“Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación
que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobre manera más allá de
nuestras fuerzas, de tal modo que aún perdimos la esperanza de conservar la
vida. Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no
confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos; el
cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará,
de tan gran muerte” (2Cor.1:8-10)
RV60
Hch.4:12 /
Hch.16:17 / Rom.1:16 / Rom.13:11 / 2Cor.7:10 / Filp.2:12 / 1Tes.5:9 / 2Tes.2:13
/ 2Tim.2:10 / Tit.2:11 / Hebr.2:3 / Hebr.5:9 / Hebr.9:28 / 1Pe.1:5 / 1Pe.2:2
El plan de la salvación es tan simple que todos
pueden entenderla y experimentar su poder. Solo hay
un plan de salvación
(Hch.4:12) que satisface todas las necesidades espirituales de los hombres en
todo el mundo. El corazón de la salvación se centra en una persona, la de
Jesucristo (Hebr.2:14-17). Jesús es el mediador entre Dios y una criatura
pecaminosa que requiere urgente ayuda (Job.9:32-33 / 1Tim.2:5).
1. ¿En qué consiste la tan gran salvación?
- El Pasado (Fuimos). Fuimos salvos de la culpa del pecado - Jesús pagó por todo. De este aspecto habla la doctrina de la justificación. Dios trata con nuestro pasado.
- El Presente (Somos). Dios no solamente nos perdonó los pecados pasados, sino también los pecados presentes y nos salva del poder del pecado. De este aspecto habla la doctrina de la santificación. La santificación es a la vez una posición que tiene el creyente en Cristo y es un proceso. Dios nos está cambiando a la imagen de Jesús.
- El Futuro (seremos).Estoy esperando ser libre de la presencia del pecado. De este aspecto habla la doctrina de la glorificación.
2. ¿Cuál es la doctrina de la justificación?
‘La
regeneración y la justificación son doctrinas que se relacionan. La
regeneración tiene que ver con aquello que ocurre en el corazón del creyente,
la impartición de vida. La regeneración es la solución al problema de la muerte
espiritual. La justificación tiene relación con el ser declarado justo ante los
ojos de Dios. La justificación es un término legal que presenta al pecador ante
el tribunal de Dios para recibir condenación por los pecados que ha cometido, pero
en vez de ser condenado es judicialmente pronunciado “no culpable”; Dios lo
declara justo. No es que el pecador sea justo, sino que es declarado justo
basándose en su fe en el sacrificio del Señor Jesucristo’ (Rom.4:3 / 1Cor.1:30
/ 2Cor.5:21 / Jer.50:20 / Hebr.10:16-17).[1]
Aspectos clave de la justificación:
¿Soy culpable? (Sí)
- Así es como me siento – si soy sincero conmigo mismo.
- Así lo dice la Biblia (Rom.3:19.23 / Gal.3:22 / 1Jn.1:8-10 / 1Cor.1:29).
- Los mandamientos me ayudan a entender que no he cumplido con los requisitos de Dios. Además me enseña el Sermón del Monte que aunque no haya matado a nadie, el solo odiar a alguien o desearle lo peor ya me hace un incumplidor de los mandamientos de Dios. Igual se mantiene el asunto con los otros mandamientos (Rom.3:20 / Rom.7:7-9).
- El veredicto es: CULPABLE
¿Quiero ser perdonado? (Sin duda)
- Solo el querer ser perdonado me abre las puertas a ser perdonado (Lc.14:15-24 / Mt.21:28-32 / Mt23:37-39 / Is.51:1-3 / Jn.7:37). Cuando el hijo pródigo reconoció sus malas decisiones y cuando regresó donde el padre pidiendo perdón fue restaurado (Lc.15:11-24). Vemos a los primeros creyentes, después de la prédica de Pedro en Hechos, buscando el perdón de sus pecados. Cuando los que escuchaban a Pedro manifiestan su deseo de ser perdonados, Pedro ahora les indica el camino (Hch.2:37-38).
