martes, 4 de junio de 2013

Bendecidos económicamente a través del trabajo honrado y diligente

La prosperidad bíblica significa que si nosotros somos bendecidos, entonces eso es para darle la gloria a Dios y para bendecir a otros. La prosperidad bíblica definitivamente no se limita al área material. No tenemos una promesa que diga que Dios en todo caso va a llevarnos a ser ricos materialmente. Sin embargo encontramos en la Biblia principios que sí nos llevan a aumentar las riquezas materiales. Algunos de esos principios son: la integridad, el dar generosamente, el aprender a presupuestar correctamente y a vivir de acuerdo al presupuesto, el evitar deudas, el confiar en Dios, evitar vicios, el trabajo diligente, etc.


En este punto quiero que nos concentremos en entender el valor del trabajo en el plan de Dios. Desde un principio ordenó Dios descansar un día; pero mandó trabajar seis (Ex.20:9-10). El libro de Proverbios nos recuerda una y otra vez la bendición del trabajo honesto y diligente (Prov.6:6-11 / Prov.10:4 / Prov.19:15 / Prov.20:4.13 / Prov.24:30-34). El apóstol Pablo escribe: Si alguno no quiere trabajar que tampoco coma (2Tes.3:7-12).

Para que una persona pueda dar dinero primero debe ser capaz de ganarlo:

  • A través de trabajo diligente y honrado (Prov.10:5 / Prov.12:11 / Prov.13:11 / Prov.28:19 / Rom.12:11). Estamos llamados a dar buen ejemplo en el trabajo (Lc.12:42-44).
  • Por el sabio uso de recursos (Prov.31:16-24 / Prov.21:5 / Lc.16:1-8).
  • A través de la oración ferviente (Mt.21:22 / Mt.6:11 / Filp.6:6-7).

Dios nos da las oportunidades a través de las cuales podemos recibir provisiones y nos da la habilidad para hacer toda clase de trabajos. Dios nos ayuda a ser creativos y a conservar lo que tenemos. Además nos anima a orar en nuestras necesidades respecto a alimento, vestido, techo y cualquier otra cosa que requiramos. Dios puede proveer sobrenaturalmente.

El apóstol Pablo anima fuertemente que el cristiano se gane la vida a través de un trabajo honesto (Ef.4:28). El reprende a los que no quieren trabajar y escribe: “Si alguno no quiere trabajar que tampoco coma” (2Tes.3:7-12). El cristiano no solamente debe trabajar para poder tener algo personalmente; él debe trabajar para obtener cosas y poder compartir con los necesitados (Ef.4:8s). El apóstol Pablo mismo trabajaba con sus propias manos para no ser una carga financiera a las iglesias, aunque el sí tenía el derecho de recibir el apoyo de las iglesias a las que le ministraba (1Tes.2:9 / 1Cor.9:9s).

El libro de Proverbios tiene palabras bastante fuertes para aquellos que tienden a ser perezosos y describe los síntomas de un perezoso:
  • El perezoso no cree que es un perezoso (Prov.26:16). Normalmente quiere el perezoso asegurar que la gente entienda que él sí quiere trabajar, pero es que el camino está lleno de obstáculos. El solamente está esperando mejores condiciones de trabajo. El es muy rápido en explicar su punto de vista al que le pregunta por qué no está trabajando.
  • Busca el camino más fácil (Prov.6:10-11 / Prov.20:4 / Prov.19:15). Trata de evitar cualquier esfuerzo y quiere que todo le caiga fácil. Vive más por sus sentimientos y especulaciones que por decisiones que lleven a resultados claros.
  • No valora la importancia del tiempo ni de las épocas  (estaciones) (Prov.12:24). "Mañana", es una palabra muy apreciada y usada. No tiene iniciativa personal.  Más bien se deja manejar de otra gente y de las circunstancias, espera el día de la suerte.
  • No termina los proyectos que en algún momento empezó (Prov.12:27). Cada trabajo se vuelve una montaña en su camino y no persevera hasta ver resultados de su labor. Cambia frecuentemente de trabajos.
  • Vive en un mundo de deseos (Prov.21:25-26). Cuando el perezoso no está durmiendo, él está deseando hacer cosas u obtenerlas – es un soñador. Parece tener grandes visiones para su vida, lo triste es que nunca se mueve para alcanzarlas.
  • Causa dolorosos daños al que lo empleó (Prov.18:9 / Prov.10:26). Su presencia en el trabajo es frecuentemente peor que su ausencia. Su falta de iniciativa y la falta de concluir los trabajos pueden ser muy costosas a aquellos que están contando con él. No termina los trabajos a tiempo y siempre tiene explicaciones para las tardanzas.
  • Es víctima de temores auto-inducidos (Prov.22:13). La pereza trae definitivamente ruina a nuestra vida.


