martes, 15 de marzo de 2022

realidad actual y nuestro llamado

Un amigo me hizo una pregunta: ¿Qué piensa acerca de la situación actual en el mundo - acerca de Alemania, de la guerra entre Rusia y Ucrania, de todo lo que está pasando actualmente en el mundo? 

¿Cómo responder a semejante pregunta evitando respuestas pretenciosas y creer que puedo ofrecer una opinión que incluya todos los aspectos? Sin embargo, quiero ofrecer algunas reflexiones desde mi perspectiva limitada. Es verdad, vivimos tiempos muy difíciles. Existen muchas preguntas que no tienen respuestas. En tales situaciones, diferentes temores se extienden - aun entre los cristianos. ¿Qué pensar y cómo actuar frente a esas realidades? Muchos cristianos levantan la voz y anuncian que llegaron los últimos días - como si eso fuera una nueva noticia. ¿Es eso lo único que tenemos que ofrecer? 

[1] Lo primero que pienso es que la guerra entre Rusia y Ucrania no es la primer guerra en el mundo y probablemente tampoco será la última guerra. De hecho, tampoco es la única guerra que actualmente se está llevando a cabo. Es verdad que esta guerra preocupa mucho a los países del occidente que están involucrados y se ven directamente afectados. Las consecuencias de una guerra como la que esta viviendo Ucrania son incalculables. No sabemos a dónde puede llevar toda esta dinámica mundial. La incertidumbre es grande. A la guerra actual se añaden los desafíos de una pandemia, el anuncio de hambrunas en el mundo, los altos costos de vida, los desastres naturales en muchas partes del mundo, la creciente persecución de cristianos. Todo esto nos fue anunciado por Jesús, señales de los últimos tiempos (Mt.24).

[2] Tampoco es la primer vez que vemos a personas huyendo de zonas de guerra o de situaciones políticas y/o sociales críticas (solo recordemos hechos actuales en Venezuela, Siria, Centro América, África, etc.). Mis padres huyeron en la segunda guerra mundial, dejando atrás todo lo que tenían para nunca volver a vivir en sus entornos que los vieron crecer. Y en tierra lejana tuvieron que rehacer su vida. Es doloroso ver a tanta gente en el mundo buscando un mejor lugar para vivir y trabajar - es gente que ha perdido todas sus pertenencias, muchas veces han perdido a familiares, amigos y conocidos. Es triste ver como la locura de unos pocos afecta tan profundamente la vida de tantas personas. Extender la mano para ayudar a los necesitados es lo mínimo que podemos hacer como cristianos para tratar de aliviar la pena y el dolor de muchos. El llamado bíblico es claro (Mt.25:31-46): "Pues tuve hambre, y me alimentaron. Tuve sed, y me dieron de beber. Fui extranjero, y me invitaron a su hogar. Estuve desnudo, y me dieron ropa. Estuve enfermo, y me cuidaron. Estuve en prisión, y me visitaron” (Mt.25:35-36) NTV.

Sin embargo, admitamos, a veces nos invade una impotencia frente a tanta tragedia, dolor e incertidumbre, y frente a nuestras limitaciones. ¡Que Dios nos ayude! Aun así, abramos los ojos y miremos las oportunidades que se nos presentan y busquemos maneras cómo ayudar a quienes requieren de manos abiertas - manos generosas que ayudan (2Cor.8:1-4,7-9 / 2Cor.9:7-14 / Ef.4:28 / 1Tim.6:17-19 / Hebr.13:16 / Stg.1:27 / 1Pe.4:9-10 / 1Jn.3:16-19 / Dt.15:7-8). 

