martes, 27 de octubre de 2020

venga tu reino, . . .

 


"... venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo" (Mt.6:10) NVI.

Dios creó la tierra y puso en ella a los humanos para que como administradores dependientes de Dios manejaran los asuntos de la tierra - al comienzo todo era bueno a los ojos de Dios (Gn.1:25,31). Sin embargo, pronto aparecen algunos cambios. Los humanos nos dejamos engañar por Satanás y desobedecemos los mandatos de Dios. Las consecuencias de la desobediencia no tardan. Satanás toma el control de este mundo (1Jn.5:19 / Lc.4:6); el ambiente se altera y la muerte, la enfermedad, la discordia, la pelea, la injusticia, el desorden, la inmoralidad ejercen ahora dominio (Gn.3:17-19 / Is.24:5-6 / Rom.8:20-21 / Ef.2:3). Y la tendencia común de los humanos es hacia el mal (Gn.6:5-8 / Mt.15:19 / Rom.1:28-32 / Rom.3:23).

¿Se echó todo a perder? Gracias al gran Rey hay una luz de esperanza. Dios va en busca de Adán y de Eva para ayudarles en su problema - el Reino de Dios pronto comienza a influir sobre los asuntos de la tierra (Gn.3:8-9). La lucha para rescatar y restaurar lo perdido ha comenzado - Dios lidera este proyecto. 

Aunque Satanás sigue robando, matando y destruyendo (Jn.10:10 / 1Pe.5:8), el gran Rey viene con poder y autoridad para entrar en la casa del fuerte y saquear sus bienes - gracias a Dios hay alguien quien se le opone al insubordinado, al enemigo, y lo enfrenta con eficacia (Jn.12:22-32 / Col.2:13-15). Jesús entra en escena y reprime el poder y la influencia de Satanás. Además, Él nos da a los que en Él creemos autoridad y por eso podemos resistir al diablo (1Pe.5:8) y detectar sus maquinaciones (1Cor.2:11). Finalmente el enemigo será vencido por completo por el gran Rey (Apoc.20:1-4) y, entonces habrá un nuevo cielo y una nueva tierra (Apoc.21:1).

El plan original acerca del ejercicio de autoridad delegada en la tierra a través de los humanos experimentó un golpe, pero Dios nunca dejó la tierra a la deriva, siempre fue y es el Rey soberano quien ejerció y ejerce influencia en su historia y en sus eventos (Sal.96:10-13 / Sal.145:11). Por un tiempo escogió influir en el mundo por medio de un pueblo - Israel. Para ello escogió primeramente a Abram (Gn.12:1-3) y en su momento al Rey David - a través de él vendría el Rey de reyes cuyo reino no tiene fin (1Cron17:10-15). El enfoque de reino que tenía Israel era muy limitado; solo se enfocaban en sí mismos, en lo terrenal y en el ahora (Hch.1:1-8). Dios, sin embargo, tiene una perspectiva mucho más amplia. Su panorama acerca del reino de Dios tiene dimensiones que incluye a todas las naciones y tiene aspectos espirituales trascendentes.

El plan sigue su desarrollo, de repente se escucha una voz que clama en el desierto: "Arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios, porque el reino del cielo está cerca" (Mt.3:1-2) - el reinado del Señor Dios sobre la gente y sobre el mundo que Él ha creado viene con poder. 

La expresión 'El Reino del Cielo' o 'El Reino de Dios' aparece frecuentemente en el Nuevo Testamento y es un tema central en el mensaje y ministerio de Jesús (Mr.1:14-15,38 / Lc.4:16-19,43 / Lc.8:1 / Mt.8:11). 

La segunda parte del versículo en mención (Mt.6:10) nos aclara lo que significa el Reino de Dios: 'hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo' - por eso podemos decir que el Reino de Dios es una sociedad donde la voluntad de Dios se cumple como se cumple en el cielo. Ese reino ya está entre nosotros (Lc.17:20-21 / Mt.12:28), pero el mundo está aun lejos de cumplir perfectamente la voluntad de Dios; la consumación del Reino está aun en el futuro; vivimos en una tensión entre el reino ya es, pero aun no lo es del todo (Mt.19:28 / Mr.10:30) - por eso oramos 'venga tu Reino' (Mt.6:10).