- Recuerde la historia del fariseo y el publicano en el templo (Lc.18:9-14). El legalismo y la falsa religión apuntan a lo que el hombre puede hacer - lo cual no lleva a la reconciliación con Dios (Ef.2:1-10). La verdadera religión es entender que necesita ayuda, que depende de Dios y de Su misericordia. Dios quiere perdonar (Rom.4:5 / Rom.5:1 / Gal.2:16).
¿En qué consiste el perdón que nos
ofrece Dios? O ¿Cómo es que Dios nos declara justos?
- Dios nos ofrece el perdón de nuestros pecados (Lc.24:47 / Hch.2:38 / Hch.3.19 / Hch.5:31 / Hch.11:18 / Hch.13:38-39 / Hch.17:30-31 / Hch.20:21 / 1Jn.2:12). Dios es amor y preparó el camino para reconciliarnos consigo mismo (Jn.3:16). DIOS está totalmente dispuesto a perdonar los pecados a todo aquel que se arrepiente de sus pecados, y además tiene buenos planes para cada uno de nosotros (Ef.2:1-10). Él es Dios perdonador: Rom.5:15 / 1Pe.1:17-25 / Hebr.10:10-18.Recuerde la historia de la mujer atrapada en adulterio y cómo la trata Jesús (Jn.8:1-11).
- El perdón divino está basado en lo que Dios hace por nosotros (Hch.13:38-39 / 2Cor.5:18-21 / Ef.1:7). El perdón de los pecados está basado estrictamente en que debe haber un pago por la culpa. La Biblia habla de un sacrificio pagado por nuestro rescate. Ese pago no se hizo con dineros ni con esfuerzos humanos, sino con la sangre de Cristo, el Mesías (1Pe.1:17-25 / Hebr.10:10-18 / Gal.1:4). Dios no puede perdonar los pecados simplemente porque Él es amor, Su perdón está basado estrictamente sobre Sus términos de justicia (1Pe.2:24 / 1Pe.3:18 / 2Cor.5:21 / Ef.1:7).
- El perdón de Dios consiste en la remisión de la penalidad. El perdón también significa que ahora Dios nos trata como si nunca hubiéramos pecado (somos declarados justos) – una vez más, esto es solo posible a raíz de Su sacrificio en la cruz (Hebr.8:12 / Lc.24:47 / Hch.13:38-39 / Col.1:14 / Mt.26:28).
La justificación o el perdón es en primer lugar la cancelación de la deuda del pecado. Y en segundo lugar es la imputación o atribución de la justicia.
La
justificación restaura el favor de Dios para con la persona (Jn.3:36 /Rom.5:9 / Rom.5:1-2 / Tit.3:4-7 / Lc.15:22-24). Es como agarrar el
expediente de aquel que ha sido declarado justo y no solamente archivarlo, sino
hacerlo desaparecer – una vez y para siempre (Jer.50:20 / Hebr.10:17 /
Sal.103:10).
- Mi cuenta fue pagada antes de que yo me acercara a Dios (Rom.5:10). Además, yo era, aun soy y siempre seré incapaz de pagar la cuenta -la cuenta pasada, la presente y la futura. Jesús ya canceló toda mi cuenta - una vez y para siempre. ¡Gracias Señor Jesús! (Rom.5:6.10-11 / Hebr.10:10-18 / Hebr.7:25).
- El perdón de los pecados y la liberación de la culpa se comparan con un cheque. Este está firmado por Jesucristo, el Salvador. El monto dice: pagado el 100 por ciento. En la parte de 'monto en letras', dice: 'pagado el 100 por ciento de la culpa pasada, presente y futura, una vez y para siempre' (Hebr.10:10-18). El espacio del nombre está vacío hasta que el que acepta el cheque como pago por su culpa pone su nombre. La fecha del cheque es el día cuando el culpable pone su nombre. Ese es el día en el que el culpable cree que Jesús pagó su deuda, es el día en el que experimenta la remisión de la penalidad, y es el día en el que su culpa pasada, presente y futura fue cancelada por la sangre de Cristo. La fe en Cristo, el Salvador, es luego sellada cuando el creyente toma el paso del bautismo en agua. A través del bautismo en agua declara y sella su fe en la obra redentora de Jesús - así se une a Cristo y es declarado justo ante los ojos de Dios.
