jueves, 8 de noviembre de 2012

Guiando la gente a Cristo

El Espíritu del SEÑOR está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Noticia a los pobres. Me ha enviado a proclamar que los cautivos serán liberados, que los ciegos verán, que los oprimidos serán puestos en libertad, y que ha llegado el tiempo del favor del SEÑOR. (Lc.4:18-19) (Nueva Traducción Viviente)

Lc.7:22 / Mt.11:5 / Lc.19:10 / Lc.5:32 / Mt.18:11 / Mt.9:35-38


Una de las tareas de Jesús sobre la tierra y para la cual Jesús fue ungido era la de predicar las Buenas Nuevas a la gente (Mt.11:5). El llamó a sus discípulos para hacer de ellos pescadores de gente (Mt.4:19). Dios quiere que todos lleguen al conocimiento de la verdad y que sean salvos (1Tim.2:1-4). Jesús envió a los discípulos que estaba entrenando a hacer lo mismo que Él estaba haciendo - Él veía la gran cosecha que debía ser recogida, quería que Sus discípulos se involucraran en la cosecha (Mt.9:35-38) y, quería que sus discípulos predicaran a la gente el mensaje del Reino de Dios con poder (Mt.10:7). Cuando Jesús está finalmente listo a partir y regresar donde Su Padre se dirige a sus discípulos y les encarga lo que llamamos la gran comisión (Mt.28:18-20 / Hch.1:8). Esta comisión no es solo para algunos pocos especialistas, sino para todos aquellos que son Sus discípulos. Todos llegamos a ser Sus embajadores y todos somos llamados a predicar el mensaje de la reconciliación (2Cor.5:18-21 / Hch.1:8).



·         Dios nos ha dado un mandamiento de ir por todo el mundo y de hacer discípulos de Cristo en todas las naciones (Mt.28:18-20). Esta gran comisión estuvo y está dirigida a todos los seguidores de Cristo.
·         El deseo de Dios es que nadie se pierda, sino que cada humano tenga la oportunidad de oír el Evangelio y que llegue al conocimiento de la verdad (1Tim.2:1-4). Para cumplir con ese deseo es necesario entender que los seguidores de Cristo tienen la obligación de hacer su parte en compartir el Evangelio con la gente (Mr.16:15-17).

Para poder correr con la visión y ser parte del gran proyecto de salvación de Dios en el mundo, debemos entender primero en qué consiste la visión de Dios, como también debemos entender nuestra responsabilidad como individuos y como iglesia en el plan de Dios.



La visión de Dios
Un día veremos en el cielo gente de todos los pueblos, razas y naciones, adorando al único y verdadero Dios, Creador del cielo y de la tierra (Apoc.7:9-10 / Apoc.5:8-14 / Rom.11:25).


El hombre sin Dios está perdido
El hombre anda perdido y se perderá eternamente si nadie le dice como salvarse (Rom.1:18-23 / Rom.3:19-23). Si el hombre no toma la decisión correcta durante la vida en este mundo, entonces se pierde eternamente (Lc.16:19-31).


El amor de Dios por los perdidos
Dios tiene gran pasión por la gente perdida y necesitada de un rescate. Antes de que Jesús ascendiera al cielo mostró una gran preocupación e interés por las ovejas sin redil (Jn.10:15-16 / Jn.12:32). El amor de Dios por los humanos es la razón del por qué Dios envió a su hijo Jesucristo a este mundo (Jn.3:16) y la razón del por qué manda una y otra vez a los cristianos a predicar el Evangelio en todo el mundo (Jonás / Hch.13:1-3 / Mt.9:35 a Mt.10 / Hch.1:8 / Lc.15).


Solo hay un camino
Hay una diferencia entre religión, religiosidad y Evangelio. La religión no es más que el esfuerzo del hombre que trata de superarse por sus propios medios. El Evangelio dice que: Dios viene a rescatar a los humanos ofreciéndoles vida eterna por gracia (Ef.2:8-10). No hay otro nombre en el cual hay salvación fuera de Jesús (Hch.4:12).


El Espíritu Santo está muy interesado en el cumplimiento de la tarea encomendada
El Espíritu Santo llama a las misiones (Hch.13:1-3). El Espíritu Santo es el poder de Dios que los discípulos de Cristo requieren para así ser capaces de hacer las mismas obras que Jesús hizo (Jn.14:12-28 / Hch.1:8 / Lc.24:49).


El mandamiento de Dios
Antes de que Jesucristo ascendiera al cielo habló con sus discípulos y les encomendó una tarea que revela la voluntad de Dios para la iglesia en todos los tiempos (Mt.28:18-20 / Hch.1:8 / Mr.16-20:15 / Lc.24:46-49 / Jn.20:21-23).