El Reino de Dios tiene que ver entonces con obedecer y someterse al Rey - tiene que ver con someter a Dios mi voluntad, mi corazón y toda mi vida. Aclaremos, no es un sometimiento que nace en la resignación ante un Dios lejano, desinteresado, que no cede y siempre gana. No, más bien nos sometemos por amor a un Padre que está en el cielo, que es bueno, que está cerca, quien es sabio, cuyos pensamientos son más altos que los nuestros, y en quien podemos confiar sin temor (Rom.8:32). Cuando vemos la cruz no podemos dudar del amor de Dios (Jn.3:16).

El reino se manifiesta liberándonos primeramente del poder de Satanás y reconciliándonos con Dios (2Cor.5:18-19 / Col.1:13-14) para vivir para la gloria de Dios (Ef.1:12). Como hijos de Dios somos cambiados a la imagen de Cristo (Gal.4:19 / Rom.12:1-2 / Mt.5 a Mt.7 - la ética del reino) y llamados a servirle motivados por amor (1Jn.4:7-11 / Jn.13:34-35 / 2Cor.8:8-9 / Ef.4:31-32), haciendo buenas obras que Dios dispuso de antemano (Ef.2:10 / Mt.5:16 / Col.1:10 / 2Tim.3:17 / Hebr.13:21). Como embajadores de Cristo y agentes de Su reino predicamos y enseñamos las verdades del reino con poder y autoridad, y oramos 'hágase tu voluntad Padre en la tierra como en el cielo' (Mt.28:18-20 / Hch.28:30-31 / Mt.10:8 / Lc.10:17 - compare con Gn.1:28 / Lc.5:17 / Hch.1:1 / Mt.16:18-19 / 1Cor.2:4-5). Con poder Jesús andaba sanando enfermos, liberando a los endemoniados, resucitando muertos (Mt.11:5 Lc.4:18-19). Jesús incluye a sus discípulos para acercar el reino a la gente otorgándoles autoridad para que hicieran lo mismo que Él hizo (Lc.10:1-24). 

Aguarde, hay un tema que debemos aclarar, ¿sanó Jesús a todos los enfermos en Israel? De todos los inválidos en Bethesda solo sanó a uno (Jn.5:2-9). Después de la ascensión de Jesús aun habían enfermos en Israel (Hch.3:2). La muerte no desparecerá sino hasta la Segunda venida de Jesucristo (Mt.24:3 / Lc.20:34-36). Estamos seguros, Su muerte en la cruz compró todo lo que Su reino provee para el cuerpo, el alma y el espíritu, la tierra y el mundo, etc. Sin embargo, toda esa provisión aun no se manifiesta completamente en la experiencia humana, no importando cuanta fe y autoridad tengamos en el Espíritu. Tenemos que entender que hay un período de espera hasta que la muerte definitivamente sea consumada (1Cor.15:26,54 / 2Cor.1:10 / Hebr.2:14-15 / Apoc.20:14 / Apoc.21:4). 

Notemos lo siguiente: Ya obtenemos el perdón completo y gratuito de Dios, pero todavía no hemos sido perfeccionados (Filp.3: 7-14). La victoria sobre la muerte ya es nuestra (1Cor.3:22), pero todavía tenemos luchas y también morimos (Filp.3:20-22 / Col.2:15 - 1Pe.5:8 / 1Tes.2:18 / Rom.6:14 - 1Jn.1:8). Ya hemos sido justificados y no enfrentamos condenación (Rom.8:1), pero aún hay un juicio futuro (2Cor.5:10). Hay provisiones que se desprenden de la cruz que podemos experimentar ahora, pero muchas veces son solo destellos y no siempre se manifiestan de la misma manera. Hay cosas que solo vamos a ver cuando Jesús regrese (Rom.8:23-25 / Rom.12:12 / Sal.37:7-9 / Hebr.6:12,15 / Hebr.10:36). Incluso el apóstol Pablo, bajo inspiración divina, no pudo comprender completamente el misterio de algunas de las acciones de Dios (Rom.9:6-33).

