Grande es este misterio, pero hablo con
referencia a Cristo y a la iglesia (Ef.5:32)
(1Cor.1:1-9 / Ef.1:22 / Ef.3:10 / Ef.5:24-27 /
Col.1.18 / 1Tim.3:5 / 1Tim.3:15 / Hch.20:28)
¿Qué entendemos cuando
hablamos de la iglesia universal?
La iglesia universal está compuesta por todos
los creyentes genuinos de todas las edades, tanto los que están en la tierra,
como los que ya están en la presencia del Señor. Se trata del cuerpo de Cristo en su totalidad. No importa el lugar en el mundo donde se
encuentren, ni qué clase de gente sea socialmente (Mt.16:18 / Ef.3:10.21 /
Ef.5:25-32 / Col.1:18.24 / Hebr.12:22-23). Todos los creyentes en Cristo somos parte de un
organismo a nivel mundial. Todo ser humano pertenece a la raza humana, pero
también es miembro de una familia donde nació y de ahí tiene su apellido. Lo
mismo es con la iglesia universal y la local. Los creyentes son miembros de ese gran organismo
que es el cuerpo de Cristo, pero también deben ser miembros de una iglesia
local. Este cuerpo
universal será reunido en las bodas del Cordero, que le seguirán al rapto de la
iglesia (Apoc.19:6-9). Las siguientes citas hablan de este Cuerpo Universal: Mt.16:18
/ Ef.3:10-21 / Ef.5:23-32 / Col.1:18, 24 / Hebr.12:22-23.
Definición:
- Kuriakon: (Church en inglés / Kirche en alemán) significa perteneciente al Señor, pero en el uso común no tenía nada que ver con la religión, significaba simplemente el dueño de una propiedad. Esta palabra nunca fue usada en la Biblia en el período neo-testamentario para describir a la iglesia.[1] En tiempos post-apostólicos los griegos usaron este término para describir la construcción (o el edificio) de la iglesia. Las únicas palabras usadas en el Nuevo Testamento para describir la construcción o casa como lugar de adoración, son: el templo y la sinagoga (Hch.5:42 / Stg.2:2).
- Ekklesia: significa una asamblea de gente (ek: afuera de y kaleo: llamar, llamados de). Hace referencia al cuerpo legislativo de la República de Grecia que fueron llamados de sus comunidades para que sirvan a la nación. La primer vez que se usa la palabra iglesia en el N.T. es en Mt.16:18. Aquí aparece la palabra “ekklesia”: llamados para reunirse, especialmente como congregación religiosa.[2] Cuando usamos la palabra asamblea en el marco de la iglesia, entonces estamos usando la palabra con la idea de una reunión de cristianos (Mt.16:18 / Mt.18:17 / Hch.2:47 / Hch.9:31 / Hch.13:1 / Hch.14:23 / Hch.15:22 / Hch.16:5 / Hch.20:17,28 / Rom.16:4-5 / 1Cor.12:28 / Ef.5:23-29 / Col.1:18 / Apoc.1:4.11). La iglesia es algo especial, no porque se llama iglesia, sino porque es la asamblea de creyentes que pertenecen a Jesús, quien edifica Su cuerpo. La iglesia son los llamados del mundo para adorar a Dios.
¿Qué dice la Biblia referente a la iglesia local?
La iglesia local se compone de cristianos
creyentes nacidos de nuevo, que se identifican con un cuerpo constituido en una
localidad para adorar a Dios (Rom.16:1 / Col.4:16 / Gál.1:2.22 / Hch.14:23). Los miembros de la iglesia local siguen
siendo la iglesia local aun cuando no está reunida (Hch.14:27). Todo creyente
genuino debe identificarse con una iglesia local, donde se reúne con otros
creyentes para adorar, tener comunión y servir con regularidad (Hebr.10:24-25).
Los creyentes no pueden ser creyentes apropiadamente, si viven aislados. Ellos
no son solamente creyentes – ellos también son discípulos, hermanos y miembros
de un cuerpo (familia): “…y
consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no
dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos
{unos a otros}, y mucho más al ver que el día se acerca” (Hebr.10:24-25).
- “considerémonos unos a otros”: El cristiano no es el llanero solitario. Tenemos que preocuparnos por el hermano y la hermana. Esto es una actitud diferente a la que tenía Caín frente a su hermano Abel (Gn.4).
- “estimularnos”: No para hacerle la vida difícil a los demás.
- “no dejando de congregarnos”: Es una gran tentación el dejar de congregarse. Ninguna disculpa es válida para no congregarse. Un elemento importante para el desarrollo sano de la vida de un creyente es el acercarse a otros creyentes, aunque estos no sean perfectos, pero hierro con hierro se aguza. Tristemente viven muchos en una especie de ‘comunión de puercoespines’, que cuando se acercan se hieren y por eso se vuelven a alejar el uno del otro, este estilo de vida no soluciona ni ayuda al fortalecimiento de la vida cristiana ni de la iglesia local.
