Mr.1:39-42
/ Mt.10:1.8 / Mr.16:15-20 / Jn.14:12-14 / Hebr.13:8
Los
Evangelios mencionan un gran número de episodios en los que Jesús sanó a los
enfermos
(Mt.8:14-17 / Mt.9:22 / Lc.6:10 / Mt.15:28 / Hch.2:22). Jesús no solamente sanó
a los enfermos sino que también entrenó a sus discípulos a sanar a los
enfermos. Jesús envía a sus servidores a predicar el Evangelio y a sanar a los
enfermos (Mt.10:1.8 / Mr.16:15-20). Los apóstoles siguieren este ministerio una
vez que Jesús había ascendido al cielo (Hch.3:6 / Hch.9:36). Además notamos que
Dios da dones de sanidad a la iglesia para que a través de ellos, en la iglesia,
los creyentes se ministren los unos a los otros (1Cor.12:9-10). Dios sí está
interesado en sanar a los enfermos, es Su voluntad sanar a los enfermos.
Vernon Purdy
nombra diferentes razones por las cuales Dios aun sana hoy día. Las razones
principales se resumen de la siguiente manera:
- La
sanidad se encuentra en la Biblia.
Allí aparece Jesús como Sanador y Él es el mismo ayer, hoy y por siempre
(Hebr.13:8).
- La
sanidad divina se encuentra dentro de la obra expiatoria de Cristo. La enseñanza bíblica sobre
la sanidad es paralela a su enseñanza sobre la salvación (Sal.103 /
Is.53).
- El
Evangelio es para la persona completa: espíritu, alma y cuerpo. Dios jamás separa en
diferentes secciones al hombre como tal, sino que lo ve como una unidad.
Dios está en el plan de restaurar al hombre en su totalidad.[1]
Jesús no es
solamente un buen predicador, quien con Sus palabras convence a los oyentes, Él es Sabiduría de Dios y poder de Dios
(Mt.7:29 / 1Cor.1:24). Dios es un Dios que hace milagros y sana a los enfermos.
El Señor está más dispuesto a sanar y a hacer milagros de lo que muchas veces
lo estamos nosotros. El sí quiere sanar (Mr.1:39-42). Jesús es el mismo ayer, hoy
y por siempre (Hebr.13:8). El que fue
activo en la creación, también está actuando hoy con poder en la iglesia (Col.1:16-17).
¿Cuáles son las causas de la enfermedad?
Al crear Dios al
hombre lo creó muy bien, sin enfermedad ni imperfecciones (Gn.1:26-31). Es el pecado que trae la destrucción de
nuestro cuerpo (Stg.1:13-15):
- El
pecado puede ser la razón
directa o indirecta de la enfermedad (Ex.7 / Lv.12 / 2Re.5:27 / 2Cron.26:18ss
/ 2Re.16:2-13 / 1Cor.11:29). Al pueblo de Israel se le enseñó claramente
que la obediencia a los mandamientos de Dios trae sanidad y bienestar
(Ex.15:26 / Dt.28:1s / Sal.41:2-4 / Prov.3:7-8 / Prov.4:20-23 / Mal.3:18).
- La enfermedad puede ser un ataque directo de Satanás
(Job.2:7 / Hch.10:38 / En la historia relatada en Lc.13:16 se habla de un espíritu de enfermedad).
- También nos podemos enfermar al no cuidar
debidamente nuestros cuerpos (1Tes.4:4 / Filp.2:30).
- Para
que se manifiesten las obras de Dios (Jn.9:1-2).
¿Cuál es la voluntad de Dios?
En
el Antiguo Testamento
observamos que la sanidad está directamente relacionada con la obediencia a
Dios (Ex.15:26s / Lv.26:16 / Dt.28 / Sal.41:2-4 / Prov.3:7-8 / Prov.4:20s /
Mal.3:20).
- Dios es el Dios Sanador (Ex.15:26 / Ex.23:25 / Dt.7:15).
- En el Antiguo Testamento tenemos una serie de testimonios de sanidades (2Re.4:17-37 / 2Re.5:1-14 / Is.38:1-5.21). Los salmistas dan además testimonio de sanidades (Sal.30:2 / Sal.103:3 / Sal.107:1-20). Los líderes, por el otro lado, reciben una fuerte amonestación porque han dejado a un lado el sanar al pueblo (Ez.34:4 / Zac.11:16). El pueblo que busca a Dios tiene una promesa de sanidad (Is.19:22).