Ese cheque
cubre toda culpa pasada, presente y futura. Es un cheque (pago) hecho una vez y
para siempre. No hay otro cheque (pago). Dios nos declara justos: Rom.1:17 /
Rom.10:10 / Gal.3:11 / Filp.3:9).
- La religión falsa nos llama a esforzarnos más para ver si Dios se apiada de nosotros. En el caso del Dios de la Biblia notamos que Él viene a nuestro encuentro. El ser humano podrá tratar de hacer algo para restablecer la relación con su Creador, pero cualquier cosa que el ser humano haga no es suficiente para poder cancelar la cuenta. Dios en Su gran amor nos ofrece el perdón basado en el sacrificio de Cristo y Su misericordia (Ef.2:1-10 / Rom.3:20 / Rom.3:27-28 / Rom.4:2 / Rom.9:16 / Rom.11:6 / 1Cor.1:29-31 / 2Tim.1:9 / Tit.3:3-5).
“Pues nadie
llegará jamás a ser justo ante Dios por hacer lo que la ley manda. La ley
sencillamente nos muestra lo pecadores que somos” (Rom.3:20) NTV.
- Jesús es siempre el mismo (Hebr.13:8). ¿Quién nos hace pensar que el Jesús de la Biblia ha cambiado? Él es Aquel hacia el cual se sentían atraídos los pecadores, como en el caso de la mujer en Samaria y los recolectores de impuestos.
En el Evangelio de Juan leemos: “De
cierto, de cierto os digo: el que oye mi Palabra, y cree al que
me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha
pasado de muerte a vida”(Jn.5:24)
RV60.
3. ¿Cuál es la doctrina de la santificación?
¿Puedo entonces seguir pecando?
Para dar una respuesta clara a este asunto debemos recordar que en la Biblia encontramos dos tipos de santificación: Una es la ‘santificación posicional’ y otra es la ‘santificación progresiva’:- La santificación posicional habla de ser apartados para un propósito especial (1Cor.6:11). Este primer aspecto se conoce como “santificación posicional”. El creyente en Cristo, aquel a quien sus pecados le han sido perdonados, quien ha sido declarado justo delante de Dios, ahora es dedicado, consagrado o apartado para un propósito específico y santo (Ef.2:1-10).Aclaremos:
- En el Antiguo Testamento: muchas cosas inanimadas fueron santificadas, como casas, tierras, utensilios (Lv.27:14 / Lv.27:16 / 2Cron.29:19). Belsasar cometió un pecado terrible al tomar vasijas santificadas o apartadas y usarlas para adorar a otros dioses (Dn.5:3-5).Las vasijas santificadas solo se podían usar para el propósito para el cual habían sido destinadas.
- En Israel el primogénito era apartado para el Señor (Ex.13:2).
- Jesús fue santificado (Jn.10:36 / Jn.17:19). Jesús ya era perfecto. Pero estos versículos significan que Jesús fue apartado especialmente con el propósito de venir a este mundo para proveer la redención a la humanidad.
- La iglesia - la ecclesía: (‘Ec’ significa afuera y ‘clesia’ significa llamados). La iglesia son los llamados para afuera o los apartados. Cada miembro de la iglesia ha sido apartado para dar la gloria a Dios. Ahora somos Su pueblo, sellados con el Espíritu Santo para darle gloria y alabanza al que nos compró la libertad con la sangre de Su Hijo y quién perdonó nuestros pecados (Ef.1:7-14). Cada cristiano debe entender que como santificado y apartado, no puede seguir permitiendo que su vida sea usada para propósitos viles.
ILUSTRACIÓN:
Un conocedor
de joyas estaba buscando en la basura cosas que le pudieran servir. De pronto vio un florero de bronce, viejo y
sucio; pero su ojo reconoció ahí una cosa valiosa. Él hizo el esfuerzo de sacar
este florero de la basura y lo puso aparte.
Haciendo esto, santifico este florero. Esto es santificación, en su
primer significado. Naturalmente que este hombre después agarró el florero y
dedicó mucho tiempo para limpiarlo y arreglarlo hasta que llegó a ser una cosa
bella que adornaría su sala. Este proceso es la santificación en su segundo
significado.[2]
En su primer
aspecto la santificación es posicional, es el acto inicial de la santificación.