- “costumbre”: Cuidado con hábitos que no me ayudan a crecer en el Señor. Existen buenas costumbres que fortalecen la vida del creyente y de la iglesia.
- “aquel día se acerca”: Puestos los ojos en Jesús y en su segunda venida nos motivan a estar preparados para recibirle. No poniendo los ojos en la gente ya que nos pueden desanimar.
¿Qué nos enseña la Biblia referente a la iglesia
en hogares?
En el Nuevo Testamento no se
conocían las construcciones para una iglesia.
Los creyentes se reunían donde quiera que había un lugar disponible.
Muchas veces ellos se reunían en las casas de creyentes (1Cor.16:19). Si la
iglesia era bastante grande, entonces había varias casas (1Cor.14:23). Pero aun
así la iglesia de esa comunidad se consideraba una y ellos se reunían
tantas veces como podían hacerlo. Iglesias pequeñas se acomodaban probablemente
en una casa (Col.4:15). En una ocasión el apóstol Pablo se reunió en una
escuela para enseñar y predicar (Hch.19:9-10). Una de las razones por la cual
se daba pluralidad en el liderazgo de una iglesia en cierta ciudad tenía que
ver con que había varias iglesias en hogares dentro de una misma comunidad o
ciudad (Hch.20:17. 28). Cada iglesia local debe ser la
manifestación física de la ‘iglesia universal’ en tal comunidad o ciudad
(Rom.16:5, 23 / 1Cor.16:5 / Film.2).
¿Cuál es el propósito de la
iglesia local?
Creemos en la iglesia universal, pero también
en la iglesia local. Pablo demuestra en la carta a los Efesios que para que la
iglesia en general sea madura, debemos pertenecer como individuos a una iglesia
local en la cual se puede practicar el ministerio mutuo (Ef.4:11-13).
Igualmente podemos ver esta verdad reflejada en 1Cor.12. Allí Dios da los dones
a la iglesia para que se practiquen los mismos en la iglesia y mutuamente nos
bendigamos. La práctica de los dones del Espíritu puede funcionar
apropiadamente en una iglesia local – allí servimos y somos servidos (1Cor.14:4.12.26
/ Rom.12:5). Es en la iglesia local donde mejor se puede probar si las cosas y
la práctica de los dones andan por buen camino (1Tes.5:20-21). Todas las epístolas del N.T. están
dirigidas a una iglesia local o conjunto de iglesias locales y a líderes de una
iglesia local. Como miembros del cuerpo
de Cristo, los creyentes no solamente están relacionados con Cristo como la
cabeza, sino que también se relacionan los unos con los otros en el cuerpo.
No toda la iglesia es tan linda. Hay momentos
en los cuales se debe llamar la atención y eso a veces no nos gusta (hay que
leer solamente la carta a los Corintios para entender este aspecto de la vida
de una iglesia). El que se deja enseñar crecerá (Prov.27:5-6). La iglesia es un
taller en el cual se están formando vidas a la imagen de Jesucristo. Y allí se
encuentran cristianos más jóvenes y más viejos. Tenemos que aprender a tener
paciencia para con los otros y guardar la unidad. (Ef.4:1-4). También es la iglesia local de donde parte
el esfuerzo misionero (Hch.2:41-47; 11:26-30; 13:1-3.).
El propósito
de la iglesia:
Labranza de Dios / Edificio de Dios:
La iglesia se compara con una labranza
(1Cor.3:9). Esta es la labranza de Dios. La iglesia también se compara con un
edificio viviente (1Cor.3:9-10) y aquí también se subraya que es el edificio de
Dios. La iglesia de Dios se construye a la manera de Dios - lo que se construye
debe ser analizado cuidadosamente y debemos preguntarnos qué es lo que Dios
quiere construir (1Cor.3:11). ¿Cuáles son los propósitos de Dios para con la
iglesia? Podemos tener muchas ideas buenas, pero finalmente nos debemos
preguntar: ¿qué de todo eso concuerda con el plan de Dios para la iglesia en
ese lugar específico?
Jesús edifica Su iglesia con nosotros:
Debemos tener bien claro que la iglesia la
edifica Dios y es Él quien quiere edificarla con nosotros (Mt.16:18 - Compare
con 1Pe.2:4-5). La iglesia es la voluntad de Dios, pero ¿cuál es la tarea o el
propósito de Dios para con ella? Al estudiar la Biblia podemos concluir que
en términos generales una iglesia local tiene tres propósitos básicos. Y
básicamente todo lo que se hace en la iglesia debe llevar a fortalecer estos
puntos; así veremos la edificación y el crecimiento de la iglesia.