Sanidad
en el ministerio de los apóstoles: Las
sanidades ocurren en el libro de los Hechos con la misma naturalidad que en los
Evangelios. Nunca fue ni es el plan de
Dios que las sanidades dejen de ocurrir.
- Jesús dijo que estas son las señales que seguirán a
los que creen en Su nombre (Mr.16:17-20). De hecho vemos en la Biblia
que Jesús nos envía a sanar a los enfermos. Este asunto es parte de la
comisión de Jesús a sus discípulos (Mt.10:6-8).
- Los apóstoles estaban convencidos que era la voluntad de Dios
sanar a los enfermos (Hch.2:22 / Hch.10:38)
- La predicación de la Palabra
de Dios ocurrió con la demostración
del Espíritu (1Cor.2:4).
- El
Reino de Dios no consiste en palabras sino en poder (1Cor.4:20). Donde ocurren
milagros y sanidades está el Reino de Dios presente (Lc.10:9 / Lc.11:20).
- Dios
da dones de sanidad a la iglesia.
Si no fuera la voluntad de Dios que en la iglesia se experimenten
sanidades, no daría esos dones a la iglesia (1Cor.12).
- La
iglesia ora por sanidades.
El fruto de esas oraciones lo podemos apreciar en Hch.5:12 (Hch.4:30).
- El Evangelio no solamente
fue predicado con palabras sino en poder y con el Espíritu Santo
(1Tes.1:5).
Dios espera de los
creyentes que ejerzan el ministerio de la misma manera como Jesús lo ejerció. Para eso Jesús dio autoridad a los
discípulos. Dios autoriza a los creyentes para sanar a los enfermos
(Mt.10:1.8 / Mt.28:18-20 / Mr.16:15-20 / Jn.14:12-14
/ Hebr.13:8).
¿Cuáles son los caminos para recibir la sanidad?
Hay dos
condiciones que debemos cumplir para poder recibir sanidad: Orar y tener fe en Dios (Stg.4:2-3 /
Stg.1:5-8). Una de las razones por las que la gente no tiene fe en la sanidad
divina es la falta de la predicación sobre este tema (Rom.10:17). Además
debemos tener en cuenta el llamado de Santiago, pedir apoyo en oración y si es
necesario confesar pecados (Stg.5:13-16). Reconocemos que también los creyentes
se pueden enfermar y eso nos debe llevar a orar los unos por los otros
(Filp.2:25-30 / 1Tim.5:23). La práctica
que propone Santiago también es para nosotros hoy día. Lo que debemos hacer
según Santiago es:
· Llamar a los ancianos. Los ancianos o creyentes
maduros tienen la responsabilidad de apoyar en oración (Ex.17:11-14) y dar
consejería. No se trata de rechazar a los médicos, sino más bien de poner la
situación en las manos de Dios.
· La fe juega un papel importante.
· No
es el aceite ni los ancianos los que sanan al enfermo. Dios es el que lo
levanta. El aceite es un símbolo para el
Espíritu Santo y nos recuerda que la obra es de Dios. No debemos creer en
poderes mágicos del aceite ni de otros elementos similares. Jesús sanó y usó
diferentes métodos (Mt.8:1-4 / Mt.8:5-13 / Hch.5:14-15 / Hch.19:11-19 Mr.6:11-13). La fórmula no es lo significativo.
Lo importante es Jesús, quien es el Sanador y a Él es a quien debemos buscar
primero.
· Si alguien no recibe sanidad
inmediata
debería tomarse tiempo para estudiar la Biblia, además puede seguir orando y si
es posible, entonces ayunar para que la fe sea fortalecida (Mt.8:13 / Mt.15:28
/ Mr.5:34 / Mr.2:5 / Lc.7:50 / Lc.18:35s).
· El
pecado puede ser una razón directa de la enfermedad y por eso el
arrepentimiento es el primer paso que debemos dar para recibir sanidad.
· También
podemos orar los unos por los otros
(Stg.5:15-16). Elías es un ejemplo que nos anima a orar con perseverancia para obtener de Dios la sanidad y ver las
maravillas de Dios en nuestras vidas (1Re.18).
· Sanidad
natural y sanidad sobrenatural no se eliminan mutuamente. Pero debemos
reconocer que la iglesia tiene una tarea de parte de Dios.
Manos a la obra:
·
Jesús
dijo que haríamos lo que Él hizo (Jn.14:12-14).
·
Practique
haciendo lo que ha aprendido y recibido de sus mentores (Filp.4:9).
