miércoles, 11 de marzo de 2020

el servidor y sus desafíos (2Tim.2:3-4)


Así que tú, hijo mío, fortalécete por la gracia que tenemos en Cristo Jesús. Lo que me has oído decir en presencia de muchos testigos, encomiéndalo a creyentes dignos de confianza, que a su vez estén capacitados para enseñar a otros. Comparte nuestros sufrimientos, como buen soldado de Cristo Jesús. Ningún soldado que quiera agradar a su superior se enreda en cuestiones civiles. Así mismo, el atleta no recibe la corona de vencedor si no compite según el reglamento. El labrador que trabaja duro tiene derecho a recibir primero parte de la cosecha. Reflexiona en lo que te digo, y el Señor te dará una mayor comprensión de todo esto (2Tim.2:3-7) NVI

[1] SOLDADO DEDICADO y ENFOCADO:


Esta analogía sugiere que estamos en un conflicto. Hay un enemigo que debe ser derrotado y hay una batalla que debe ser ganada (Apoc.12:7-17). En este versículo el apóstol Pablo no necesariamente está hablando de las luchas que todo cristiano común y corriente va a experimentar (la carne, el diablo, el mundo), sino más bien se dirige a un líder servidor y las luchas que éste va a vivir a razón del ministerio en adición a las luchas normales que todo creyente vive.

SERVIDORES QUE SON DEDICADOS SUFREN PENALIDADES


Todo servidor está llamado a sufrir penalidades y a luchar enfocado sin distracciones mientras sirve a Dios. Hay ciertos sufrimientos que se viven de manera especial cuando se está trabajando como líder en las cosas del Reino. Pablo llama a Timoteo a enfrentar esas situaciones como lo hace un soldado que está sirviendo en las filas de un ejército. Pablo no duda en usar la metáfora del ejército y comparar esa dinámica que se vive allí con los asuntos del Reino y del ministerio. En varias ocasiones usó esta metáfora (1Cor.9:7 / 2Cor.10:3 / 1Tim.1:18 / Filp.2.25).

Los soldados normalmente tienen que privarse de muchas cosas como por ejemplo de la comodidad, tienen que dejar casa y familia, sufrir hambre y sed, aguantar frío y calor, sufrir cansancio y en algunos casos aun heridas y muerte. Todo esto lo hacen por amor a su patria. El ministerio cristiano definitivamente no es un lugar para relajarse y esperar muchas comodidades. Quien no está preparado para aguantar presiones, luchas y aflicciones en el ministerio debe considerar si ese es el lugar donde debe estar. Tristemente vemos que muchos quieren entrar al ministerio en condiciones fáciles.

Los soldados dedicados no son los que rápidamente están desertando. Compare esto con el ejemplo de Juan Marcos en el libro de los Hechos. Los servidores valientes no están renunciando, renegando o desertando cuando los problemas se le acercan y cuando los desafíos aparecen (2Tim.4:10). Todo líder tiene sus momentos de 'frustración', de conflictos, de sufrimientos, etc., sin embargo, debe cuidarse que durante esos tiempos el enemigo no saque ventaja.
Las penalidades que el apóstol Pablo sufrió a causa del ministerio las relata en 2Cor.11:23-29.

SERVIDORES DEDICADOS NO SE ENREDAN en los negocios de la vida, luchan enfocados en la tarea encomendada.


Esto no es un comentario en contra del ministerio bi-vocacional, ya que aún Pablo usaba este estilo para poder hacer la obra (Hch.18:3). La idea es más bien que el servidor y ministro está concentrado en su trabajo, permanece enfocado en los asuntos del Reino de Dios, no importando si tiene que trabajar para su sustento o si ministra de tiempo completo. Él sabe a lo que fue llamado y cumple esa tarea diligentemente. Él está enfocado en alcanzar al mundo para Cristo. Él da todo de sí (mente, cuerpo, alma, tiempo, energía, dinero, etc.) por la causa del Evangelio.

Hay cosas que fácilmente pueden distraer al siervo de Dios (Dt.20:5-7 / Lc.9:59-62). Las cosas de esta vida que pueden enredar al servidor y desviarlo del propósito para el cual Dios lo llamó son asuntos de dinero, la busca de posiciones y reconocimientos personales, los placeres de la vida, etc. (1Tim.6:9-12 / Rom.12:2 / 1Cor.7:31 / 1Jn.2:15-16 / 1Cor.9:25-26). Recordemos que en la parábola del sembrador hay varias tierras que no producen frutos, una de ellas no produce porque se enreda con preocupaciones materiales.

