jueves, 2 de abril de 2020

tormenta - temor - JESÚS

"Cuando ya anochecía, sus discípulos bajaron al lago y subieron a una barca, y comenzaron a cruzar el lago en dirección a Capernaúm. Para entonces ya había oscurecido, y Jesús  todavía no se les había unido. Por causa del fuerte viento que soplaba, el lago estaba picado. Habrían remado unos cinco o seis kilómetros cuando vieron que Jesús se acercaba a la barca, caminando sobre el agua, y se  asustaron. Pero él les dijo: «No tengan miedo, que soy yo.» Así que se dispusieron a recibirlo a bordo, y en seguida la  barca llegó a la orilla adonde se dirigían" (Jn.6:16-21) NVI.

Vivimos en un tiempo que está marcado por el temor, la angustia y el miedo. Tenemos miedo de la pandemia, y en medio de ésta tenemos temor del futuro, del estar solos, de la posibilidad de enfermarnos, de la situación económica, del sufrimiento, de posibles hambrunas, del aburrimiento, etc. Son de verdad  tiempos como los describe la Biblia en Ef.5:16: "...los días son malos".

Es interesante notar que la Biblia nos dice una y otra vez: "No tengan miedo" (Jn.6:20 / Is.41:10,14 / Is.43:1-2 / Mt.14:27-31 / Mr.16:6 / Apoc.1:17-18). Esto significa mucho para nosotros en estos días de muchas incertidumbres y de situaciones nunca vividas antes y que quieren atrapar nuestra atención, controlar nuestras emociones. Dios nos dice de varias maneras: "No tema". Es obvio que Dios nos quiere ayudar a vencer el temor, la angustia y el terror.

En nuestra historia notamos que los discípulos habían obedecido el mandato de Jesús de subirse al bote y pasar a Capernaúm. Jesús quería unirse a ellos en un momento más tarde. Además, parece que de alguna manera Jesús se había retrasado. Jesús había estado orando  (Mr.6:45-46). De repente una tormenta sorprende a los discípulos. El temor los invade y estos hombres luchan esforzadamente por la vida.

Cuando somos sorprendidos por las tormentas de la vida podemos experimentar también temor y angustia. En el momento que los discípulos zarparon las aguas estaban tranquilas. Esas circunstancias con seguridad estaban anunciando un buen viaje. En ningún momento esperaban un viento tan fuerte como el que de repente los sorprendió. Ellos rápidamente se vieron en medio de una tormenta sin precedentes. Lo mismo nos puede ocurrir a nosotros. Experimentamos las tormentas de la vida: enfermedad, necesidades económicas, pandemia, muerte, rechazo, etc. Recuerde a José (Gn.42:21 / Sal.105:16-22). Frecuentemente nos encontramos con estas tormentas en los momentos menos esperados.

LA VERDAD DE JESÚS NOS HACE LIBRES:

La oscuridad que los rodeaba incrementaba el temor y la inseguridad, la visibilidad era limitada. En esos momentos los peligros y el estrés emocional se incrementan.
En los momentos de oscuridad, tanto física como espiritual o por el desconocimiento de la verdad, Satanás aprovecha y nos bombardea con mentiras. Y lo terrible - nosotros creemos esas mentiras, actuamos indebidamente e incrementamos con ello las dudas, el temor y la inseguridad (Gn.3:1-10 / 2Cor.4:4 / Hebr.2:15 / Rom.8:15 / 2Tim.1:7 / 1Re.22:22).

Debemos recordar que los discípulos estaban cansados, agotados y con poca energía. Habían remado con fuerza y no avanzaron mucho. Estaban luchando por permanecer a flote y de repente aparece una figura en la oscuridad - ellos creen que es un fantasma. Todos los discípulos ven ese espectáculo. Todos se dejaron infectar por el terror y pensaron que el ángel de la muerte los vino a recoger. Marcos relata esta situación de la siguiente manera: "Al anochecer, la barca se hallaba en medio del lago, y Jesús estaba en tierra solo. En la madrugada, vio que los discípulos hacían grandes esfuerzos para remar, pues tenían el viento en contra. Se acercó a ellos caminando sobre el lago, e iba a  pasarlos de largo. Los discípulos, al verlo caminar sobre el agua, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, llenos de miedo por lo que veían" (Mr.6:47-50) NVI.