MINISTERIO A DIOS: El ministerio hacia
arriba (Hch.13:1-3 / Hch.1:14)
La iglesia existe en primer lugar para
servir y glorificar a Dios (Rom.15:9 / 1Pe.2:12). Dios debe ser exaltado y debe
ser glorificado – él debe ser adorado en la iglesia y a través de la iglesia (1Pe.2:5
– “…para ofrecer sacrificios espirituales… a Dios…” / 1Pe.2:9 / Apoc.1:6 /
Hebr.13:21 / Rom.12:1 / Filp.4:18-19 / Hebr.13:15-16). La adoración a Dios es el
asunto más importante de todo creyente y de la iglesia como un cuerpo
(Rom.12:1-2 / Mt.2:1-12 / Apoc.22:8-10). Los sacrificios espirituales que debemos
ofrecer (1Pe.2:5):
- Oraciones (Sal.141:2)
- Agradecimiento (Sal.50:14.23)
- Nuestros cuerpos (Rom.12.1-2)
- Diezmos y ofrendas (Filp.4:18)
- Ayuda mutua, servicio al prójimo (Hebr.13:16)
- Alabanzas (Hebr.13:15)
- Obediencia y sumisión a la Palabra de Dios (1Sam.15:22-23)
No solamente como individuos debemos
ofrecer estos sacrificios, sino también como iglesia – como cuerpo de Cristo. La
primera preocupación de la iglesia primitiva no era su crecimiento numérico
sino más bien el hacer la voluntad de Dios, ver a Jesús exaltado y actuando en
medio de ellos. La gente se reunía para tener un encuentro con Jesús y no solamente
para llegar a sentirse bien. En el momento que la iglesia se edificaba en el
temor a Dios los números también aumentaban (Hch.9:31 / Hch.16:5). Los líderes ministraban a Dios y en ese
ambiente fue que Dios pudo hablar y enviar a los llamados (Hch.13:1-3 /
Hch.6:3). El primer mandamiento es amar a Dios sobre
todas las cosas y sobre todas las personas.
El ministerio a Dios no tiene nada que ver
con mera religiosidad o con el cumplimiento de algunos rituales. Tiene más bien
que ver con una actitud que quiere ver fluir el poder de Dios en la vida
personal y también en y a través de toda la iglesia como cuerpo. Para que eso
ocurra debe el creyente, como también la iglesia entera, preparar el corazón y
disponerse a obedecer a Dios. Una iglesia debe proveer las posibilidades
(programas adecuados, eventos, etc.) para que este ministerio a Dios pueda
ocurrir: Por ejemplo: Ofrenda para misiones y
ofrenda para servicio social (Filp.4:18) / tiempos de alabanza y no de
concierto o show / tiempos para orar y confesar los pecados, etc. La decisión que debemos tomar como
familias y como iglesia es: ¿a quién serviremos? (Jos.24:15.21.24.31).
MINISTERIO EN LA IGLESIA: Ministerio hacia
adentro (Hch.2:42-47)
La iglesia debe aprender a edificarse
mutuamente. Para eso Dios dio dones a la iglesia (1Cor.12 / Ef.4 / Rom.12). Para que esa edificación interna se pueda
dar, Dios también ha dado las herramientas respectivas:
- Su Palabra (Hch.2:42 / 1Cor.11:2 / Col.1:23 / 2Tim.3:14-17 / 2Pe.3:17-18). La gente debe tener la oportunidad de aprender sobre lo que es la voluntad de Dios. Para eso debe pensarse en tener los respectivos programas de enseñanza, como también los respectivos cultos y reuniones en los cuales se predica y se enseña la Biblia de una manera clara.
- Los dones (1Cor.14:3). Primeramente hay que enseñar sobre la diversidad de los dones y su práctica en la iglesia. Grupos pequeños se prestan muy bien para que estos dones sean practicados.
- Los líderes (2Cor.12:19 / Ef.4:11-12). Sin liderazgo bien conformado y competente una iglesia no va a crecer ni en calidad ni en números. La gente debe aprender a respetar sanamente a los líderes y ser agradecida con los líderes (2Cor.13:10 / 1Tim.5:17).
- El ministerio mutuo (Ef.4:16 / 1Tes.5.14). Existe una “consejería” especial y personalizada de parte de Dios en el momento que juntos alabamos a Dios (Col.3:16).