En el momento en que una persona nace de
nuevo, es santificada (1Cor.6:11 / 2Tes.2:13 / 1Cor.1:30). Aquí la santidad
de Jesús es atribuida (imputada) al creyente.
El todavía no es santo en la práctica de su diario caminar, pero la
santidad de Jesús ha sido puesta a su favor. Los creyentes son llamados santos
desde el momento en que se entregaron al Señor. Los cristianos de Corinto no
fueron llamados a ser santos, ellos eran santos, aunque en su comportamiento
estaban lejos de ser una iglesia perfecta (1Cor.1:1-3).
- En cuanto a la ‘santificación progresiva’, Pablo y Pedro son claros en decirnos que nosotros no debemos seguir viviendo el estilo de vida pasado. Como hijos de luz debemos expresar en el diario vivir nuestra nueva identidad en Cristo (Rom.6 / Tit.2:11-14 / Gal.4:19 / 1Pe.2:9-12 / Ef.4:1,20-32).
- ¿Cómo podemos querer seguir un estilo de vida que nos trajo tantos problemas personales, familiares, y que dañó nuestra relación con Dios? Difícil de imaginar que el hijo pródigo, después de haber experimentado lo que vivió, quisiera regresar a alimentar cerdos (Lc.15). Es difícil imaginar que aquella mujer que fue atrapada en adulterio, después de haber sido perdonada, ahora quisiera volver a ese estilo de vida que la puso en una situación extrema (Jn.8:1-9).
- El apóstol Pablo nos dice que quien sirve al pecado o al estilo de vida pecaminoso es un esclavo del pecado. El pecado no es un buen señor. Los resultados de ese estilo de vida siempre están marcados por destrucción, problemas, culpabilidad, relaciones dañadas –tanto con Dios como con el prójimo (Rom.6 / Gal.5:19-26).El pecado y la desobediencia siempre traen consigo una reducción del potencial de Dios en nosotros.
- Además, somos llamados a no entristecer al Espíritu Santo (Ef.4:30). De otra manera podemos contribuir a que nuestra conciencia se cauterice y se haga insensible a los impulsos de Dios (1Tim.4:2 / Ef.4:17-19 / 1Tes.5:19), y a la vez perdemos grandes oportunidades de experimentar los resultados de la salvación y los frutos del Espíritu Santo que reflejan la nueva vida y sus características que nos llenan de paz (Gal.5). En el caso extremo podemos llegar al punto que negamos a Dios (Hebr.12).
- Cada vez que me doy cuenta que he pecado o que le he fallado a Dios tengo la oportunidad de confesar mi pecado y ser perdonado y limpiado de toda maldad (1Jn.1:8-9).
- Ser santificado es entrar en un proceso de limpieza y purificación de la corrupción moral (2Cor.7:1). La salvación es más que asegurar que vamos al cielo, es vivir una vida abundante, es vivir una vida que marca la diferencia, es vivir prácticamente lo que hemos sido hechos por Cristo (Ef.2:10).
Algunas observaciones a este aspecto:
- La santificación no es como la justificación, que ocurre solo una vez; la santificación es tanto un estado, como un proceso (2Tes.2:13 [posicional] / 1Tes.5:23 [progresiva]). Pablo dice de los Tesalonicenses que son santos, pero también ora por la santificación de ellos. Lo que un creyente tiene posicionalmente lo debe ahora vivir exteriormente (Col.3:8-12).
- La santificación es un continuo proceso a través de toda la vida. NO ES ALGO NEGATIVO. Una persona no es considerada santa por lo que deja de hacer. Una virtud no se puede juzgar por los vicios de los cuales una persona se abstiene. Tiene que haber una conformación positiva a la imagen de Cristo (Ef.4:20-32 / 2Pe.3:18 / 2Cor.3:18 / Rom.8:29 / Gal.4:19).
¿Qué hago con esa lucha interna que vivo todo el
tiempo?
[1] recordar
que hemos muerto a ese hombre viejo.