En una ocasión los discípulos no entendieron por qué no pudieron liberar a un endemoniado. La respuesta de Jesús fue que ese tipo de cosas solo pueden ser solucionadas por medio de oración (Mr.9:14-29). Es obvio que para tener un ministerio del reino efectivo la oración juega un papel muy importante (Lc.18:1 / Lc.5:16 / Mt.6:10 / Ex.32:7-14 / Nm.14:13-20 / 1Re.17 a 1Re.18). Por medio de la oración contribuimos y hacemos avanzar los asuntos del reino de Dios en la tierra. Así que, manos a la obra.

Algunas de las oraciones de reino apuntan hacia los siguientes temas: 

Es tu voluntad Padre que muchos lleguen al conocimiento de la verdad y sean salvos - 'hágase tu voluntad, Señor' (1Tim.2:1-4 / Lc.18:9-14 / Lc.10:2); es tu voluntad Padre equiparnos con el Espíritu Santo para que podamos servir con poder - 'hágase tu voluntad' (Lc.11:13 / Jn.16:5-15 / Hch.1:8); es tu voluntad Padre guiarnos por caminos correctos, tanto en mi vida personal como en el ministerio - 'hágese tu voluntad' (Mr.1:35-39); es tu voluntad Padre que yo persevere en medio de dificultades - 'hágase tu voluntad' (2Cor.1:11); es tu voluntad Padre que la iglesia sea valiente al predicar la Palabra de Dios con claridad, aun en medio de persecución - 'hágase tu voluntad, Señor' (Hch.4:31); es tu voluntad Padre que estemos alerta a los ataques del enemigo, le resistamos debidamente y salgamos victoriosos - 'hágase tu voluntad, Padre' (Ef.6:18-20 / 1Pe.5:8); es tu voluntad Padre que crezcamos en el conocimiento de Dios y Sus promesas, que cambiemos a la imagen de Dios - 'hágase tu voluntad, Señor' (Ef.1:15-23 / Ef.3:14-21 / Filp.1:9-11 / Gal.4:11); es tu voluntad Padre que las autoridades gobiernen buscando el bien del pueblo y que te honren a ti -'hágase tu voluntad, Señor' (1Tim.2:1-4 / Rom.13); es tu voluntad Padre que los líderes y la iglesia en general tengan puertas abiertas para hablar del misterioso plan acerca de Cristo - 'hágase tu voluntad, Señor' (Col.4:2-3 / Rom.15:30-32 / Ef.6:19 / Hebr.13:18-19).

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martes, 20 de octubre de 2020

Padre . . .

 


'Padre nuestro que estás en los cielos, Santificado sea Tu nombre" (Mt.6:9) (lea Mt.6:1-18).

Los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a orar. Es obvio que se habían dado cuenta que la vida de oración de Jesús era diferente a lo que conocían. Es que hay una manera incorrecta de orar y una correcta (Mt.6:5-6). Jesús entonces les presenta la oración o el bosquejo que encontramos en Mt.6:9-13 y en Lc.11:1-4. Aunque esta oración puede muy bien ser usada así como la encontramos para orar - siempre y cuando no se torne en una repetición vacía -, hacemos bien en verla también como un bosquejo, como una guía.

Que maravilloso es poder acercarme a ti Dios y entender que tu eres mi Padre. 'Padre nuestro' me anuncia inmediatamente la relación que tu Dios quieres tener conmigo y con aquellos que se acercan a ti. Tu eres el Padre que está en los cielos, tu estás por encima de todos y de todo, tu eres el único verdadero Dios. Si eres Padre, entonces tu también eres Dios cerca, Dios con nosotros (Mt.1:23). Eres el Padre de una gran familia (Jn.16:27). Qué privilegio ser miembro de esta familia. Es especial conocerte a ti Dios como el verdadero Padre eterno.

¿Qué clase de padre eres? Jesús nos dice que eres nuestro Padre en el cielo - Dios de amor y Dios santo, Dios majestuoso y lleno de poder. En tu santidad y majestad eres nuestro Padre. Por eso me acerco a ti con reverencia, admiración, temor y adoración. Llamarte Padre no me da el permiso para tratarte sin respeto o para vivir como quiera. Tu eres el Santo y yo soy llamado a honrar tu nombre - 'santificado sea tu nombre' (Mt.6:9 / Jn.5:23 / Jn.8:49 / Jn.15:8 / Rom.6:4).