La edificación de la iglesia (no de los
edificios) no es solamente una
responsabilidad de un par de líderes sino de toda la iglesia. Cada miembro de
una iglesia debe llegar al punto en el que se compromete con Dios y con la
iglesia aportando con sus dones para el crecimiento de la iglesia. Debe haber
un cierto compromiso de todos los creyentes de la iglesia (Hebr.10:24-25). Si
yo no aporto a la iglesia con mis dones, entonces la iglesia sufre en cierta
manera un vacío. Mi don es parte de un todo que sirve para la edificación de la
iglesia.
Una iglesia debe entrenar, animar y
también abrir posibilidades para que el creyente pueda servir a Dios y a la
iglesia. Así el ministerio del cuerpo puede funcionar y la iglesia se edifica y
crece. Debemos enfatizar que en grupos pequeños fluye mejor el ministerio de
los unos para con los otros y es allí donde ese tipo de ministerio es más practicable
(1Cor.14:26). Mucho de ese ministerio descrito en 1Cor.14:26 es difícil de
realizar en reuniones grandes.
MINSTERIO AL MUNDO: El ministerio hacia
fuera (Hch.1:8)
Hay gente que está tan concentrada en la
comunión de los creyentes y en la edificación de la iglesia que se olvida que
allá afuera hay un mundo perdido que requiere que alguien les hable de Jesús.
Los creyentes de la iglesia en el libro de los Hechos (Hch.2) se sintió muy
bien en Jerusalén. La comodidad es a veces un impedimento para salir. Dios
finalmente envió una persecución a la iglesia en Jerusalén (Hch.8) para sacar a
los creyentes de su ciudad y así llevar el evangelio a otros lugares. A veces hay problemas culturales que
frenan o desaniman el ministerio hacia fuera. Vea la historia de Pedro y
Cornelio en Hch.10:1ss / Hch.11 / Jn.4:9. Prejuicios, incomprensión, etc. son
barreras peligrosas que impiden o frenan el avance evangelístico.
A veces hay barreras por racismo
(Hch.8:26-40 – Felipe tuvo que romper con esa barrera en el momento que le
predicó a un etíope). Compare también: Hch.11:19-26 y Hch.13:1-4 – la iglesia
de Antioquía tenía diferentes representantes de diferentes trasfondos
culturales y de raza. La iglesia en Hechos tuvo que aprender a
ministrar al mundo (Hch.8:4.12.25.35.40 / Hch.10:36 / Hch.11:20). Formas de evangelización en el libro de
los Hechos:
- Predicación pública del Evangelio (en el templo)
- Evangelización en grupos pequeños (Pedro en la casa de Cornelio)
- Evangelización a familias (Pablo predicando a Lydia y al carcelero en Filipo).
- Evangelización a todo un grupo étnico (Pablo en Atenas)
- Evangelismo personal (Pablo predicando al rey Agripa)
- Evangelismo a través de charlas informales.
- Pablo alaba el esfuerzo evangelístico de algunas iglesias (Rom.1:8 / 1Tes.1:7-8).
- Muchas de las iglesias en el libro de los Hechos fueron fundadas por laicos (Hch.8:14 / Hch.9:31 / Hch.11:19-21). Surge una pregunta importante: ¿Quién habrá fundado las iglesias que se mencionan en el libro de Apocalipsis?
La iglesia debe tener una visión del mundo
(Hch.1:8). La iglesia en el libro de los Hechos fue una iglesia en movimiento y
al lugar donde llegaban los creyentes allí se compartía el Evangelio y gente se
entregaba a Cristo y nuevas iglesias fueron fundadas. Una iglesia que crece y es sana es una
iglesia en movimiento, ella evangeliza. Una iglesia debe tener un plan definido
para movilizar a los creyentes en el ministerio hacia fuera. En todo el tema del ministerio hacia fuera
no debemos olvidar el ministerio del Espíritu Santo (Hch.1:8 / Hch.13:1-3,
etc.).
¿Cuál es la
misión de la iglesia?
Para que los ministerios arriba
mencionados se lleven a cabo debemos preguntarnos cómo es que podemos cumplir
con esos propósitos a los cuales la iglesia está llamada. Duffield y Van Cleave
en el libro de Teología Pentecostal mencionan las siguientes tareas como tareas
de la iglesia. Este enfoque nos lleva a que el ministerio de la iglesia se
pueda cumplir:
PREDICAR Y ENSEÑAR
En el Evangelio de Marcos se enfatiza la
predicación como la misión de la iglesia (Mr.16:15). Predicar (kerusso) es proclamar como un heraldo.
