sábado, 20 de diciembre de 2014

El servidor con una visión clara



‘Porque he bajado del cielo no para hacer mi voluntad sino la del que me envió’ (Jn.6:38).
Y sucedió que cuando se cumplían los días de su ascensión, El, con determinación, afirmó su rostro para ir a Jerusalén (Lc.9:51).


Jesús tenía establecidas metas claras para su vida. Jesús conoció el propósito y la misión divina para su vida. Él sabía que había venido a salvar a los perdidos (Lc.19:10). El también entendió que su misión no terminaba con su muerte y resurrección. La visión de Dios la encontramos en citas como Apoc.5:8-11 y Mt.28:18-20, donde vemos que Dios quiere gente de todas las razas y naciones adorándole en el cielo porque han sido comprados por la sangre del Cordero (Sal.117 / Sal.67). Por eso se dedicó Jesús a entrenar y a preparar a unos pocos hombres que iban a seguir y completar Su trabajo (Mr.1:17 / Jn.17:18-21). Jesús no trató de adivinar el plan de Dios para su vida, tampoco se la pasó experimentando para ver en qué dirección finalmente iba a moverse. Desde un principio el entendió para qué es que había venido a este mundo. Él entendió la razón del envío por parte de Su Padre (Jn.3:16).
Todo lo que Jesús hizo lo hacía sometido a la misión dada a Él por Dios el Padre (Jn.6:38). La voluntad del Padre era la misión a la que Jesús se sometió totalmente. Esa misión se resume en los siguientes versículos: Is.61:1-2 / Lc.4:18-19 / Mr.10:45 / Lc.19:10.

Jesús tenía un sentido de destino. El no esperaba que las cosas sucedieran a su alrededor. El más bien le daba la dirección a su vida de acuerdo al plan de Dios para Su vida (Jn.4:3-4 (Lc.2:49 / Lc.9:51).  Por eso es que Jesús también anima a planear bien los detalles de la vida, naturalmente planearlos de acuerdo a los planes de Dios para nuestra vida (Lc.14:28 / Ef.2:10 / Ef.1:4 / Rom.8:29). Además de tener un sentido de destino, Jesús también conocía el producto que tenía que ofrecer (Jn.10:10). Él también sabía cuáles iban a ser los resultados del cumplimiento de su misión.

La cosa de la visión

La Biblia declara en Proverbios 29:18, "Donde no hay visión, las personas perecen"
[a] Visión (‘chazon’ en hebreo) casi siempre significa una revelación divina (Ez.12:21-25). La revelación de Dios da dirección y propósito a la vida de todo creyente. Las causas para que un pueblo no tenga visión pueden ser varias:
* La gente rechaza los mandamientos y la Palabra de Dios (Os.4:6).
* El pecado impide que Dios hable con Su pueblo (Amos.8:11-12).
* No hay quien predique la Palabra para que la gente le siga y pueda llegar a tener una clara visión del plan de Dios para su vida (Rom.10:13-15).

Mucha gente nos invita a buscar y determinar nuestro propio destino, pero Dios nos llama a vivir siguiendo Su voluntad y Sus planes para nuestra vida (Ef.2:10). Sirviendo al estilo de Jesús comienza cuando nos sometemos a cumplir la misión que Dios nos encarga en vez de estar buscando hacer realidad nuestra propia agenda (Jn.6:38 / Sal.40:8 / Jn.4:34 / Jn.8:29 / Jn.9:4). Para comenzar a vivir el destino de Dios para nuestras vidas debemos comenzar teniendo una relación personal con Dios a través de Jesucristo. Su destino para nuestras vidas lo cumplimos al ser Sus seguidores.

Como servidores que queremos ser nos debemos preguntar cuál es el llamado de Dios en mi vida y qué es lo que Dios quiere ver completado a través de mi vida en este mundo.