Dios, cuando te llamo Padre siento confianza y seguridad. Padre, tu haces que el sol y la lluvia bendigan al malo y al bueno - mi Dios es generoso (Mt.5:45). Tu provees para los pájaros y para toda la naturaleza - cómo es que no vas a proveer para nosotros sus hijos (Mt.6:26,32 / Mt.10:29 / Jn.6:32). Tu das buenas dádivas a los que le piden. Cuando pedimos pan no nos das piedras - no eres tramposo (Mt.7:11). Tu te preocupas por los pequeños y despreciados - todos podemos acercarnos a Ti con confianza y seguridad (Mt.18:10-14). Solo Tu sabes cuándo es que regresa Cristo - los tiempos, también los míos, están en tus manos (Mt.24:36 / Hch.1:7). Tu me estás preparando una herencia en el cielo (Mt.25:34). Padre, Tu eres Dios perdonador - gracias por darme siempre nuevas oportunidades, me recibes con manos abiertas (Lc.15:21-22 / Lc.23:34). Tu levantas a los muertos - qué esperanza tenemos en Ti, aquí en esta tierra no termina todo (Jn.5:21). Eres un juez justo (Jn.8:16) y el buen maestro - enséñame a vivir de tal manera que te agrade a ti (Jn.8:28). Como Padre amoroso y verdaderamente interesado en mi bienestar me reprendes, me disciplinas, me corriges - gracias, tu quieres que viva y que participe de tu santidad. Padre me someto a ti al único verdadero Dios, dependo de ti (Hebr.12:3-17).

Así como Jesús estaba involucrado en el negocio de Su Padre, también yo quiero estar involucrado en ese negocio (Lc.2:49); así como tu Padre eres misericordioso, yo deseo aprender a ser misericordioso - aun con mis enemigos (Lc.6:35-36).

Padre en el cielo, oro por aquellos que aun no te conocen - que te conozcan y se enamoren de ti y de Jesucristo el Salvador. Oro por aquellos que no han tenido un padre terrenal bueno, y que más bien han experimentado abuso y rechazo, y que tienen una idea distorsionada de lo que es un padre, que puedan ver en ti la verdadera imagen de Padre y puedan ser sanados. Así como un padre se compadece de sus hijos, tu oh Dios Padre te compadeces de nosotros los que te tememos (Sal.103:13).

Pido que tu, Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, me des el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que te conozca cada día mejor (Ef.1:17).

Padre, de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la  tierra. Te pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de tus gloriosas riquezas, me fortalezcas en lo íntimo de mi ser, para que por fe Cristo habite en mi corazón. Y pido que, arraigado y cimentado en amor, pueda comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en fin, que conozca ese amor que sobrepasa mi conocimiento, para que sea lleno de la plenitud de Dios. Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que pueda imaginar o pedir, por el poder que obra eficazmente en mi, ¡a ti sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos! Amén (Ef.3:14-21).


martes, 13 de octubre de 2020

conexión verdadera con la fuente de vida (Mt.6:1-18)

 


"¡Tengan cuidado! No hagan sus buenas acciones en público para que los demás los admiren, porque perderán la recompensa de su Padre, que está en el cielo. . . . Cuando ores, no hagas como los hipócritas a quienes les encanta orar en público, en las esquinas de las calles y en las sinagogas donde todos pueden verlos. Les digo la verdad, no recibirán otra recompensa más que ésa" (Mt.6:1,5) NTV. (*lea Mt.6:1-18*).

Jesús no está en el negocio del espectáculo religioso - los discípulos vieron eso muy pronto. Dios busca la verdadera conexión con el Padre celestial. Hacer sonar las trompetas, buscar el aplauso y la admiración de la gente al exponer públicamente mi tal espiritualidad es apuntar a lo pasajero, a lo terrenal, es la pérdida de la conexión con la fuente de vida (Mt.6:1,5). Así que orar y orar no es lo mismo. Recuerdo al fariseo, que después de orar salió del templo con manos vacías; y el publicano salió justificado (Lc.18:9-14). ¿Cuál es la diferencia? ¿Cuál es el resultado? ¿Qué es lo que deseo ver?