La palabra de Jesús nos libera del engaño y del temor. Jesús les dijo a los discípulos: «No tengan miedo, que soy yo.»  De alguna manera Jesús les recuerda quien es Él: "Yo Soy". Él es el Hijo de Dios, Él tiene todo el poder - por eso no había lugar para el temor. Esta fue la misma palabra que escuchó Moisés (Gn.3:13-15).

En la Biblia leemos de diferentes "YO SOY". Yo soy el Mesías (Jn.4:26). Yo soy, no teman (Jn.6:20). Yo soy el pan de vida (Jn.6:35). Yo soy de allá arriba (Jn.8:23). Yo soy la luz del mundo (Jn.8:12). Yo soy la puerta (Jn.10:7). Yo soy el buen pastor (Jn.10:14). Yo soy el Hijo de Dios (Jn.10:36). Yo soy la resurrección y la vida (Jn.11:25). Yo soy el Señor y Maestro (Jn.13:13). Yo soy el camino, la verdad y la vida (Jn.14:6). Yo soy la vida verdadera (Jn.15:1). Yo soy el Alpha y el Omega (Apoc.1:8). Yo soy el Primero y el Últimos (Apoc.1:17).

Cuando entendemos quién es Jesús y cuando ponemos atención a Su Palabra, a las palabras de aliento que vienen de nuestro Señor, es que comenzamos a sentirnos seguros y a ser liberados de todo temor (Mt.28:18-20 / ¡Jn.16:33! / Is.46:4).

Cómo sea que suene la mentira que el diablo nos sople al oído, la manera para contraatacar a las mentiras del diablo es conociendo y declarando la Verdad de Dios (Mt.4:1-11).

LA PRESENCIA DE JESÚS NOS TRAE PAZ

Otro hecho es que si no tenemos a Jesús en el bote podemos ser personas llenas de temores. Jesús no se había subido con los discípulos al bote. Jesús no estaba presente; ellos estaban sin Jesús y se sentían abandonados.
Los discípulos no habían planeado navegar sin Jesús a bordo, pero en este caso las circunstancias se dieron para que Él no estuviera con ellos en el comienzo del viaje. En un momento crítico Jesús aparece y los discípulos recibieron a Jesús en el bote y el viento se calma. Jesús en el bote marcó la diferencia.

Si dejamos a Dios por fuera de nuestras vidas, entonces el temor, la inseguridad, la angustia van a ser fieles acompañantes. Por eso nos llama Dios a cuidar nuestra relación con Él (Lc.10:38-42 / Hebr.12:15 / 2Pe.1:3-11).

La persona que no ha invitado a Jesús a su vida va a tener muchos problemas en resolver el asunto del temor. Entendemos que el llamado que hace Dios en Apoc.3:20 es primeramente un llamado a la iglesia, pero entendemos también que este es un llamado a todas las personas: "Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo" NVI. LEA TAMBIÉN: Jn.14:27. Aprovechemos los tiempos de tormentas para revisar cómo está nuestra relación con Dios y hagamos todo lo necesario para avivar la conexión con Él.

"Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa" (Is.41:10) NVI.

CONCLUSIÓN:

  • Examine la fuente del temor que está experimentando. Busque en la Biblia la promesa de Dios respectiva - vea lo que Dios dice acerca del temor que está viviendo.
  • Si debe arrepentirse de un pecado, entonces no espere para hacerlo.
  • Rechace toda mentira del diablo declarando la Verdad de Dios.
  • Desarrolle una relación sana con Dios por medio de la Palabra de Dios, la oración, la obediencia, la quietud delante de Dios, siendo sensible a la voz de Dios

ASIMILANDO (2 Timoteo 3:16-17)

[1] ¿Qué lecciones aprendió durante este estudio? ¿Qué escuchó que Dios le impresionaba o hablaba durante este estudio?

[2] ¿Qué pasos va a tomar para ejecutar lo aprendido? Sea específico. ¿Cuándo va a comenzar con la aplicación de las lecciones en su vida y ministerio? ¿A quién le va a rendir cuentas acerca del proceso de ejecución de las lecciones?

[3] ¿Cuáles desafíos cree usted que va a enfrentar en la aplicación de las lecciones en su vida y ministerio? ¿Qué cosas ve usted como favorables para la aplicación de las lecciones?

[4] ¿Con quién va a compartir lo aprendido en esta lección? ¿Cuándo le compartirá?

[5] Anote a continuación una petición de oración relacionada con la sesión y la lección. Comparta con otros su petición y permita que ellos oren con usted. 


1 comentario:

  1. pastor paúl, bendiciones que hermoso es saber que el señor nunca nos dejara a la deriva en la tormenta

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