[3] A todo esto, y como si lo ya mencionado no fuera suficiente, hay que añadirle en estos tiempos los desafíos internos que afectan a la iglesia de Cristo en el mundo: los falsos profetas, los falsos maestros, los falsos mesías - gente que cree poder ofrecer soluciones fáciles y rápidas. Además vemos que todo tipo de pecado abunda por todas partes. No estamos tomando en serio la Palabra de Dios ni el temor del Señor (Prov.8:13 / Sal.34:11-14). La inmoralidad en el mundo ha crecido a dimensiones impresionantes, la familia se esta re-definiendo sin preguntarle al Creador acerca de Sus pensamientos y planes acerca de ella, matar a niños en el vientre de las madres es celebrado como victoria, la corrupción y la maldad -entre grandes y pequeños- son el pan de cada día. 

Tristemente vemos que todo esto también ha invadido a la iglesia. ¿Será esta la otra guerra que tenemos y a la cual no le ponemos suficiente atención? ¿Será esta la guerra más crítica? ¿Será lo que vemos en el mundo un simple reflejo de un mundo apartado de Dios?

Consideremos lo siguiente. En los tiempos de Noé la gente vivía desenfrenadamente, solo les importaba sus propias agendas, placeres y deseos. La gente no comprendía los tiempos de Dios y tampoco se preparó para lo que venía. La sorpresa fue grande cuando lo prometido por Dios -el diluvio- se hizo realidad (Mt.24:37-44). ¡Qué peligro si no cuidamos nuestro corazón y la manera cómo vivimos nuestra vida! (Prov.4:23 / Mt.15:19). 

Vivimos una batalla por la integridad, por el temor del Señor (1Tim.1:18-20 / Prov.8:13 / Sal.34:11-14 / Hch.5:11-16). Nos encontramos en una carrera en la cual queremos recibir el premio, pero, según lo que nos escribe el apóstol Pablo, solo lo obtendremos si vivimos según las reglas (2Tim.2:5). ¿Será que mucho de lo que vemos hoy en el mundo son las consecuencias de un mundo que no busca de Dios y que prefiere el pecado? 

"Puede ser que a veces yo cierre los cielos para que no llueva o mande langostas para que devoren las cosechas o envíe plagas entre ustedes; pero si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, busca mi rostro y se aparta de su conducta perversa, yo oiré desde el cielo, perdonaré sus pecados y restauraré su tierra" (2Cron.7:13-14) NTV (2Cron.6:26-28 / Lc.4:25 / Joel 1:4-7 / Joel 2:25 / Nm.16:46-47 / Ez.14:19-21).

Debemos, como iglesia, arrepentirnos de nuestros propios pecados: por fallarle a Dios; por practicar religión buscando nuestras propias ganancias y no considerar al prójimo como Dios lo desea (Is.58 - verdadero ayuno). Por temer más a las personas que a Dios -buscando ciertos favores de ellas o temiendo el daño que estas nos puedan hacer, en vez de confiar en Dios y estar dispuestos a pagar el precio por vivir en integridad (Dn.3:10-18 / Is.59:3-7 / Jer.5:31 / Jer.6:13). Arrepintámonos de todo tipo de pecado.

[4] Sí, todo esto suena a Mateo 24. Jesús ya nos lo había dicho. Antes de Su Venida veremos tiempos muy difíciles. Pero también nos dice que no nos dejemos llevar por el pánico - ¡qué difícil es esto cuando vemos, escuchamos y leemos las noticias que nos bombardean a toda hora! Guardar la paz en el corazón de verdad se torna en un desafío, en una lucha que nos exige.

Bien hacemos en seguir la sugerencia de Pablo, el apóstol: 
"Regocíjense en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocíjense! La bondad de ustedes sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estén afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer sus peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús" (Filp.4:4-7) NBLA).

[5] ¡Qué tan fácil es también perder en semejantes tiempos el enfoque y olvidar aquello a lo que Dios nos ha llamado! En Mateo 24:14 leemos que en medio de todas las dificultades de los últimos tiempos 
"se predicará la Buena Noticia acerca del reino por todo el mundo, de manera que todas las naciones la oirán; y entonces vendrá el fin" NTV. 