Jesús impresionó a las multitudes y a los discípulos de manera diferente. La gente se asombraba de sus enseñanzas porque lo hacía con verdadera autoridad, algo que no se veía entre los maestros de la ley religiosa de aquellos tiempos (Mt.7:28 / Lc.4:22). Su sabiduría y el poder para hacer milagros asombró a la gente de Nazaret, la ciudad donde creció (Mt.13:54 / Jn.7:15). Cuando Jesús calmó una tormenta los discípulos se preguntaron: '¿Quién es este hombre? ¡Hasta el viento y las olas lo obedecen!' (Mt.8:27). La vida de oración de Jesús, que ocurría frecuentemente en los lugares apartados, exhibía poder y autoridad verdadera (Mr.1:35  Mr.6:46-48 / Lc.4:42 / Lc.6:12 / Lc.22:39-46). Jesús entendía lo que es estar conectado en lo íntimo con la fuente de vida. Él sabía apartarse para estar alejado de todo bullicio interno y externo y pasar tiempo valioso a solas con el Padre. Desde aquella conexión con el Padre, quien ve en lo profundo de nuestros corazones, fluyen luego los caudales de vida a través de su vida. No me sorprende que los discípulos hayan entonces pedido que les enseñara a orar (Lc.11:1) - obviamente fue esa parte en la vida y en el ministerio de Jesús que más fascinó a los discípulos. Señor, deseo tener esa clase de conexión con la fuente de vida, con el Padre celestial.

Hacer con falsos motivos las cosas que Dios quiere que hagamos es grave, especialmente cuando tratamos de hacer las cosas, que decimos son para Dios, buscando nuestra gloria (Mt.6:1). ¿Será que le robamos así la gloria a Dios? La oración y el hacer votos a Dios son prácticas cristianas con las cuales sutilmente podemos tratar de impresionar al mundo sin verdaderamente estar conectados con Dios. Podemos hacer mucho ruido y sí, saldremos con una recompensa, pero, ¿con cuál recompensa (Mt.6:2,5,16)? Es obvio, no podemos cosechar en ambos lados.

A veces no tenemos porque no pedimos, pero más crítico es orar con propósitos equivocados (Stg.4:2-3). No hay duda, los judíos tomaban en serio el asunto de la oración. Sin embargo, leemos acerca de un problema serio que no solo les puede ocurrir a ellos, también a nosotros. Ellos no fallaban por no orar, sino por orar de manera equivocada. Ellos tenían todo un paquete de oraciones que usaban para orar en distintos horarios del día. No hay nada malo si oramos usando oraciones preestablecidas - lo he hecho y lo sigo haciendo, por ejemplo usando los salmos. El problema es cuando esas oraciones no van con el corazón y cuando se tornan formalistas, ritualistas y vacías. Pero cuidado, no critique. Examinémonos: ¿Son mis oraciones vanas repeticiones (aunque no hayan sido aprendidas de memoria), oraciones sin corazón, oraciones con un cierto aire de encantamiento, oraciones para ser admirado? ¿Son mis oraciones discursos - algo así como prédicas subliminales dirigidas a los que me escuchan? ¿Son esas oraciones verdaderas oraciones?

¿Importa el lugar dónde oramos? Muchos conectan la oración eficaz a ciertos lugares 'especiales', como pueden ser el templo o la sinagoga - y es verdad que ciertos lugares inspiran de manera especial a la oración. Como sea, lo que es cierto es que Dios no está confinado en un lugar particular. Así que no importa el lugar. Sin embargo, donde sea que oremos, si lo hacemos con los falsos motivos ya hemos recibido la recompensa y hemos perdido la conexión con Dios. La forma y el lugar no son tan importantes, pero sí el corazón, la actitud y el que las oraciones estén dirigidas sinceramente a Dios - es yo y Dios y Dios y yo en cualquier lugar.

Ah, y el tema de las oraciones largas y las frases repetitivas, aquellas con las cuales parece que tratamos de convencer a Dios - por lo menos así parece. ¿Son las oraciones largas más efectivas? ¿Revelan ellas una devoción más profunda? ¿Qué hacemos con lo que nos enseña Eclesiastés? - "No te apresures, ni con la boca ni con la mente, a proferir ante Dios palabra alguna; él está en el cielo y tú estás en la tierra. Mide, pues, tus palabras" (Ecl.5:2) NVI. ¿Es posible que algunas oraciones deban hacerse en silencio? ¿Es menos al final más? No tenemos que hipnotizar a Dios con vanas palabrerías - Dios Padre vive, esta presente, ve, sabe, escucha, responde y recompensa (1Re.18:26 / Hch.19:34 / Mt.7:7-11). Si conocemos mejor a Dios con seguridad veremos un cambio en nuestras oraciones. 