Marcos también enfatiza los milagros, sanidades y manifestaciones de poder como
acompañantes de la predicación del evangelio. Lucas también enfatiza la predicación del
Evangelio (Lc.24:47-49). Además nos indica Lucas algo en cuanto al contenido de
la predicación. Los pecadores deben ser llamados al
arrepentimiento. La oferta del perdón no puede quedar por
fuera. La predicación debe ocurrir en el nombre
de Jesús. Eso indica que la salvación no es un invento de los hombres ni por
los hombres, es por medio de Jesucristo. Un aspecto importante en la predicación y
en todo el ministerio que lleva a cabo la iglesia es el poder de lo alto. Lucas
hace mención del mismo tanto en el Evangelio como en el libro de los Hechos
(Hch.1:8). Mateo enfatiza la labor de la enseñanza
(Mt.28:18-20). Esto no es algo que nos deba sorprender, ya que el Evangelio de
Mateo como ningún otro está dividido en módulos de enseñanza [el sermón del
monte (Mt.5 a 7), el envío de los discípulos (Mt.10), las parábolas del reino
(Mt.13), la vida de la iglesia (Mt.18), la segunda venida Mt.24 y Mt.25)]. El libro de los Hechos nos recuerda que la
labor de la iglesia tiene mucho que ver con la predicación y con la enseñanza: Hch.5:42
/ Hch.2:42 / Hch.11:25-26 / Hch.15:35 / Hch.18:11 / Hch.20:20 / Hch.28:31
“La predicación es el ministerio de
reclutamiento y motivación de la iglesia, la enseñanza es el ministerio que
produce la madurez. Mediante la predicación nacen nuevos bebés en la familia de
Dios; mediante la enseñanza los bebés son madurados de la leche a la carne
fuerte. Podría decirse que la obra de la iglesia es doble: ganar y destetar
(1Cor.3:1-2 / Hebr.5:12-14)”.[3]
Un aspecto interesante a notar es el que
nos presentan las cartas pastorales de Pablo. En ellas el apóstol insiste en
que la iglesia debe cuidar la sana doctrina. Timoteo es llamado a confrontar
a algunos que estaban enseñando una
doctrina falsa (1Tim.1:3ss). Un anciano debe ser capaz de enseñar (1Tim.3:2),
debe dedicarse a leer las escrituras públicamente, a enseñar y a animar a los
hermanos (1Tim.4:13), pero también debe seguir el ejemplo de la sana doctrina
(2Tim.1:13) e interpretar rectamente la palabra de verdad (2Tim.2:15). La
Palabra de Dios es la que capacita y da sabiduría (2Tim.3:14-17 / 2Tim.4:1-4).
DISCIPULAR
Una de las tareas
clave de toda iglesia cristiana es la de “hacer discípulos a todas las
naciones” (Mt.28:19). El proceso del discipulado es más que solamente la
transmisión de conceptos bíblicos, tiene que ver con la formación de las vidas.
Por eso es tan importante que el maestro o discipulador dé ejemplo de una vida
cambiada por el poder del Espíritu Santo y por la Palabra de Dios (1Tes.1:5-7).
El discipulado no es algo que una persona
hace, sino más bien es lo que el discípulo es. La vida entera es afectada.
En el N.T., cuando se hablaba del proceso de 'discipulado', se entendía que había una relación de compromiso entre el maestro
y el que le seguía, el discípulo. El seguidor se comprometía a aprender de
cierta persona sus enseñanzas y su estilo de vida y se esperaba que estos
reprodujeran lo aprendido (ministerio) (Mt.22:15-16 / Mr.2:18 / Jn.9:27-28 / Mr.6:7-13 /
Lc.10:1-20). El discípulo también se compromete a obedecer las palabras del
maestro (Jn.8:31-32 / Jn.17:6). El llamado a las misiones es un llamado a
discipular (Mt.28:18-20)
- El discípulo es un estudiante y un aprendiz
- El discipulado tiene aun una connotación más fuerte: tiene que ver con la acpetación de valores, acpetación de las enseñanzas del maestro, tiene que ver con el seguir un patrón de comprtamiento (Lc.6:40).
- Jesús esperó de sus dsicípulos que le obedecieran, que llegaran a ser como Él y esperaba que ellos hicieran lo que Jesús hizo.
- La meta del discipulado es el cambio a la imagen de Cristo (Gal.4.19 / Ef.4.11 ss / 2Cor.3:18) y el servir al estilo de Jesús (Hch.9:10-20).
- La Biblia espera que un creyente madure espritualmente (Hebr.5:12 a Hebr.6:1 / Col.1:28). Sin la madruez espiritual no puede haber liderazgo y la iglesia entonces no puede crecer (1Tim.3:1-7). Es el discípulo de Cristo maduro quien con su estilo de vida renovado puede ser en este mundo un ejemplo vivo del carácter de Cristo y de Su poder (Rom.12:1-8)
COMUNIÓN
La “koinonia” se practicaba intensamente
en la iglesia primitiva (Hch.2:42-44). La “koinonia” o comunión entre los
creyentes es más que solamente un compañerismo que se reduce a juegos, comidas
y otras acciones sociales juntos. Siempre y cuando estas cosas estén alineadas
a la ética cristiana no hay problema con ellos, pero la comunión como la Biblia
la presenta implica mucho más que eso:
- Aceptación a la familia o cuerpo (Gál.2:9)
- Era la unidad que se experimentaba al compartir la misma fe (Filp.2.1)
- La comunión se basa primeramente en tener una relación íntima con Dios que afecta las relaciones con las otras personas. La relación con Dios me une a todos aquellos que comparten la misma fe. Este relacionarse de los creyentes en Cristo entre sí, afecta todas las actividades mutuas que den honra a Dios (1Jn.1:3-7).