·
Practique
escuchando al Espíritu Santo (Jn.16:13).
· Pablo
escuchó al Espíritu Santo y actuó según lo que entendía que el Espíritu Santo
le indicaba que hiciera (Hch.14:8-10).
· Jesús dijo vayan a orar por los
enfermos (Mt.10:6-8). Esto
es para nosotros hoy (Hebr.13:8). Empiece buscando a los que están enfermos o
tienen dolor, y pregúnteles si puede orar por ellos.
·
Memorice escrituras que prometen sanidad y úselas en sus
oraciones por los enfermos. Aquí una selección pequeña: Mt.8:17-18 / Mr.16:17-18 / Stg.5:14-15. Recuerde que la fe viene
por el oír y el oír de la Palabra de Dios.
·
Pregunte
a los enfermos qué creen que hará Dios por ellos.
· Ore directamente al dolor o a la
enfermedad. Por ejemplo:
‘La Biblia dice que la oración de fe sanará al enfermo, por eso vengo en el
nombre de Jesús y ordeno sanidad a ese pie… u … ordeno que ese dolor de cabeza
salga de ese cuerpo… etc.’
· Evite
preguntar, ¿Cómo se siente? (Esto anula la fe). Pregunte más bien: ¿Qué está
ocurriendo en este instante en su vida?
· Espere
con acción de gracias que la sanidad se manifieste (Hebr.10:35-36)
· Nuestra
misión es orar con el mejor conocimiento de lo que la Palabra de Dios promete y
dejar los resultados a Dios.
APRENDIENDO COMO SANAR A LOS ENFERMOS
Lea
el capítulo tres del libro ‘HACIENDO LO QUE JESÚS HIZO’ de John y Sonja Decker
buscando detalles e ilustraciones de cómo ministrar a los enfermos.
Practicando:
Pida que UNA
persona que esté con dolor se siente en
la “Silla Caliente” en el centro del círculo. (Otros que también tengan dolor deben esperar
hasta que se ore por la persona anterior). Los que tienen dolor deben sentarse
uno después del otro en la “Silla Caliente” y decir al grupo:
“¡Tengo
dolor! ¡Necesito oración!”
Las personas en el
grupo, una a la vez, proclaman a la persona en la ‘Silla Caliente’ lo
siguiente:
“Quiero orar por usted porque la Biblia
dice…”
(Cite por lo menos una escritura de sanidad de la
Biblia).
“También, yo he visto a Dios sanar a
los enfermos…”
(Testifique de por lo
menos una situación cuando Dios lo sanó o cuando sanó a otra persona. El
testimonio debe ser corto, conciso y preciso – no cuente todos los pormenores
del asunto)
“¡Dios quiere sanarlo ahora!” ¿Está de
acuerdo? (Si)
AHORA la siguiente persona proclama y
testifica – siguiendo el plan sugerido arriba, luego la siguiente persona
proclama y testifica, etc. Cada uno de los que participa orando por el dolido
hace lo mismo. Esta proclamación se hace antes de que alguien comience a orar.
Cuando cada una de las personas
en el círculo haya terminado de proclamar y de testificar, entonces cada
persona debe levantarse, una a la vez, e ir hacia la persona en la “Silla
Caliente”, colocar las manos sobre ella y orar la oración de fe:
“¡Vengo
en el Nombre de Jesucristo y ordeno al dolor (o enfermedad) dejar este cuerpo,
ahora!” “¡¡Amén!!”
(AHORA
la siguiente persona en el círculo hace lo mismo.)
Después de que
cada uno haya orado la oración de fe, pregunte a la persona en la “Silla
Caliente”:
“¡Díganos lo que está sucediendo!” (El grupo debe escuchar con cuidado.
Aquellos que son sanados deben dar testimonio inmediato a todos los reunidos
cuando se le pregunte.)
REPITA EL MISMO
PROCESO ANTERIOR CON CADA UNO DE LOS QUE MANIFIESTAN ALGUNA DOLENCIA Y QUE
PIDEN QUE SE ORE POR ELLOS. HAGA ESTO HASTA QUE SE HAYA ORADO POR TODOS LOS QUE
TENGAN DOLOR.
Escrituras de
sanidad: Stg.5:14-16 / 1Pe.2:24 / Mr.16:17-20 / Jn.14:11-12 / Mt10:1, 7 /
Ex.15:26 / Sal.103:2-3 / Sal.147:2-3.
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