Pero, ¿qué diferencia hay entre oraciones marcadas por palabras repetidas una y otra vez y la oración perseverante? ¿Qué importancia tiene el tener buenos modelos en cuanto al proceso de aprender a orar?

SEÑOR, enséñame a orar.

martes, 6 de octubre de 2020

mirando el espejo (Stg.1:19-25)

 


"Mis amados hermanos, quiero que entiendan lo siguiente: todos ustedes deben ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse. El enojo humano no produce la rectitud que Dios desea. Así que quiten de su vida todo lo malo y lo sucio, y acepten con humildad la palabra que Dios les ha sembrado en el corazón, porque tiene el poder para salvar su alma. Pero no sólo escuchen la palabra de Dios, tienen que ponerla en práctica. De lo contrario, solamente se engañan a sí mismos. Pues, si escuchas la palabra pero no la obedeces, sería como ver tu cara en un espejo. Te ves a ti mismo, luego te alejas y te olvidas cómo eres. Pero, si miras atentamente en la ley perfecta que te hace libre y si la pones en práctica y no olvidas lo que escuchaste, entonces Dios te bendecirá por tu obediencia" (Stg.1:19-25) NTV.

Hay quienes odian los espejos, pero creo que a todos nos conviene que pasemos cerca de un espejo antes de salir a la calle. Una mirada al espejo nos puede decir mucho - si estoy bien peinado, si la camisa está bien, si la cara está limpia. En esos momentos podemos intervenir y arreglar lo que no está como lo deseo. Pero un momento, no es el espejo quien me hace el trabajito de poner las cosas en su lugar, eso sí es una decisión mía. Yo debo moverme. Si me retiro pensando que las cosas se ordenan por sí solas, entonces estoy muy equivocado. 

Parece que la iglesia en tiempos de Santiago tenía un problema - los cristianos escuchaban la Palabra de Dios, pero había una distancia entre escuchar y obedecer. ¿Cierto que esto nos suena conocido? Parece que también tenemos ese problema. Escuchar la Palabra de Dios y no vivir según ella es una enfermedad bastante propagada y un gran desafío. ¿Cómo explicamos eso? Vemos, entendemos, aprendemos, sabemos, reconocemos y sabemos enseñarlo, pero algo nos detiene ponerlo en práctica. ¿Qué es lo que nos detiene? ¿Qué debo tener en cuenta para que al escuchar y entender lo que debe cambiar finalmente resulte en verdadera transformación? Es obvio que el resultado de la enseñanza bíblica no es la acumulación de conocimiento, de certificados y diplomas. ¿Cierto que el conocimiento es solo una etapa hacia el resultado? La meta tampoco es sentirse bien o emocionado, o que se le paren los pelos de punta. La bendición, la verdadera libertad, la transformación radica en la obediencia a la Palabra de Dios - así lo sugiere Santiago.

La mirada atenta e intencional es uno de los primeros pasos para ver transformación (Stg.1:25). Alejarnos de lo que nos distrae, nos desvía o detiene, y luego alimentarnos con lo correcto, son pasos en la dirección correcta (1Pe.2:1-2 / Sal.1:1-3). Finalmente el tomar la decisión de obedecer nos lleva a ser constructores sabios, gente que construye sobre fundamentos sólidos y terminando resistiendo las tormentas de la vida (Lc.6:47-49 / Jn.13:17).

Padre eterno, como un verdadero discípulo tuyo escucharé atentamente tu voz, no me rebelaré contra tus mandatos, viviré en el temor a Dios siguiendo fielmente tus enseñanzas. Me dedicaré sin pereza a meditar en las enseñanzas de tu Palabra. Tendré mucho cuidado de cómo vivo y de lo que enseño. Me mantendré firme en lo que es correcto por el bien de mi propia salvación y la de quienes me oyen. Gracias Padre celestial, porque no solamente me das el deseo, sino también el poder para hacer lo que a ti te agrada.

(c) PJO - https://caudalesdevida.blogspot.com