martes, 13 de marzo de 2018

Poniéndonos de acuerdo, ¿en qué?

"Por tanto, si hay algún estímulo en Cristo, si hay algún consuelo de amor, si hay alguna comunión del Espíritu, si algún afecto y compasión, haced completo mi gozo, siendo del mismo sentir, conservando el mismo amor, unidos en espíritu, dedicados a un mismo propósito. Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás. Haya, pues, en vosotros esta actitud que hubo también en Cristo Jesús, . . ."  (Filp.2:1-5) LBLA

La unidad entre cristianos, o el estar de acuerdo entre cristianos, no tiene nada que ver con tener la misma opinión, tener las mismas preferencias políticas, preferir el mismo equipo de fútbol, vestirnos de la misma manera, tener el mismo estilo de culto, reunirnos todos en un mismo lugar, recibir todos el mismo sueldo, etc. Puede haber unidad en la diversidad (1Cor.12 / Rom.12 / Ef.4), pero ¿cómo?

Según el apóstol Pablo, la marca que une a los cristianos es una actitud (actitud - estar enfocado en; poner la mente sobre; sentir en un cierto sentido - Filp.2:5). Esta actitud, o este mismo sentir - que debe permear todas nuestras acciones - tiene que ver con la manera como vivimos nuestra vida en relación con el prójimo.
En cuanto a esta actitud y propósito, de lo cual habla Pablo acá en la carta a los filipenses, es en lo que debemos estar de acuerdo, ésta es la marca que nos une y caracteriza como cristianos genuinos. Es la unidad alrededor de una dedicación, un sentir; es una actitud basada en el ejemplo que Cristo nos dio: amar al prójimo; evitar el egoísmo; dejar de impresionar a otros para aparecer como más grandes; ser humildes, no enfocados sólo en los propios intereses; interesándose por los demás - reconociendo que el otro es candidato para ser servido por nosotros, no por ser mejor persona, no por tener mejores habilidades, no por tener mejor moral, etc., sino porque hemos sido llamados a servir por amor desinteresado, a ser gente para otros, a ser gente que se interesa por los demás de manera genuina (Filp.2:3-4).
Esta actitud fue ilustrada por Jesús (Filp.2:1-18), por Timoteo (Filp.2:19-24), por Epafrodito (Filp.2:25-30) y por el mismo Pablo (Filp.1:20-26 / Filp.2:28). Ellos fueron diferentes comparado con aquellos que Pablo menciona en Filp.1:15-19, aquellos quienes trataban de servir por celos y rivalidad.

La mente o actitud de Cristo que debemos imitar y que crea la unidad en medio de gente diversa en cuanto a dones, preferencias, personalidades, culturas, estilos, etc. es aquella actitud que no se considera ser algo más grande que otros, sino que renuncia a ciertos privilegios, adopta además una actitud humilde para obedecer a Dios  y servir al prójimo (Filp.2:5-8).
Esto significa entonces un comportamiento humilde que sirve a otros pagando un precio personal para levantar al prójimo (Filp.2:6-8 / Filp.2:26-28) - es en esta actitud que debemos estar de acuerdo. Si todos cuidamos esta actitud y si nos unimos alrededor de este propósito, entonces el mundo se vería diferente.

Recordemos lo que Jesús le dijo a sus discípulos cuando algunos de ellos buscaban puestos más altos y preferenciales por encima de los demás y cuya actitud había generado un ambiente pesado entre los discípulos:
"Así que Jesús los reunió a todos y les dijo: «Ustedes saben que los gobernantes de este mundo tratan a su pueblo con prepotencia y los funcionarios hacen alarde de su autoridad frente a los súbditos. Pero entre ustedes será diferente. El que quiera ser líder entre ustedes deberá ser sirviente, y el que quiera ser el primero entre ustedes deberá ser esclavo de los demás. Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos»" (Mr.10:42-45) NTV

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