Este fue condenado en Cristo y no tiene poder - poder en el sentido que no nos
puede enviar al infierno. Aun puede hacernos daño en esta vida, mas no nos puede
quitar la vida eterna. Debemos vivir considerándonos muertos al
pecado (Rom.6).
[2] No debemos proveer para los deseos de la
carne (Rom.13:14). Al proveer
para los deseos de la carne alimentamos / fortalecemos estos malos deseos que
nos llevan entonces a tomar decisiones que destruyen nuestra vida y el
potencial que Dios nos ha dado para darle gloria a Él con buenas acciones
nacidas en el Espíritu.
[3] Somos llamados a quitar el vestido viejo y
vestirnos con el vestido de la vida nueva. Todo esto es un proceso que
llamamos crecimiento espiritual o santificación (Ef.4:17-32 / 1Tes.4:1-2 /
Col.3:1-17 / 1Pe.2:1-3). Y cuando
fallamos en el proceso, podemos retornar rápidamente a Cristo para obtener el
perdón y ser limpiados de toda maldad (1Jn.1:8-9).
4. ¿Cuál es la doctrina de la glorificación?
La doctrina de la
glorificación enseña que seremos salvos de la presencia del pecado. Para esos
momentos ya no estaremos más en este mundo. Vamos a tener un cuerpo diferente,
un cuerpo glorificado (1Cor.15:52). El poder de la resurrección obrará en
nosotros para resurrección y veremos a Jesucristo tal como es (1Cor.13:12 /
1Jn.3:2). Nosotros anhelamos este estado y este punto de la salvación
(Rom.8:23).
5. ¿Puede el cristiano perder la salvación?
Hay un balance entre la
certeza y la no certeza de la salvación. La salvación y toda bendición
espiritual vienen de Dios. Pero también es verdad que el hombre tiene una parte
activa en toda transacción espiritual. Si Dios hubiera hecho al hombre un
autómata, sin voluntad o mente propia, no
sería así. Por eso, en todo asunto teológico está el lado de Dios y el
lado del hombre. Por un lado está lo que
Dios promete y por el otro lo que el hombre debe hacer - la responsabilidad
humana, la cual se manifiesta en responder con fe a la promesa de Dios.
- Dios tiene poder para mantenernos Santos. Note las promesas del poder preservador de Dios (Jn.10:28-30 / Rom.8:38-39).
- No podemos negar que el hombre puede alejarse de Dios (Hebr.3:10). El creyente puede entristecer al Espíritu Santo (Ef.4:30 / 1Tes.5:19). Puede caer en tentación (Stg.1:12-18).Las Escrituras nos enseñan que si alguien se ha alejado de Cristo y ha pecado, pero se humilla y vuelve a Cristo, hay perdón (1Jn.1:8-9 / Stg.4:5-10 / Hebr.3:12-19 / Stg.5:19-20 / 1Jn.5:16). Vivir lo más alejado posible del peligro es sabiduría. Debemos cuidarnos (Filp.2:12 / 2Pe.3:7 / 2Pe.1:10 / 1Tim.1:19 / Hebr.2.3 / Apoc.2:4-5).
- Igualmente debemos recordar que mi cuenta fue pagada antes de que yo me acercara a Dios (Rom.5:10). Además, yo era, aun soy y siempre seré incapaz de pagar la cuenta - la cuenta pasada, la presente y la futura. Jesús ya canceló toda mi cuenta - una vez y para siempre. ¡Gracias Señor Jesús! (Rom.5:6.10-11 / Hebr.10:10-18 / Hebr.7:25).
- El hombre llegó a Dios por medio de la fe en las promesas de Dios y la única manera para salir de ese estado de salvo es perdiendo o negando la fe en Cristo (Hebr.10 / Hebr.6:4-8). El peligro de no seguir la santificación es que nuestra conciencia se hace insensible a Dios y con el tiempo podemos llegar al punto de negar la fe en Cristo (1Tim.4:1-2).
