viernes, 11 de septiembre de 2020

Si no fuera por Jesús, la mujer hubiera sido apedreada


Si no fuera por Jesús, la mujer sorprendida en adulterio hubiera sido apedreada (Jn.8:2-11). Sí, aquella mujer había pecado - pues se dice que había sido sorprendida en adulterio, había evidencias inequívocas, ella no podía negar lo ocurrido. Me imagino que la mujer se sentía fracasada, triste, culpable, avergonzada (imagínese a un grupo de hombres señalándola públicamente), y no veía salida de escape. Todo salió a la luz. Y ahora había sido condenada de acuerdo a la ley. Interesante notar que nadie le dio importancia por conocer el nombre de esta mujer. Fue tratada como un caso o como una cosa.

La solución que ofrecían los líderes religiosos predicadores y defensores de la ley era la muerte. Ah, y recordemos que fue Moisés quien ordenó apedrear a la gente que cometía este tipo de pecados. ¿Cierto que no vamos a cuestionar a Moisés y su autoridad? Como sea, estos líderes basaban el ejercicio de su autoridad en la crítica, en rastrear y en condenar al culpable en vez de extender compasión, en abrir puertas para una posible rehabilitación y restauración del pecador. En vez de ofrecer caminos de esperanza querían matar al enfermo.

Ahora, ¿respetará Jesús la ley o se aliará a la mujer inmoral condonando y fomentando el adulterio? ¿Seguiría siendo Jesús el amigo de los pecadores? Parecía que en este juego de ajedrez, no importando como decidía, Jesús finalmente saldría igualmente cuestionado.

Me impresiona que Jesús no está nervioso ni estresado, él tiene el control de la situación. Tranquilamente se inclina y comienza a escribir en la tierra. ¿Por qué lo hizo? ¿Qué habrá escrito? Esto siempre ha despertado mi curiosidad. ¿Le dio Jesús tiempo a los acusadores para reflexionar? ¿Pudo haber escrito algo parecido como lo de aquella escritura que apareció en la pared en tiempos del rey Belsasar (Dn.5): 'pesados en la balanza, pero no dan la medida'?

Los líderes perplejos insistían en que Jesús les diera una respuesta - finalmente Jesús los confronta: 'El que de ustedes esté sin pecado (o nunca haya deseado cometer el mismo pecado), sea el primero en tirarle una piedra'. Todo me parece como un partido de fútbol (la ley vs la gracia). Quién va a ganar?

La reacción de los acusadores no se hizo esperar, pero ¿por qué será que los de más edad se alejaron primero? Como sea, al final solo quedaron Jesús y la multitud que rodeaba a la mujer. Aquel quien la podía haber apedreado le dice: 'yo tampoco te condeno, vete y no peques más'.

Jesús quien la podía haber apedreado le muestra una salida de escape: JESÚS y este crucificado. Jesús es el Señor de segundas oportunidades, el Señor de la compasión y del perdón, el Señor quien de entre las piedras hace crecer vida.

PADRE ETERNO, no deseo que me encuentre en el lugar equivocado. Deseo ser un líder que con celo sincero por Tu Palabra no olvida la ley de la gracia y de la vida llevando perdón, esperanza y restauración en Cristo el crucificado a los que tropezaron. Todos deberíamos ser apedreados si no fuera por Tu Gracia. Ayúdame a ejercer mis funciones con actitud humilde y de tal manera que todo aquel que ha pecado y fracasado vea una salida basada en tu verdad y en tu amor, y que pueda ser verdaderamente sanado (Gal.6:1).

No hay comentarios:

Publicar un comentario