SERVIDORES DEDICADOS ESTÁN ENFOCADOS en agradar al oficial en mando.


El líder debe cuidarse para que no esté buscando el aplauso y el reconocimiento de parte de la gente, en vez de estar buscando agradar a Dios quien lo llamó.
  • Aarón quiso agradar a la gente y permitió que se construyera el becerro de oro que la gente usó para dedicarse a la idolatría (Ex.32).
  • Saúl dice haber desobedecido los mandamientos de Dios porque la gente le había sugerido desobedecer los mandatos de Dios (1Sam.15).
  • El fariseo se presenta como un buen hombre, comparándose con otros, sin poner atención a lo que Dios pensaba de él. Él quería agradarse a sí mismo e impresionar a la gente (Lc.18:11).
En el ministerio a Dios no se trata de quedar bien delante de la gente, sino de agradar en primer lugar y sobre todas las cosas a aquel quien lo llamó, ungió y envió al ministerio. Jesús es nuestro comandante (Mt.7:21 / 2Cor.5:9 / 1Tes.2:4-6 / Gal.1:10 / 1Tes.4:1).


[2] EL ATLETA DISCIPLINADO e ÍNTEGRO

Esta analogía sugiere que estamos en una carrera y hay un premio que ganar (1Cor.9:24-27 / Hch.20:24). Si El atleta quiere llegar bien al final y recibir la corona, debe entonces ser una persona disciplinada y de ninguna manera tramposa. Todo líder es llamado a permanecer dentro del marco de las reglas de juego establecidas para así poder llegar bien al final de la carrera. La integridad juega un papel muy importante en la carrera (2Tim.4:6-8 / 1Tim.1:18-20).

Todo deportista compite porque tiene en mente llegar a la meta y si es posible, ganar la medalla. En el fútbol de nada sirve solo jugar con la pelota si no hay goles que se meten en el arco contrario. De un barco que sale a la mar se espera que no solamente salga bien del puerto de partida, sino que también llegue bien al puerto de destino.

La vida cristiana se compara con una carrera que debemos correr. Pero no solo se espera que corramos, sino que lleguemos bien al final (Hebr.12:1-3).
  • No todo el mundo llega bien al final. La Biblia habla de la posibilidad de un  naufragio espiritual (1Tim.1:18-19). Algunos abandonan el camino de la fe  (Gal.1:6-8 / Gal.5:4 / Hebr.6:4-6). Otros se dejan engañar por diferentes tentaciones y se enredan en cosas que hacen daño a sus vidas (1Tim.6:9). El apóstol Pedro enseña que debemos estar en un constante crecimiento para así jamás caer (2Pe.1:3-10). La Biblia está llena de gente que tristemente no llegó bien al final.
    • Saúl - desobedeció por dejarse llevar por la opinión de la gente, más que por el temor a Dios. Quería ser más bien reconocido por la gente que por Dios (1Sam.15:12).
    • Sansón - experimentó muchos dolores por no controlar sus deseos sexuales, se involucró en relaciones que no le convenían, dejó de poner atención al consejo de sus padres y se rodeó de gente que no era buena.
    • Salomón - En un comienzo no rompió del todo con todos los ídolos en su vida (1Re.3:3), su compromiso con Dios era un compromiso dividido. Además se casó con mujeres no israelitas que lo llevaron a adorar ídolos.
    • Judas, Ananías y Safira - El mal manejo de asuntos financieros destruyó el futuro prometedor de ellos (1Tim.6:11-12).
El apóstol Pablo se destaca por ser un líder que llegó bien al final de su carrera (2Tim.4:6-9). El llegar bien al final de la vida debe ser la meta de cada creyente y de cada servidor cristiano. Tenemos una lucha (1Tim.6:11-12) y en esa lucha se trata de permanecer en el camino y de llegar bien al final de la carrera. Dios ha comenzado una buena obra en cada uno de nosotros y El la perfeccionará (Filp.1:6), pero el hombre tiene que poner de su parte (Filp.2:12-13).
  • De la cita en Hebr.12:1-3 podemos deducir algunas de las reglas que deben ser conisideradas para llegar bien al final:
    • Los servidores, como atletas disciplinados, mantienen la mirada en la meta puesta por Dios. El apóstol Pablo sabía lo que quería en la vida y luchaba con todo esfuerzo para llegar a la meta que Dios le había trazado (1Cor.9:24 a 1Cor.10:6).
    • Hay cosas que quieren impedir la carrera como son el pecado, las malas relaciones, el amor por el dinero y las riquezas, etc. De estas cosas nos debemos despojar (Mt.10:37-38 / Lc.8:14 / Lc.9:59-62 / Lc.18:22-25 / Rom.13:11-14 /  1Tim.6:9-10).
    • La carrera hay que correrla con paciencia. La palabra "paciencia" (‘hupomone’) significa firmeza, constancia. Habla de una persona que no se deja desviar de su propósito predeterminado y es leal a la fe y a la piedad, aun en medio de grandes pruebas y sufrimientos no desfallece.

