martes, 30 de abril de 2019

toalla y vasija con agua en la mano


"Les di mi ejemplo para que lo sigan. Hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes" (Jn.13:15) NTV

Jesús nos da ejemplo acerca del servir humildemente a quien lo requiere (Jn.13:15). Las viudas que lavaron los pies de los santos son alabadas por dicha actitud de servicio y de sincera atención al prójimo - esta es, según la Biblia, una de las características de la hospitalidad (1Tim.5:10 / Gn.18:4 / Gn.24:32 / Lc.7:38-44).

Según el Evangelio de Lucas, fue en el entorno de la última Cena que los discípulos discutían acerca de quién es el más grande entre ellos. Aun a la vista de lo que Jesús iba a enfrentar sus hombres peleaban por puestos de honor y títulos, y no estaban dispuestos a agacharse para suplir la ausencia del esclavo que culturalmente se disponía para atender a los que entraban en una casa después de haber recorrido las polvorientas calles. Jesús remedió la situación con una acción sencilla. El Maestro no se cree tan importante como para no agacharse y servir humildemente (Lc.22:24).

La verdadera grandeza es solo una: el servicio. Esto nos debe llevar a la reflexión. En la iglesia hay tanta pelea por puestos, por la dignidad, por el honor, y nos sentimos ofendidos si no nos atienden como deseamos o porque no se nos da el tal reconocimiento que creemos que merecemos por el puesto que tenemos en la sociedad o en la iglesia. Nos sentimos ofendidos porque otro fue elegido para un puesto que tanto deseábamos, nos sentimos resentidos porque nos quitan un puesto y cuando nos ofrecen uno de aparente menor importancia. Nos da rabia cuando nos olvidan. ¡CUIDADO! - Cuando nos sentimos tentados a reclamar derechos y a justificar nuestra pataleta, cuando creemos que debemos ser tenidos en alto y ser reconocidos o cuando queremos que todo el mundo nos sirva, entonces es bueno recordar el ejemplo del MAESTRO con la toalla en la mano y un recipiente con agua listo a lavar los pies de Sus discípulos. Esto lo hizo VERDADERO REY.

"Dondequiera que se reconoce a Dios, la humanidad también se cultiva; pero cuando los hombres se oprimen y se engañan unos a otros, uno puede concluir que el temor de Dios se ha extinguido (Juan Calvino)
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