lunes, 13 de abril de 2020

la confianza en tiempos de crisis

"Porque no queremos que ignoren, hermanos, acerca de nuestra aflicción sufrida en Asia. Porque fuimos abrumados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas, de modo que hasta perdimos la esperanza de salir con vida. De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos,..." (2Cor.1:8-9) NBLA.

Cuando vemos o experimentamos cosas dolorosas, una crisis, una enfermedad o una pandemia como la que estamos viviendo hoy día, todo aquello que en algún momento nos daba una cierta seguridad, ahora se esfuma o pierde relevancia. Dios usa esos momentos para llevarnos a confiar totalmente en Él; es en esos momentos que aprendemos que la roca es Cristo.

Dios incrusta en nuestras vidas aquellos momentos en los que somos sacudidos para que nos demos cuenta de lo que tiene valor y lo que verdaderamente importa, y para hacer de nosotros joyas preciosas que le glorifican (1Cor.3:13-15 / 1Pe.1:7 / Mt.7:24-27 / Hch.14:22).

Vea el ejemplo del apóstol Pablo. 


[1] Él llegó a sus límites, pero Dios lo estaba llevando a confiar totalmente en Cristo.

"Porque no queremos que ignoren, hermanos, acerca de nuestra aflicción sufrida en Asia. Porque fuimos abrumados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas, de modo que hasta perdimos la esperanza de salir con vida. De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos,..." (2Cor.1:8-9) NBLA. - 2Tim.4:6-8.

[2] Dios quiso proteger a Pablo del orgullo y por eso permitió la tal espina en la carne. Pablo aprendió a aceptar sus debilidades (sus limitaciones, su dolor, situación no sanada) con tal que Cristo fuera glorificado en y a través de su vida.

"Y dada la extraordinaria grandeza de las revelaciones, por esta razón, para impedir que me enalteciera, me fue dada una espina en la carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca. Acerca de esto, tres veces he rogado al Señor para que lo quitara de mí. Y Él me ha dicho: «Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad». Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí" (1Cor.12:7-9) NBLA.

[3] Pablo aceptó la pérdida de muchos privilegios y de cosas en la vida por ver el poder de Dios actuando en su vida.

"Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por Él lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo, y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe, y conocerlo a Él, el poder de Su resurrección y la participación en Sus padecimientos, llegando a ser como Él en Su muerte, a fin de llegar a la resurrección de entre los muertos" (Filp.3:7-11) NBLA.

El ejemplo de Jesús:


Cuando Jesús se encontraba en el jardín Getsemaní orando decía: "Entonces les dijo: «Mi alma está muy afligida, hasta el punto de la muerte; quédense aquí y velen junto a Mí». Y adelantándose un poco, cayó sobre Su rostro, orando y diciendo: «Padre Mío, si es posible, que pase de Mí esta copa; pero no sea como Yo quiero, sino como Tú quieras»" (Mt.26:38-39) NBLA.

Jesús tenía el poder para cambiar su situación (Mt.26:52-53), pero decidió renunciar al control de todas las circunstancias; prefirió confiar en el Padre quien tiene el verdadero control y quien define el resultado de todo - "si es posible, que pase; pero como Tú quieras". Recordemos que no era una copa que Jesús merecía. Sin embargo, Jesús tenía una clara meta: ver al Padre glorificado a través de su obediencia, aun en un momento oscuro (Jn.12:27-28 / Filp.2:8). El fruto de Sus sufrimientos glorifica al Padre hasta el día de hoy (Filp.2:5-11 / Hebr.12:1-2 / Hebr.1:3).

"Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él los exalte a su debido tiempo, echando toda su ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de ustedes. Sean de espíritu sobrio, estén alerta. Su adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar. Pero resístanlo firmes en la fe, sabiendo que las mismas experiencias de sufrimiento se van cumpliendo en sus hermanos en todo el mundo. Y después de que hayan sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda  gracia, que los llamó a Su gloria eterna en Cristo, Él mismo los perfeccionará, afirmará, fortalecerá, y establecerá. A Él sea el dominio por los siglos de los siglos. Amén.
(1Pe.5:6-11) NBLA.


ASIMILANDO (2 Timoteo 3:16-17)

[1] ¿Qué lecciones aprendió durante este estudio? ¿Qué escuchó que Dios le impresionaba o hablaba durante este estudio?

[2] ¿Qué pasos va a tomar para ejecutar lo aprendido? Sea específico. ¿Cuándo va a comenzar con la aplicación de las lecciones en su vida y ministerio? ¿A quién le va a rendir cuentas acerca del proceso de ejecución de las lecciones?

[3] ¿Cuáles desafíos cree usted que va a enfrentar en la aplicación de las lecciones en su vida y ministerio? ¿Qué cosas ve usted como favorables para la aplicación de las lecciones?

[4] ¿Con quién va a compartir lo aprendido en esta lección? ¿Cuándo le compartirá?

[5] Anote a continuación una petición de oración relacionada con la sesión y la lección. Comparta con otros su petición y permita que ellos oren con usted.

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