Lc.7:22 /
Mt.11:5 / Lc.19:10 / Lc.5:32 / Mt.18:11 / Mt.9:35-38
Una de las tareas de Jesús sobre la tierra y para la
cual Jesús fue ungido era la de predicar las Buenas Nuevas a la gente (Mt.11:5). El llamó a sus discípulos
para hacer de ellos pescadores de gente (Mt.4:19).
Dios quiere que todos lleguen al conocimiento de la verdad y que sean
salvos (1Tim.2:1-4). Jesús envió a
los discípulos que estaba entrenando a hacer lo mismo que Él estaba haciendo -
Él veía la gran cosecha que debía ser recogida, quería que Sus discípulos se
involucraran en la cosecha (Mt.9:35-38)
y, quería que sus discípulos predicaran a la gente el mensaje del Reino de Dios
con poder (Mt.10:7). Cuando Jesús
está finalmente listo a partir y regresar donde Su Padre se dirige a sus
discípulos y les encarga lo que llamamos la gran comisión (Mt.28:18-20 / Hch.1:8). Esta comisión no es solo para algunos
pocos especialistas, sino para todos aquellos que son Sus discípulos. Todos
llegamos a ser Sus embajadores y todos somos llamados a predicar el mensaje de
la reconciliación (2Cor.5:18-21 /
Hch.1:8).
·
Dios
nos ha dado un mandamiento de ir por todo el
mundo y de hacer discípulos de Cristo en todas las naciones (Mt.28:18-20). Esta
gran comisión estuvo y está dirigida a todos los seguidores de Cristo.
·
El deseo de Dios es que nadie se pierda, sino que cada humano tenga la
oportunidad de oír el Evangelio y que llegue al conocimiento de la verdad
(1Tim.2:1-4). Para cumplir con ese deseo es necesario entender que los seguidores de Cristo tienen la
obligación de hacer su parte en compartir el Evangelio con la gente
(Mr.16:15-17).
Para poder correr con la visión y ser parte del gran
proyecto de salvación de Dios en el mundo, debemos entender primero en qué
consiste la visión de Dios, como
también debemos entender nuestra
responsabilidad como individuos y como iglesia en el plan de Dios.
La
visión de Dios
Un día veremos en el cielo gente de todos los
pueblos, razas y naciones, adorando al único y verdadero Dios, Creador del
cielo y de la tierra (Apoc.7:9-10 / Apoc.5:8-14 / Rom.11:25).
El
hombre sin Dios está perdido
El
hombre anda perdido y se perderá eternamente si nadie le dice como salvarse (Rom.1:18-23 / Rom.3:19-23). Si
el hombre no toma la decisión correcta durante la vida en este mundo, entonces
se pierde eternamente (Lc.16:19-31).
El
amor de Dios por los perdidos
Dios tiene gran
pasión por la gente perdida y necesitada de un rescate. Antes de que Jesús
ascendiera al cielo mostró una gran preocupación e interés por las ovejas
sin redil (Jn.10:15-16 / Jn.12:32). El amor de Dios por los humanos es la
razón del por qué Dios envió a su hijo Jesucristo a este mundo (Jn.3:16) y la
razón del por qué manda una y otra vez a los cristianos a predicar el Evangelio
en todo el mundo (Jonás / Hch.13:1-3
/ Mt.9:35 a Mt.10 / Hch.1:8 / Lc.15).
Solo
hay un camino
Hay una diferencia
entre religión, religiosidad y Evangelio. La religión no es más que el esfuerzo
del hombre que trata de superarse por sus propios medios. El Evangelio dice
que: Dios viene a rescatar a los humanos ofreciéndoles vida eterna por gracia
(Ef.2:8-10). No hay otro nombre en el cual hay salvación fuera de Jesús
(Hch.4:12).
El
Espíritu Santo está muy interesado en el cumplimiento de la tarea encomendada
El Espíritu Santo llama a las misiones (Hch.13:1-3). El Espíritu Santo
es el poder de Dios que los discípulos de Cristo requieren para así ser capaces de hacer las mismas obras que
Jesús hizo (Jn.14:12-28 / Hch.1:8 / Lc.24:49).
El
mandamiento de Dios
Antes de que
Jesucristo ascendiera al cielo habló con sus discípulos y les encomendó una tarea que revela la voluntad de Dios para la iglesia
en todos los tiempos (Mt.28:18-20 / Hch.1:8 / Mr.16-20:15 / Lc.24:46-49 /
Jn.20:21-23).
¿Cómo
puede cada creyente involucrarse personalmente en el evangelismo y en las
misiones?