La iglesia no debe olvidar que tiene una tarea encomendada. La verdad actual es que más del 45% de la población mundial actual no tiene acceso al Evangelio - y esto en un mundo tan conectado por los diferentes medios. Creo que Dios nos está llamando a revisar lo que nos está impidiendo avanzar y cumplir con la Misión de Dios (Mt.28:18-20). 

  • Que Jesús nos encuentre en estos tiempos trabajando en Sus campos, en vez de estar enredados en negocios no trascendentales que a Él no le agradan (Mt.24:45-51 / Mt.25:14-30 / Mt.9:35-38 / 2Tim.2:4).
  • Dios no desea que la gente se pierda, sino que llegue al conocimiento de la verdad y sea salva (1Tim.2:1-4).
  • Dios es paciente por amor a todo el mundo y no quiere que alguien sea destruido, Él quiere que todos se arrepientan (2Pe.3:9).

¿Está nuestro corazón sintonizado con el corazón de Dios? ¿Nos importan aquellos que aun no han sido alcanzados? Estamos más preocupados por nuestra comida que por hacer la voluntad del Padre?

"Mientras tanto,  sus discípulos le insistían:  --Rabí,  come algo. --Yo tengo un alimento que ustedes no conocen --replicó él. "¿Le habrán traído algo de comer?", comentaban entre sí los discípulos. --Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra --les dijo Jesús--. ¿No dicen ustedes: 'Todavía faltan cuatro meses para la cosecha'? Yo les digo: ¡Abran los ojos y miren los campos sembrados! Ya la cosecha está madura; ..." (Jn.4:31-35) NVI.

¿Qué estamos haciendo para cumplir cabalmente con la tarea encomendada? Oremos que el Señor de la cosecha envíe obreros a la cosecha, que toda la iglesia se involucre en la obra del ministerio - hoy más que nunca (Ef.4:11-16).

Jesús no ha olvidado Su venida, Él es paciente porque quiere que la iglesia viva en santidad y los aun no alcanzados sean alcanzados. Pedro, el apóstol, dice lo siguiente al respecto: "El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan. . . . Dado que todo lo que nos rodea será destruido de esta manera, ¡cómo no llevar una vida santa y vivir en obediencia a Dios, esperar con ansias el día de Dios y apresurar que éste llegue! En aquel día, él prenderá fuego a los cielos, y los elementos se derretirán en las llamas. Pero nosotros esperamos con entusiasmo los cielos nuevos y la tierra nueva que él prometió, un mundo lleno de la justicia de Dios" (2Pe.3:9,11-13) NTV. Oh, apresuremos el día del Señor viviendo enfocados en la Misión de Dios y en vivir una vida santa. 

ORACIÓN: 
"SEÑOR eres mi pastor; tengo todo lo que necesito. En verdes prados me dejas descansar; me conduces junto a arroyos tranquilos. Tu renuevas mis fuerzas. Me guías por sendas correctas, y así das honra a tu nombre. Aun cuando yo pase por el valle más oscuro, no temeré, porque tú estás a mi lado. Tu vara y tu cayado me protegen y me confortan. Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos. Me honras ungiendo mi cabeza con aceite. Mi copa se desborda de bendiciones. Ciertamente tu bondad y tu amor inagotable me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del SEÑOR viviré por siempre" (Sal.23 NTV - personalizado - PJOJ).

"Que Dios tenga misericordia y nos bendiga; que su rostro nos sonría con favor. Que se conozcan tus caminos en toda la tierra y tu poder salvador entre los pueblos por todas partes. Que las naciones te alaben, oh Dios, sí, que todas las naciones te alaben. Que el mundo entero cante de alegría, porque tú gobiernas a las naciones con justicia y guías a la gente de todo el mundo. Que las naciones te alaben, oh Dios, sí, que todas las naciones te alaben. Entonces la tierra dará sus cosechas, y Dios, nuestro Dios, nos bendecirá en abundancia. Así es, Dios nos bendecirá, y gente de todo el mundo le temerá" 
(Sal.67) NTV.