jueves, 9 de abril de 2020

intercambio de coronas


"Y tejiendo una corona de espinas, la pusieron sobre Su cabeza, y una caña en Su mano derecha; y arrodillándose delante de Él, le hacían burla, diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!»" 
(Mt.27:29) NBLA

Jesús recibió la corona de espinos, aquella corona que representaba la maldición, la separación, la tierra infértil, el castigo, la muerte (Gn.3:18 / Juec.8:7,16 / Prov.22:5 / Is.5:6 / Is.7:23 / Oseas 10:8 / Mt.7:16 / Mt.13:7,22 / Hebr.6:8). Los soldados romanos pusieron sobre la cabeza de Jesús aquella corona de espinos para humillarlo y despreciarlo. Ellos se burlaron de Él y lo rechazaron. 

Jesús cargaba en ese momento la maldición que había sido generada por el pecado de los humanos. El no tenía por qué llevar esa corona. Pilato daba testimonio de que no había encontrado nada malo en Él (Mt.27:24). No, ese no era el camino para el verdadero Rey. Jesús NO ERA CULPABLE. 

Sin embargo, Él permitió que lo coronaran con aquella corona de maldición con la cual el hombre (yo) debía ser coronado. Él lo hizo para podernos coronar con justicia y vida. Él cargó con la maldición para que nosotros pudiéramos recibir la bendición de Dios: "Pero Cristo nos ha rescatado de la maldición dictada en la ley. Cuando fue colgado en la cruz, cargó sobre sí la maldición de nuestras fechorías. Pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero». Mediante Cristo Jesús, Dios bendijo a los gentiles con la misma bendición que le prometió a Abraham, a fin de que los creyentes pudiéramos recibir por medio de la fe al Espíritu Santo prometido" (Gal.3:13-14) NTV.

"Fue despreciado y desechado de los hombres, Varón de dolores y experimentado en aflicción; Y como uno de quien los hombres esconden el rostro, Fue despreciado, y no lo estimamos. Ciertamente Él llevó nuestras enfermedades, Y cargó con nuestros dolores. Con todo, nosotros lo tuvimos por azotado, Por herido de Dios y afligido. Pero Él fue herido por nuestras transgresiones, Molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, Y por Sus heridas hemos sido sanados" (Is.53:3-5) NBLA.

Todo deportista compite esforzándose para recibir una corona. Esa corona, aunque pasajera y corruptible, representa honor y respeto (1Cor.9:25). El apóstol Pablo decía de los Filipenses y de los Tesalonicenses que eran su corona, el fruto de la labor en el nombre de Jesús; eso representaba para el apóstol gozo y satisfacción verdadera. De hecho, el anota diciendo que ellos son su corona de gloria. Pablo ya no andaba jactándose de las maldades que hacía. Ahora su vida era fructífera llevando a otros al conocimiento de la verdad y a la conexión con Dios (Filp.4:1 / 1Tes.2:19). 

También leemos de la corona de Justicia que Dios entregará a todos los que aman Su venida (2Tim.4:8 - Rom.3:25-26 / Rom.6 / Ef.6:14 / 2Cor.5:21). Santiago y Juan nos hablan de la corona de vida que recibiremos si perseveramos en la prueba. Esa corona es una promesa de Dios para todos los que le siguen fielmente y le aman hasta el final (Stg.1:12 / Apoc.2:10 - Jn.5:24-26 / Jn.3:15 / Jn.6:35). Pedro nos recuerda que a diferencia de la corona corruptible que recibe un atleta, la corona que reciben los seguidores de Cristo es una corona inmarcesible (1Pe.5:4). Jesús tomó la corona de muerte que nosotros merecíamos para darnos la corona de vida, de vida eterna.

Con la corona de espinos Jesús parece derrotado, pero ese no es el final. El Cordero de Dios vencerá, porque Él es el Señor de señores y el Rey de reyes, y los que están con Él son llamados, escogidos y fieles (Apoc.17:14 / Apoc.19:16). Él es el Alfa y la Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin (Apoc.22:13). A Él sea toda la gloria, la honra y el poder: "Y oí decir a toda cosa creada que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay: «Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el dominio por los siglos de los siglos»" (Apoc.5:13) NBLA.

'PADRE CELESTIAL, 
CUAN AGRADECIDO estoy de que Jesús cargara esa corona de maldición para liberarme de toda maldición - una vez y por siempre. Todo lo hizo por amor. 
TE ENTREGO toda mi vida marcada de fracasos, de desobediencia, de rechazo, de sentimientos de inferioridad, de odio y venganza. ¡Perdóname Señor!
GRACIAS que Jesús cargó sobre sí la maldición y se hizo maldición para que yo ahora pueda ser liberado de las consecuencias del pecado y vivir una vida bajo la bendición de Dios. 
LIBÉRAME SEÑOR de toda maldición, de toda posible influencia mala y de cualquier sombra oscura que quiera sofocar la vida plena en Ti - lo pido en el nombre de Jesús. 
AHORA ME ENTREGO a Ti y decido obedecerte de todo corazón, todos los días. Deseo vivir bajo Tu bendición cuando estoy en casa y cuando estoy por fuera de casa.
GRACIAS SEÑOR por la cruz y las bendiciones que de ella se desprenden a mi favor. ¡GRACIAS!



ASIMILANDO (2 Timoteo 3:16-17)

[1] ¿Qué lecciones aprendió durante este estudio? ¿Qué escuchó que Dios le impresionaba o hablaba durante este estudio?

[2] ¿Qué pasos va a tomar para ejecutar lo aprendido? Sea específico. ¿Cuándo va a comenzar con la aplicación de las lecciones en su vida y ministerio? ¿A quién le va a rendir cuentas acerca del proceso de ejecución de las lecciones?

[3] ¿Cuáles desafíos cree usted que va a enfrentar en la aplicación de las lecciones en su vida y ministerio? ¿Qué cosas ve usted como favorables para la aplicación de las lecciones?

[4] ¿Con quién va a compartir lo aprendido en esta lección? ¿Cuándo le compartirá?

[5] Anote a continuación una petición de oración relacionada con la sesión y la lección. Comparta con otros su petición y permita que ellos oren con usted.

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