- Ciertamente no es la voluntad de Dios que uno de Sus hijos se pierda (1Tim.2:1-4 / Jn.3:36 / Jn.3:18 / Jn.5:24 / Jn.6:47). Además se nos asegura que Dios es capaz de guardarnos de la caída (Jud.24). Pero estas cosas no son automáticas. Dios no salva a un hombre en contra de su voluntad, ni tampoco lo mantiene apartado del pecado en contra de su voluntad.
El apóstol Pedro nos escribe: “Por la fe
que tienen, Dios los protege con su poder hasta que reciban esta salvación, la
cual está lista para ser revelada en el día final, a fin de que todos la vean.” (1Pe.1:5) NTV
6. ¿Podemos estar seguros de nuestra salvación?
- Una actitud de orgullo (Stg.4:6). La humildad dice: ‘Señor, soy pecador y te necesito’.
- Amargura (Mt.6:15). En la oración del Señor pedimos a Dios que nos perdone en la misma forma como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Con base a esto, no podemos esperar tener certeza de la salvación si no perdonamos totalmente a otros.
- Confundir el despertamiento espiritual con la conversión (Jn.3). La conversión es más que estar interesado en Dios y aceptar mentalmente a Jesús. Hay que nacer de nuevo.
- Dependencia de las buenas obras (Mt.7:21-23 / Ef.2:8-10).
- Necesidad de restitución (Lc.19:1-10).
- Actividades dudosas (Sal.66:18).
- Temor a cometer el pecado imperdonable (Mr.3:22-30).
- Hábitos pecaminosos (1Jn.1:6).
- Conversión durante la niñez (reafirme su decisión). No se puede acordar de una fecha o tiempo en la cual puso su fe y su confianza en el Señor Jesús. No recuerda un momento definido. La salvación se compara con: El nacimiento (Jn.3:3) o con el matrimonio (Apoc.22:17).
- Oración silenciosa (No hubo declaración pública) (Rom.10:10).
- No ha sido bautizado (Mt.3:16 / 1Pe.3:21 / Mt.10:32). Con el bautismo en agua el creyente se identifica con la muerte y resurrección de Cristo como la base de su salvación. Con el bautismo en agua el creyente hace una confesión pública de que quiere seguir a Cristo y no seguir viviendo una vida entregada al pecado y la desobediencia – el creyente está declarando su muerte a los deseos pecaminosos y separación de Dios, y anuncia que se sumerge en los caudales de vida de Dios que lo llevan a vivir una vida que marca la diferencia (Rom.6 / 2Cor.5:14-16 / Gal.2:20 / Gal.3:27 / Col.2:12).
- Por fallar en el crecimiento o por no entender el proceso del crecimiento (2Pe.1:4-9). El que no crece ni añade cada día más y más virtudes de Cristo a su vida, quedará ciego espiritualmente, y le faltará precaución. Al recibir la salvación, el Espíritu Santo nos convence de palabras, hechos y actitudes que contristan a nuestro Padre celestial. Por esta razón, podemos sentirnos más pecadores que antes de ser salvos.
Asegurando la Salvación:
- "Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo" (Rom.10:9). Notamos dos cosas clave: CREER (1Cor.15:3-4) y CONFESAR (Mt.12:34)
- Recordemos que una parte de la lucha espiritual que todo creyente tiene está relacionada con mantener la fe para no naufragar en cuanto a la fe (1Tim.1:18-20).
ASIMILANDO
(2Timoteo 3:16-17)
(Escriba sus respuestas a continuación y úselas para el
diálogo en un grupo pequeño de estudio bíblico)
¿Qué lecciones aprendió durante este estudio?
¿Qué pasos
debe tomar para corregir un comportamiento equivocado o un mal hábito? Sea
específico.
¿Cuáles
retos cree usted que va a encontrar en la aplicación de esta lección en su vida
y ministerio?
Anote a
continuación una petición de oración. Permita que el grupo ore por usted.
CAPACITAR Y PREPARAR (2Timoteo 3:16-17)
Comparta con
una persona lo aprendido en esta lección.
¿A quién le
compartirá? ¿Cuándo le compartirá?
REPORTE en
la siguiente reunión: ¿Cómo le fue? ¿Qué preguntas surgieron? ¿Cuál fue la
reacción / respuesta de la gente?
.
.
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