ALABANZA Y ADORACIÓN
La adoración en la Biblia y en la vida de
todo creyente en Dios es un asunto central. Toda la Biblia nos hace el llamado
a ser adoradores de Dios (Jn.4.23 / Ex.20:3). Al principio de la Biblia
encontramos una historia impactante: la historia de Caín y Abel. La pelea que
se genera entre estos hermanos tiene su historia en un asunto de adoración y
cómo una de ellas es agradable delante de Dios y cómo la otra es rechazada. Al
final de la Biblia encontramos el mandamiento “Adora a Dios” (Apoc.22:9). Entre
estas dos referencias encontramos un gran número de citas e historias que
hablan de adoración y de cómo el hombre debe adorar a Su Creador. Dios creó al
hombre con un anhelo inherente de adorar a un ser superior. Una verdad que como cristianos debemos
entender es que la adoración bíblica no se limita solamente a cantar cantos de
alabanzas, es más bien todo un estilo de vida en el que ofrecemos a Dios
sacrificios espirituales por medio de los cuales adoramos a Dios (1Pe.2:5):
- Oración (Sal.141:2)
- Un estilo de vida consagrado a Dios (Rom.12.1-2)
- Dar el diezmo y las ofrendas como una señal de adoración y reconocimiento a Dios (Filp.4:18)
- Hacer el bien al prójimo (Hebr.13:16)
- Expresar adoración y alabanzas con nuestros labios (Hebr.13:15).
Una tarea importante de la iglesia es la
de crear y mantener un ambiente favorable que conduzca a que los creyentes
puedan expresar su adoración a Dios de la manera debida y en todas las maneras
posibles.
MISIONES Y EVANGELISMO
Un día veremos en el cielo gente de todos los
pueblos, razas y naciones adorando al único y verdadero Dios, Creador del cielo
y de la tierra (Apoc.7:9-10 / Apoc.5:8-14 / Rom.11:25). Para que esta visión
divina sea una realidad Dios envió a Su Hijo a éste mundo para cumplir
básicamente con tres propósitos importantes:
- Morir para rescatar a los humanos de su estado de perdición (Jn.3:16 / Rom.6:23 / Mr.10:45).
- Dar ejemplo de una vida que marca la diferencia y así mostrar un camino mejor que todo seguidor de Cristo ahora debe seguir (Filp.2:1-11 / Mt.11:29 / Jn.13:14-15 / 1Pe.2:21).
- Entrenar a un grupo de hombres que fuera capaz de ir por todo el mundo llevando el mensaje divino de salvación (Mt.4:18-22 / Mt.10:1-4 / Lc.5:1-11).
En el salmo mesiánico (Sal.2) leemos que
el Hijo de Dios, el Ungido, ora y pide por las naciones como herencia. “Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los
confines de la tierra”.[4] Jesús ora por el
mundo (Jn.17:20-21) A la vez nos pide el Ungido que nosotros oremos para que el
Señor de la mies envíe obreros a la mies (Mt.9:35-38) y para que se cumpla la
visión, Jesús envía además a los discípulos en un primer intento por llevar el
Evangelio a los pueblos (Mt.10). Antes de que Jesucristo ascendiera al cielo
habló con sus discípulos y les encomendó una tarea que revela la voluntad de
Dios (Mt.28:18-20 / Hch.1:8 / Mr.16-20:15 / Lc.24:46-49 / Jn.20:21-23). El
mandamiento a las misiones cristianas consiste en llevar el mensaje de
Jesucristo, el Evangelio, a todo lugar donde haya humanos, no importando el
color de la piel ni la raza ni el nivel social. Esta tarea solamente se puede
cumplir en el poder del Espíritu Santo fundando iglesias en las cuales los
creyentes en Jesús son preparados para ser discípulos de Cristo. Notamos la importancia de este mandamiento
en que la Gran Comisión aparece en los cuatro Evangelios y en el libro de los
Hechos (Mt.28:18-20 / Mr.16:15-18 / Lc.24:46-49 / Hch.1:8).