- Investigar (Jn.4:34-38)
- Interceder (Mt.9:35-38 / 1Tim.2:1-4)
- Invertir (Malq.3:10 / 2Cor.9:6-15 / Filp.4:10-20 / Ex.35:4-5.20-22 / Ex.36:2-5 / Ex.40:33-38)
- Intervenir – Vaya y haga lo que Jesús hizo (Mt.28:18-20 / Mt.10:5)
Manos
a la obra
Una de las maneras
efectivas para compartir el Evangelio a otra gente es usando el testimonio
personal de cómo llegamos a conocer a Jesucristo. Dios nos llama a ser testigos
(Hch.1:8). Lo que Dios hizo en nuestra vida nadie lo podrá poner en duda. La
realidad del cambio que he experimentado por el poder de Dios es una
herramienta poderosa para ayudar a otros a entender que Dios es un Dios vivo y
que salva. Debemos estar preparados para compartir nuestro testimonio en
cualquier momento. El Espíritu Santo utilizará
nuestro testimonio para impactar a la gente a nuestro alrededor y para llevar a
los pre-cristianos a que pregunten qué es lo que deben hacer para conectarse
con Dios (Hch.2:37-38 - ‘Hermanos,
¿qué debemos hacer?… Arrepiéntanse y bautícese cada uno de
ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados… les contestó
Pedro…, y recibirán el don del Espíritu
Santo’).
Una vez que
compartimos nuestro testimonio personal debemos
estar preparados para guiar a las personas que quieren ser salvas en una
oración para recibir a Cristo (Hch.16:30-33).
Adquiera una copia del libro ‘Haciendo lo que Jesús Hizo’ y utilice
las recomendaciones en el capítulo uno para preparar su testimonio.
1 Pedro 3:15 –
‘Más bien, honren en su corazón a Cristo
como Señor. Estén siempre preparados
para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes.
Pero háganlo con gentileza y respeto’.
*****
Preparándonos
para la obra del ministerio
Escriba un
testimonio conciso y simple de cómo usted personalmente conoció a Jesucristo
(Que el testimonio pueda darse en cinco
minutos). Incluya estos hechos esenciales en su testimonio:
- Cómo era usted antes de entregar su vida a Cristo.
- Mencione la situación o persona que lo motivó a mirar a Dios.
- Cite la clase de oración que hizo para recibir a Cristo, incluyendo el arrepentimiento de sus pecados.
- Haga referencia de las cosas positivas que le han sucedido desde que entregó su vida a Cristo.
- Incluya una afirmación final que invite a los que le escuchan al punto de decidir orar una oración de arrepentimiento y recibir a Cristo.
Practique
el compartir su testimonio:
·
Dramatice/practique
con otra persona en su grupo. Esta práctica nos
ayudará a estar preparados cuando se nos presenten las situaciones reales en la
vida.
·
La persona con la cual
está practicando comienza y comenta diciendo algo así como:
“Cómo
es usted de “diferente” a la mayoría de las personas, usted es alguien que ayuda más, que es más positivo, feliz, amoroso,
pacífico, paciente, amable,
etc.
OTRO
EJEMPLO: ‘Veo que usted es diferente a los demás colegas, usted no maldice cuando
algo le sale mal en el trabajo’.
- Si usted recibió a Cristo como ADULTO, responda diciendo… “Yo no siempre he sido así.” “Tuve un encuentro con Dios que cambió mi vida”. “¿Me permite contarle mi historia?”
- Si usted recibió a Cristo como un NIÑO, responda diciendo…Conocí a Cristo siendo niño, y esto marcó mi vida desde entonces. ¿Me permite contarle mi historia?
- Use su testimonio personal. Al presentar su testimonio use el siguiente orden.
“Mi vida antes de conocer a
Jesucristo era…” (Escriba a
continuación en un par de frases cómo era usted antes de entregar su vida a
Cristo y use esa realidad suya del pasado para comenzar a compartir su
testimonio)
___________________________________________________________________________________________________________________________________
“La razón principal por la que busqué a Dios
fue…” (Aquí usted anota la
situación o persona que lo motivó a mirar a Dios y siga diciendo…)
___________________________________________________________________________________________________________________________________
“La oración que cambió mi vida fue más o menos
así…” (Ahora anote la
oración que hizo para recibir a Cristo, incluyendo el arrepentimiento de sus
pecados y siga diciendo…)
___________________________________________________________________________________________________________________________________
“Desde entonces, han sucedido toda clase de
cosas. Por ejemplo…” (Anote aquí las
cosas positivas que le han sucedido desde que entregó su vida a Cristo y siga
diciendo…)
___________________________________________________________________________________________________________________________________
Dígale
finalmente a la persona: “Él hizo todo esto por mí, y Él lo hará
también por usted. ¿Le gustaría invitar
a Jesucristo a entrar a su vida ahora? (el ‘pre-cristiano’ responde
diciendo: Si)
Entonces oremos juntos:
(Guie ahora la persona, a la que le
compartió su testimonio, en la oración de entrega)
¨Jesucristo, ven a mi
vida. Me arrepiento de mis pecados. Perdóname por lo que he dicho y hecho que no
ha estado bien. Te recibo como mi Salvador y Señor. Gracias por perdonarme.
Amén.”
Después de ganar confianza practicando, compartiendo
su historia con amigos creyentes, ore por oportunidades para compartir su “testimonio
en el lugar de trabajo” con pre-creyentes cristianos. El Señor le dará muchas oportunidades para
guiar gente a Cristo.
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