Santo también nos ayuda cuando no sabemos cómo orar (Rom.8:26-27 / Ef.6:18 / Jud.1:20-21).

La oración enfocada en la Misión. Como líderes en una “Iglesia en Movimiento” necesitamos entender que nuestras oraciones deben ir más allá de un enfoque meramente centrado en las necesidades personales, en el aquí y ahora, en la conservación del status quo o en la bendición inmediata. Las oraciones deben crecer a un nivel más alto, a un nivel estratégico generado por una perspectiva eterna; ellas deben enfocarse en la Misión de Dios y su avance. El mantenerse enfocado en la Misión y en los propósitos de Dios, aun en tiempos de crisis y necesidad, ayuda a perseverar en el cumplimiento de ellos y a ver más allá del solo alivio de la tensión o de la necesidad presente. Nunca debemos olvidar que Dios puede más que solamente proveer para las necesidades actuales (2Re.3:5-18 / 1Re.3:11-13 / 1Re.17:13 / Ef.3:20 / Is.49:6 / Mt.6:31-34 / Jn.6:27).

En Hch.4:23-31 leemos acerca de la respuesta de los cristianos en un momento difícil. Ellos reconocen la situación difícil como algo que sí le puede ocurrir a los cristianos fieles. Pero ellos también reconocen la soberanía de Dios en los hechos vividos. Y rodeados de esas circunstancias el enfoque de su petición es en favor de la Misión. Ellos no oraron por un alivio de la persecución; tampoco oraron por la seguridad personal y familiar; tampoco oraron por provisión económica, sino por el avance del Reino de Dios. Es verdad que podemos orar por cosas personales; sin embargo, no limitemos el potencial de impacto.

En Mr.6:34-44 leemos acerca de Jesús y cómo él, en el desierto, alimentó a unos 5 mil hambrientos. Los discípulos estaban sinceramente preocupados por la multitud que no tenía qué comer. Además, se estaba haciendo tarde y la necesidad era grande. Los discípulos entonces se acercan a Jesús con la petición de que envíe a la gente a casa. Ellos querían solucionar la situación sin entender los propósitos más profundos de Jesús en esos momentos y circunstancias. ¿Cuántas veces nos parecemos a los discípulos?

En este orden de ideas, es bueno estudiar las oraciones del apóstol Pablo por las iglesias. El apóstol oraba por las iglesias enfocado en la Misión (Ef.1:15-23 / Ef.3:14-21 / Filp.1:3-11 / Col.1:3-14).

"Me deleito en hacer Tu voluntad, Dios mío; Tu ley está dentro de mi  corazón" (Sal.40:8) NBLA

"Mientras tanto, los discípulos le rogaban: «Rabí, come». Pero Él les dijo: «Yo tengo para comer una comida que ustedes no saben». Entonces los discípulos se decían entre sí: «¿Le habrá traído alguien de comer?». Jesús les dijo: «Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y llevar a cabo Su obra" (Jn.4:31-34) NBLA.

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