La iglesia de hoy día requiere que se le
predique de esta tarea y misión, también es calve que se entrene a todo
creyente para esta labor y se envíen obreros a la mies. En todos los tiempos la
iglesia requería de un empuje especial para que cumpliera esta tarea (Hch.1:8 /
Hch.8:1 / Hch.11.19-20)
MADUREZ DEL CREYENTE
La iglesia tiene una gran responsabilidad
en llevar a los nuevos creyentes a la madurez espiritual esperada. La iglesia
no se puede dar por satisfecha solamente haciendo creyentes. El apóstol Pablo
quiere ver una iglesia edificada y madura en Cristo (Ef.4:11-15). La enseñanza en la iglesia es
importante por su objetivo, el cual es llevar al creyente a la madurez en
Cristo (Gál.4:19). El objetivo de la iglesia es la madurez de todo creyente en
Cristo. La doctrina sana lleva a una vida
piadosa. El apóstol Pablo entiende que su
llamado como siervo de Dios y apóstol de Jesucristo es la de promover la fe y
la piedad. La piedad es a la vez promovida por el conocimiento de la verdad
(Tit.1:1 / 1Tim.1:5). Sana doctrina lleva a comportamiento piadoso. Falsas
doctrinas llevan a un mal comportamiento (1Tim.6:3-5). Hay quienes no enseñan la sana
doctrina. Esta falsa doctrina no es mala solamente por ser falsa, sino porque
lleva a un comportamiento errado (Tit.1:11.16 / 1Tim.6:3 / 2Tim.4:3-4). Una de las tareas del maestro es
combatir las falsas doctrinas, ya que estas llevan a un estilo de vida errado
(1Tim.2:14-16 / 1Tim.6:20-21). Los maestros tienen una gran
responsabilidad (Stg.3:1). El oficio de maestro es un oficio
noble y de gran responsabilidad. No conviene auto-nombrarse a tal tarea.
Debemos recordar que seremos juzgados por todo lo que enseñamos. Nuestra
enseñanza puede afectar muchas vidas, tanto para bien como para mal
(2Cor.5:10).
Pablo le recuerda a Timoteo a cuidar
su vida y la doctrina, ya que así se salva a sí mismo y a los que le oyen
(2Tim.2:15 / 1Tim.4:16). Los maestros buenos se nutren de la
Palabra de Dios (1Tim.4:6), son valientes para reprender a los que enseñan
falsas doctrinas (Tit.1:3), son ejemplos con su vida y por atenerse a las sanas
Palabras de la Biblia (Tit.2:7), no se dejan llevar por las doctrinas de moda
(Hebr.13:9 / 2Jn.1:9).
RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LA IGLESIA
El interés por las necesidades materiales
de los hombres tiene su fundamento en las enseñanzas de Jesús (Mt.25:34-46 /
Lc.10:25-37). La iglesia primitiva tomó muy en serio su responsabilidad social,
aunque en ningún momento predicó un ‘evengelio social’. La iglesia en Jerusalén se preocupó por
las viudas necesitadas (Hch.6:1-7). Tabitha era conocida por su obra
caritativa y social (Hch.9:27-30). En tiempos de gran escaséz en Judea las
iglesias de otras regiones enviaban ayudas materiales (Hch.11:27-30). En otra crisis vivida entre los creyentes
judíos la iglesia de los gentiles envió ayudas materiales (2Cor.9:7 /
2Cor.8:9). El pasaje, ‘Dios ama al dador alegre’, tiene que ver con dar para
las necesidades materiales. En 1Tim.5:3-10 se dan instrucciones para
el cuidado de las viudas en la iglesia. La obra redentora de Cristo es para todo
el hombre, espíritu, alma y cuerpo. Santiago también hace referencia al tema
de la responsabilidad social de la iglesia (Stg.2:15-17)
¿Cuál es la
idea de la iglesia actuando como cuerpo de Cristo?
La Iglesia no es tanto una organización
sino más bien un organismo. La iglesia es un ser viviente y la vida la obtiene
de Dios mismo. Es morada del Espíritu Santo (Rom.8:9). Entender la iglesia más
bien como organismo y no tanto como una organización puede hacer una gran
diferencia en la manera como manejamos los asuntos de la iglesia.
Jesús es la cabeza de la iglesia
(Ef.1:22-23)
Una vez que Jesús ascendiera al cielo
sigue obrando en este mundo a través de su cuerpo que es la iglesia. Por medio
de este cuerpo Jesús sigue cumpliendo su misión (Mr.16:19-20). El es la vid y
nosotros como iglesia somos sus pámpanos (Jn.15:5). Tanto en la analogía del
cuerpo como de la vida entendemos que si los pámpanos no están conectados con
la vid de nada sirve, igualmente si el cuerpo no está conectado con la cabeza
no hay vida.