[3] EL AGRICULTOR DILIGENTE

Esta analogía sugiere que estamos en un campo agrícola. Aquí hay un campo que cultivar, una semilla que plantar y hay una cosecha que recoger (1Cor.3:5-6).
  • Servidores que son labradores dedicados trabajan duro. La pereza no tiene lugar en un servidor que busca impactar la vida de otros. Si trabajamos fuertemente vamos a ver una cosecha. El agricultor también se destaca por la paciencia que tiene al sembrar, regar, cuidar la tierra y las plantas. Finalmente llega el tiempo de la cosecha y el poder comer de los frutos de la ardua labor.
  • Al comparar varias traducciones de este versículo podemos darnos cuenta que hay dos maneras de leer este versículo.
    • Una de las traducciones apunta a decirnos que el labrador dedicado es el primero en disfrutar de los frutos de la cosecha. Este concepto es avalado por otras citas como: 1Cor.9:7-11 / 1Cor.3:8 / Mt.10:10 / Gal.6:6 / 1Tim.5:17. Servidores que trabajan dedicados tienen el derecho de ser los primeros en participar en la cosecha (Gal.6:9 / 2Cor.4:17-18).
    • La otra traducción muestra otro énfasis y nos da la idea de que el labrador primero tiene que trabajar duro para poder disfrutar de los frutos de la cosecha. Este concepto también es verdad. Ningún agricultor va a disfrutar de una cosecha sin antes haber trabajado, cuidado e invertido en el campo. Este concepto es avalado por citas como: Is.28:24-26 / 1Cor.3:6-9.
Tenemos que reconocer: el trabajo sin la dirección y sin la bendición de Dios finalmente no produce lo esperado. Es un trabajar en equipo con Dios (1Cor.15:10 / Lc.5:5 / 1Cor.3 / Col.1:29).

CONCLUSIÓN:

En conclusión debemos reconocer que las tres analogías mencionadas en este capítulo nos muestran que el ministro debe cumplir con un deber y que el trabajo del ministro cristiano está acompañado de sacrificios y de una entrega total, al final hay una recompensa.


La promesa a cada uno de ellos: el soldado se concentra en agradar a su jefe - agradar a Dios es algo que trae gozo. El atleta recibe un premio, el agricultor tiene el privilegio de comer de los primeros frutos. Las promesas se tornan en incentivos, en cosas que nos animan. Estas son promesas de gracia. Las promesas no se alcanzan por la fuerza del humano sino por la gracia en Cristo Jesús. Lo que alcancemos en el ministerio es por gracia.

ASIMILANDO (2 Timoteo 3:16-17)

[1] ¿Qué lecciones aprendió durante este estudio? Anote máximo tres lecciones aprendidas. ¿Qué escuchó que Dios le impresionaba, hablaba durante esta sesión?

[2] ¿Qué pasos va a tomar para ejecutar lo aprendido? Sea específico. ¿Cómo y cuándo va a comenzar con la aplicación de las lecciones en su vida y ministerio? ¿A quién le va a rendir cuentas acerca del proceso de ejecución de las lecciones?

[3] ¿Cuáles desafíos cree usted que va a enfrentar en la aplicación de las lecciones en su vida y ministerio? ¿Qué cosas ve usted como favorables para la aplicación de las lecciones?

[4] ¿Con quién va a compartir lo aprendido en esta lección? ¿Cuándo le compartirá?

[5] Anote a continuación una petición de oración relacionada con la sesión y la lección. Comparta con otros su petición y permita que ellos oren con usted.


No hay comentarios:

Publicar un comentario