¿Cómo puede cada creyente involucrarse personalmente en el evangelismo y en las misiones?
  • Investigar  (Jn.4:34-38)
  • Interceder (Mt.9:35-38 / 1Tim.2:1-4)
  • Invertir (Malq.3:10 / 2Cor.9:6-15 / Filp.4:10-20 / Ex.35:4-5.20-22 / Ex.36:2-5 / Ex.40:33-38)
  • Intervenir – Vaya y haga lo que Jesús hizo (Mt.28:18-20 / Mt.10:5)



Manos a la obra
Una de las maneras efectivas para compartir el Evangelio a otra gente es usando el testimonio personal de cómo llegamos a conocer a Jesucristo. Dios nos llama a ser testigos (Hch.1:8). Lo que Dios hizo en nuestra vida nadie lo podrá poner en duda. La realidad del cambio que he experimentado por el poder de Dios es una herramienta poderosa para ayudar a otros a entender que Dios es un Dios vivo y que salva. Debemos estar preparados para compartir nuestro testimonio en cualquier momento. El Espíritu Santo utilizará nuestro testimonio para impactar a la gente a nuestro alrededor y para llevar a los pre-cristianos a que pregunten qué es lo que deben hacer para conectarse con Dios (Hch.2:37-38 - Hermanos,  ¿qué debemos hacer?… Arrepiéntanse y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados… les contestó Pedro…,  y recibirán el don del Espíritu Santo’).

Una vez que compartimos nuestro testimonio personal debemos estar preparados para guiar a las personas que quieren ser salvas en una oración para recibir a Cristo (Hch.16:30-33).

Adquiera una copia del libro ‘Haciendo lo que Jesús Hizo’ y utilice las recomendaciones en el capítulo uno para preparar su testimonio.


1 Pedro 3:15 – ‘Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con gentileza y respeto’.


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Preparándonos para la obra del ministerio

Escriba un testimonio conciso y simple de cómo usted personalmente conoció a Jesucristo (Que el testimonio pueda darse en cinco minutos). Incluya estos hechos esenciales en su testimonio:
  • Cómo era usted antes de entregar su vida a Cristo.
  • Mencione la situación o persona que lo motivó a mirar a Dios.
  • Cite la clase de oración que hizo para recibir a Cristo, incluyendo el arrepentimiento de sus pecados.
  • Haga referencia de las cosas positivas que le han sucedido desde que entregó su vida a Cristo.
  • Incluya una afirmación final que invite a los que le escuchan al punto de decidir orar una oración de arrepentimiento y recibir a Cristo.


Practique el compartir su testimonio:

·         Dramatice/practique con otra persona en su grupo. Esta práctica nos ayudará a estar preparados cuando se nos presenten las situaciones reales en la vida.

·         La persona con la cual está practicando comienza y comenta diciendo algo así como:
“Cómo es usted de “diferente” a la mayoría de las personas, usted es alguien que ayuda más, que es más positivo, feliz, amoroso, pacífico, paciente, amable, etc.
OTRO EJEMPLO: ‘Veo que usted es diferente a los demás colegas, usted no maldice cuando algo le sale mal en el trabajo’.


  • Si usted recibió a Cristo como ADULTO, responda diciendo…  Yo no siempre he sido así.” “Tuve un encuentro con Dios que cambió mi vida”. “¿Me permite contarle mi historia?” 
  • Si usted recibió a Cristo como un NIÑO, responda diciendo…Conocí a Cristo siendo niño, y esto  marcó mi vida desde entonces. ¿Me permite contarle mi historia?


  • Use su testimonio personal. Al presentar su testimonio use el siguiente orden.



“Mi vida antes de conocer a Jesucristo era…” (Escriba a continuación en un par de frases cómo era usted antes de entregar su vida a Cristo y use esa realidad suya del pasado para comenzar a compartir su testimonio)
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 “La razón principal por la que busqué a Dios fue…” (Aquí usted anota la situación o persona que lo motivó a mirar a Dios y siga diciendo…)
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 “La oración que cambió mi vida fue más o menos así…” (Ahora anote la oración que hizo para recibir a Cristo, incluyendo el arrepentimiento de sus pecados y siga diciendo…)
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 “Desde entonces, han sucedido toda clase de cosas. Por ejemplo…” (Anote aquí las cosas positivas que le han sucedido desde que entregó su vida a Cristo y siga diciendo…)
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Dígale finalmente a la persona: “Él hizo todo esto por mí, y Él lo hará también por usted.  ¿Le gustaría invitar a Jesucristo a entrar a su vida ahora? (el ‘pre-cristiano’ responde diciendo: Si)


Entonces oremos juntos: (Guie ahora la persona, a la que le compartió su testimonio, en la oración de entrega)
¨Jesucristo, ven a mi vida.  Me arrepiento de mis pecados.  Perdóname por lo que he dicho y hecho que no ha estado bien. Te recibo como mi Salvador y Señor. Gracias por perdonarme. Amén.”


Después de ganar confianza practicando, compartiendo su historia con amigos creyentes, ore por oportunidades para compartir su “testimonio en el lugar de trabajo” con pre-creyentes cristianos.  El Señor le dará muchas oportunidades para guiar gente a Cristo. 


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