sábado, 10 de agosto de 2019

restaurando al caído (Gal.6:1-5)

Una mirada de cerca a la cita en la carta a los Gálatas capítulo 6

"Hermanos, aun si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Llevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. Porque si alguno se cree que es algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo. Pero que cada uno examine su propia obra, y entonces tendrá motivo para gloriarse solamente con respecto a sí mismo, y no con respecto a otro. Porque cada uno llevará su propia carga" (Gal.6:1-5) LBLA

¿Cuál debe ser la actitud de la iglesia frente a un hermano que ha caído en la tentación? ¿Qué debemos hacer frente a tal situación? Podemos fácilmente tomar una posición equivocada y reaccionar con crítica, rechazo, alejamiento, avergonzarlo, aislarlo, divulgar rumores o aun calumniarlo. PERO también podemos seguir otra ruta y considerar las recomendaciones que el apóstol Pablo sugiere acá en la carta a los Gálatas.

[1] CUALQUIERA PUEDE SER SORPRENDIDO:

En estos versículos no se especifica el tipo de pecado. No importando el tipo de pecado, cualquier hermano puede ser sorprendido - tomado por sorpresa, no lo planeó ni lo esperaba, pero ocurrió. 
"La palabra que usa Pablo (paráptóma) no quiere decir un pecado consciente, sino un resbalón como el que podría dar cualquiera en una carretera helada o en un sendero peligroso" (William Barclay).

Ningún creyente anda completamente libre de pecado. Los deseos pecaminosos aun obran en el creyente y cada quien debe andar alerta para no caer en tentación (Gal.5:16-28). Especial atención requieren aquellos pecados que mantienen a un creyente atrapado. Pablo no está llamando a no tratar con los pecados, tampoco llama a esconder o ignorar las faltas que en su momento van a dañar la vida del creyente y la de aquellos que él influencie. 

[2] EL LLAMADO A RESTAURAR:

Como sea, si un hermano es atrapado en una falta o pecado, ¿qué debemos hacer? El apóstol Pablo claramente nos llama a restaurar al caído.
Restaurar significa remendar, equipar completamente, reparar, poner el miembro dislocado en su posición correcta, hacer regresar; también describe el trabajo de un cirujano cuando extirpa un tumor de una persona.

Es obvio que hay un camino correcto y un camino incorrecto al tratar al hermano caído. Recordemos que todos somos de alguna manera vulnerables y debemos cuidarnos. Es de suma importancia que la iglesia esté atenta a aquellos que por cualquier razón son sorprendidos en alguna falta (transgresión, paso en falso, desviación de la rectitud y de la verdad, ofensa, pecado) para ayudarles y para que no terminen en el lugar equivocado o en la perdición total. 

La ayuda debe hacerse en el espíritu correcto para no espantarlo, avergonzarlo y finalmente perderlo. El ministerio de la restauración es el ministerio de Dios, y Dios nos ha llamado a ese ministerio. Nuestra reacción frente a las faltas de otros creyentes no debería contener pensamientos de cómo podemos salir de éste. Más bien estamos llamados a ayudar al hermano, a ganarlo para que siga en el camino de la verdad y en la comunión con la iglesia.

La restauración busca ayudar al hermano a escapar de las trampas de diablo: "Y el siervo del Señor no debe ser rencilloso, sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido, corrigiendo tiernamente a los que se oponen, por si acaso Dios les da el arrepentimiento que conduce al pleno conocimiento de la verdad, y volviendo en sí, escapen del lazo del diablo, habiendo estado cautivos de él para hacer su voluntad" (2Tim.2:24-26) LBLA

[3] CONSEJOS PARA QUIEN RESTAURA:

[A] El apóstol Pablo escribe y dice que los espirituales están llamados a restaurar siguiendo los pasos correctos en la actitud correcta (Gal.6:1-3 / Hebr.5:13-14 / Mt.18:15-20)
Pablo comenzó en Gal.5 haciendo un llamado a todos los creyentes cristianos a andar en el Espíritu manifestando los frutos del Espíritu. Ahora viene y nos da unos consejos prácticos acerca de cómo andar en el Espíritu evitando el orgullo y la envidia, específicamente en cómo ayudar con mansedumbre al hermano que ha sido sorprendido en una falta. 
Según lo que nos viene enseñando el apóstol acerca del andar en el Espíritu, el espiritual es:
  • aquel que produce los frutos del Espíritu (Gal.5:22-23);
  • aquel quien vive personalmente una vida crucificada con Cristo y que vence las pasiones y los deseos de la naturaleza pecaminosa (Gal.5:24);
  • aquel quien vive en el Espíritu buscando agradar a Dios huyendo de las pasiones juveniles (Gal.5:16,25 / Gal.6:6-10 / Rom.8:4-5);
  • aquel quien vive en humildad y en paz con los hermanos (Gal.5:26 / Lc.14:10 / Filp.2:1-3 / Gal.5:15 / Stg.3:14-16 / 1Pe.5:5); el espiritual no se cree demasiado importante como para no juntarse con los que han fallado; tampoco se cree mejor que el resto de los cristianos (Gal.6:3).
  • y el espiritual restaura con mansedumbre - mansedumbre es uno de los frutos del Espíritu (Gal.6:1 / Gal.5:23).
[B] RESTAURAR CON UN ESPÍRITU DE MANSEDUMBRE: Hay que restaurar en un espíritu de mansedumbre (dócil, manso, es una expresión de ternura y gracia sin alcahuetar; es el equilibro entre demasiada ira y ser demasiado blando; se usa de un animal domado; es fuerza bajo un perfecto control) (Ef.4:1-2 / Mt.5:5 / 2Tim.2:25 / 1Cor.4:21 / Tit.3:2 / Mt.11:29). 
Pablo sugiere que no nos acerquemos al hermano con dureza, rechazo, espíritu de superioridad o ataque, sino con una sincera y amorosa preocupación. Recordemos la manera como Jesús trató a Pedro en diferentes ocasiones (Mt.14:22-33 / Jn.21:15-19).

"El peligro de los que están tratando de vivir de veras la vida cristiana es que tienen la tendencia de jugar duramente las caídas de los demás. Hay un elemento de dureza en muchas buenas personas. Hay muchas buenas personas a las que no se puede ir a llorar en su hombro, o a confesarle una experiencia de fracaso o derrota; mostrarían muy poca simpatía. Pero Pablo dice que, si una persona da un traspiés, el verdadero deber cristiano es ayudarla a que se ponga en pie otra vez" (William Barclay).

[C] El restaurador se mira así mismo para no caer en la trampa de predicarle a otros y él mismo ser finalmente descalificado (Gal.6:1,3 / Mt.7:1-5 / 1Cor.9:27 / 1Cor.13:1-3 / 2Cor.13:5-6). 
Todos los creyentes son tentados (1Cor.10:13 / 2Pe.3:17) y todos somos vulnerables. Eso nos llama a ayudar de la manera como nosotros queremos que nos ayuden en dado caso.
    • Ninguna persona es mejor que la otra (Gal.6:3). Todos los humanos son pecadores y dependen de Dios (Rom.3:23 / Rom.6:23). No hay lugar para que alguien se crea mayor que otros (Mt.23:12 / Rom.12:16 / 2Cor.10:12).
    • Tanto el que restaura como el que es restaurado se pueden acercar a Dios solamente por medio de Cristo Jesús (Lc.18:11 / Gal.2:15-21 / Ef.2:11-22).
    • Debemos vivir en un constante auto-examen. Nada nos trae más gozo, paz y autoridad que el tener una conciencia limpia (Mt.7:1-5 / 2Cor.13:5 / Lam.3:40 / Sal.119:59 / 1Cor.11:28,31 / Hebr.12:15 / 1Jn.3:20-21).
[D] COMPARTIENDO LAS CARGAS: Nos ayudamos mutuamente al llevar las cargas de los otros. Es verdad que no podemos solucionarle todos los problemas a la gente; no somos Dios (Mt.8:17 / 1Pe.2:24). Pero así como Cristo nos da la mano para ayudarnos, para ser perdonados, para ser restaurados; igualmente nosotros podemos extender la mano con compasión, en oración, con perdón, con animo, con exhortación, con ayuda práctica (Jn.13:34-35 / Gal.5:13-14 / Ex.23:5 / Num.11:11-12 / Dt.1:12 / Is.58:6 / Lc.11:46 / Rom.15:1).

Cada quien es responsable por su propia vida y tendrá que rendir un día cuentas a Dios (Gal.6:5 / Mt.12:36 / Mt.18:23 / Rom.14:12 / 2Cor.5:10). 

Hay una clase de carga que tiene que ver con el prójimo - esta tiene que ver con cumplir la ley de Cristo amando al prójimo, teniendo un sincero interés por el prójimo, sirviendo y ayudando al prójimo en el Espíritu de Cristo. 

La otra carga es la personal; nadie puede llevar esta por mí; son obligaciones que yo debo cumplir y ninguno otro lo puede hacer por mí.

La iglesia tiene la responsabilidad de ayudar al hermano errante, pero cada individuo debe tomar su responsabilidad personal en cuanto a tratar con el pecado y las tentaciones.
Es como cuando vamos de paseo y cada quien lleva su morral, pero en dado momento le ayudamos al compañero, especialmente en el momento en el cual el recorrido se torna difícil y el compañero está cansado o anda herido por los desafíos del camino - esto obedece a la ley de Cristo (Gal.5:14 / Jn.13:34 / Jn.15:12).
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