Cuando pensamos en la iglesia como un
organismo, entonces no podemos dejar a un lado la idea de la unidad. El cuerpo
no es cuerpo si cada miembro anda por su lado. Además cada miembro del cuerpo
es dependiente del resto del cuerpo. Es un organismo que funciona como un
cuerpo (1Cor.12:18-26)
Puede haber diferentes ministerios en la
iglesia, pero la cabeza es la misma, el propósito es el mismo, como también la
meta y la visión. No es la visión de algunos de los miembros, es la visión de
la cabeza, es la visión de poblar el cielo con gente redimida y cambiada a la
imagen de Jesús (Apoc.5 / Mt.24:14 / Mt.28:18-20 / Mr.16:15 / Ef.4:12 / Gal4:19). Dios da muchos y
diferentes dones, pero todos son para la edificación de la iglesia (1Cor.12:4-7
/ 1Cor.14:5.12.26).
La relación que cada miembro tiene en el
cuerpo de Cristo
La Biblia es muy clara al anotar que cada
uno de los miembros del cuerpo de Cristo es valioso y de importancia, cada uno
tiene una función necesaria e imprescindible (1Cor.12:21-25). Aunque hay muchos miembros solo hay una
cabeza – Cristo. Los miembros no van a funcionar correctamente si no andan
sujetos a la cabeza (1Cor.12:4-7 / Ef.1:22). Para un buen funcionamiento del cuerpo debemos
entender el aspecto de la sumisión en el cuerpo, solo así seremos bendición y
solo así cumpliremos con el propósito de Dios para nosotros y para el mundo:
- Sumisión a Dios, y a su hijo Jesús (Ef.5:24 / Hebr.2:8 / Hebr.12:9 / Stg.4:7)
- Sumisión a los líderes de la iglesia puestos por Dios (Hebr.13:7 / 1Cor.16:16 / 1Tes.5:12-13).
- Sumisión el uno al otro en Cristo (Ef.5:21 / 1Pe.5:5).
Todo creyente debe relacionarse con una
iglesia local. Así le será posible desarrollar los dones que Dios le da y
aprender a someterse. La iglesia local también es la que provee el ambiente en
el cual podemos crecer espiritualmente como creyentes en Jesús. La iglesia es el lugar donde aprendemos a
rendir cuentas (Mt.18:17). Recordemos que todas las cartas en el N.T.
están dirigidas a una iglesia local y no a un cuerpo místico o a una iglesia
global. Los ministerios los da Dios a la iglesia local, para que esta sea
edificada y crezca conjuntamente a la imagen de Jesús (Ef.4.11-16). Es en la iglesia local donde podemos
practicar y ejercer los dones de Dios para edificación de la iglesia
(1Cor.14.12).
El ministerio en la iglesia no es solo un
ministerio de unos especialistas sirviéndole a una congregación pasiva. La
Biblia más bien nos enseña que es el ministerio de todos para con todos.
Reconocemos el liderazgo espiritual que Dios ha colocado en la iglesia, pero no
olvidamos que ahora el sacerdocio es de todo el cuerpo (Ef.4:11-15 /
1Pe.2:1-10). La intención de Dios es que cada uno de
los miembros del cuerpo de Cristo tenga un ministerio, o mejor, que ministre de acuerdo a los dones
que Dios le ha dado. La iglesia que aprende a servir conjuntamente va a
experimentar crecimiento sano (1Cor.12 / Ef.4:11-15). Todos ayudan a la
edificación del cuerpo de Cristo y al cumplimiento de la visión divina
(1Pe.2:8-10). El amor debe ser la fuerza que mueve al
cuerpo a ministrarse mutuamente (1Pe.1:22 / 1Cor.13 / Gal.5.13 / Ef.4:2-3.15-16
/ Ef.3:17-19 / Col.3:12-15 / 1Tes.5.12-13).
Para que todo lo arriba mencionado
funcione debidamente, el creyente debe reunirse o congregarse en una iglesia
local en la que se compromete a servir y a ser servido (Hebr.10:23-25).
El apoyo de los creyentes es de suprema importancia en la vida de creyentes que
quieren ser estables y que quieren avanzar en las cosas del Señor.
[1] Duffield Guy P. y Van Cleave Nathaniel M.
Fundamentos de Teología Pentecostal. San Dimas California: Life Pacific
College, 2002. P.454.
[2] Duffield Guy P. y Van Cleave Nathaniel M.
Fundamentos de Teología Pentecostal. San Dimas California: Life Pacific
College, 2002. P.454.
[3] Duffield Guy P. y Van Cleave Nathaniel M.
Fundamentos de Teología Pentecostal. San Dimas California: Life Pacific
College, 2002. P.467.
[4]Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América:
Sociedades Bíblicas Unidas) 1998.
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