[b] Perecen (‘para’ en hebreo) significa que no hay dirección, no hay liderazgo, cada cual hace lo que se le viene a la mente, desenfreno. El pueblo de Israel es un ejemplo trágico. Dios había hablado de la tierra prometida, pero la mayoría no creía en esa Palabra y rechazó la visión de Dios de un pueblo siendo prosperado por Dios. Toda esa generación pereció en el desierto - menos dos hombres que más allá de las circunstancias visibles y de las dificultades vieron la realización de un sueño dado por Dios.

Dios tiene un plan para cada uno de Sus Hijos (Ef.2:10 / Is.48:17 / Sal.32:8-9 / Is.30:21). En todo el mundo existen creyentes que han nacido de nuevo, pero cuyas vidas están exentas de dinamismo y propósito. La visión espiritual proporciona una meta, representa un desafío y le da una estructura a la vida. Una visión dada por Dios nos hace ver más allá de los problemas y de lo imposible (2Re.6:15-17). La mira en lo temporal, terrenal, mundano y en las limitaciones nos lleva a la capitulación antes de ser derrotados de verdad.

La perspectiva espiritual comprende ver más allá del mundo natural hacía el mundo espiritual.  Es entender el propósito divino de Dios y reconocer nuestra parte en Su plan. La visión espiritual proporciona una imagen clara de lo que Dios quiere que hagamos particularmente o como iglesia. La visión de Dios entonces gobierna cada paso de la vida cristiana hacia el logro de esa meta. 

El apóstol Pablo tenía la visión divina para su vida. Él dijo: "No fui rebelde a la visión celestial"  (Hch.26:19). Esta visión vino a ser la fuerza que gobernara la vida de éste hombre.  Además reconoció que tener una visión no es suficiente. Debía dar los pasos para lograr la realización de la misma. Una visión puede permanecer "visionaria". Esto significa que ella nunca se vuelve una realidad porque nunca se procede para cumplirla, es solo una imaginación. Cuando Dios da una visión Él también da las estrategias espirituales y prácticas para cumplirla. 
 
Cuando Dios dio la visión a Pablo, Él también le dijo los pasos específicos que debía tomar para cumplir con esa visión. "Pero levántate y ponte en pie; porque te he aparecido con el fin de designarte como ministro y testigo, no sólo de las cosas que has visto, sino también de aquellas en que me apareceré a ti; librándote del pueblo judío y de los gentiles, a los cuales yo te envío, para que abras sus ojos a fin de que se vuelvan de la oscuridad a la luz, y del dominio de Satanás a Dios, para que reciban, por la fe en mí, el perdón de pecados y herencia entre los que han sido santificados." (Hch.26:16-18). 

El propósito de esta visión recibida por Pablo era:
Hacerle ministro y testigo.
Su ministerio era para un grupo especial de personas, los gentiles.

La meta que debía alcanzar con la ayuda de Dios:
Abrir los ojos espirituales para que vean la luz.
Liberación del poder de Satanás.
Que reciban el perdón de Dios.
Revelar la herencia espiritual que se adquiere por la fe.

Reconozca que:
  • La visión no puede ser algo que usted mismo se inventa, debe ser algo que Dios da. Esta visión se obtiene en la presencia de Dios (Neh.2:12 / Esd.7:27 / 2Cor.8:18). Hay que tomar tiempo para buscar de Dios y no necesariamente ir a buscar programas y métodos que otros han usado y que posiblemente les han ayudado.
  • La visión muestra claramente lo que se quiere alcanzar y lo que se quiere ver al final como resultado o producto de la visión de Dios.
  • El servidor con visión no quiere servirse a sí mismo sino más bien provee dirección al pueblo de Dios para que ellos lleguen a ser más como Cristo. Si el servidor busca algo menos que el cumplimiento de la visión de Dios, el líder no es un verdadero líder.
  • La medida de un servidor cristiano es: ¿Posee la visión de Dios para la gente a la cual ha sido llamado? Visión es un requisito necesario para un liderazgo autentico.
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