Dios creó el trabajo para beneficiarnos:

Dios creó el trabajo para beneficiarnos (Gn.2:15). Dios estableció el trabajo como el medio principal para que suplamos para nuestras necesidades y espera de nosotros que trabajemos (Ex.34:21 / 2Tes.3:10).

Hay quienes dicen que el trabajo es un mal que debemos soportar, una manera de ganarse la vida y una fastidiosa consecuencia de la caída. La Biblia se expresa diferentemente frente al trabajo: es una bendición y no una maldición, y es por la creación y no por la caída del hombre que somos trabajadores. La caída sí hace que el trabajo sea a ratos agobiante, duro, a veces con pocos resultados, pero el trabajo mismo es parte de nuestro llamado y de nuestra creación a la imagen de Dios (Gn.2:8.15 / Gn.3:17).

Según la Biblia el trabajo trae realización personal y esto a pesar de ser en algunos momentos un oficio difícil y estresante, y en otros casos es difícil entender el sentido de ciertos tipos de trabajo (Ecl.2:24 / Ecl.3:22).

Un propósito del trabajo es el beneficio que éste trae a la comunidad. Con el trabajo proveemos alimento y vestido a nuestra familia, y a través de nuestras capacidades también podemos bendecir a otros con los cuales compartimos el resultado de nuestro trabajo (Ef.4:28 / Lc.3:11 / 2Cor.8:2.12).

A través del trabajo debemos dar gloria a Dios (1Cor.10:31). Al trabajar y cumplir con la tarea delegada de cuidar la tierra encomendada daremos gloria a Dios. Trabajamos por Cristo (Col.3:23-24).

“El trabajo es el consumo de energía (física o mental, o ambas) en el servicio a los demás, que da como fruto la realización personal del trabajador, el beneficio de la comunidad y la gloria de Dios”. (John R. W. Stott en ‘La Fe Cristiana Frente a los Desafíos Contemporáneos’, Pág.201).

Otras verdades sobre el trabajo:
  • En Génesis se exalta el trabajo creativo. Dios mismo es un trabajador (Gn.1 / Sal.104:22-24 / Is.28:29 / Is.40:28).
  • Los mandamientos de Dios le dan dignidad al trabajo y regula igualmente el descanso necesario (Ex.23:12). El trabajo duro debe estar en equilibrio con las otras prioridades de la vida. El descanso es un asunto de fe. ¿Puede el Señor hacer que seis días de trabajo sean más productivos que siete?
  • Dios da las habilidades para el trabajo (Ex.36:1). Dios no valora a una persona a raíz de las destrezas que pueda tener, más sí valora si somos fieles mayordomos de lo que Él nos ha dado.
  • Dios nos da el éxito (Gn.39:2-3).
  • Dios controla los ascensos y avances laborales (Sal.75:6-7).  No son las personas las que finalmente controlan quien ascenderá y quien no; es el Señor quien controla su éxito y ascensos.
  • En el Antiguo Testamento se alaba el trabajo diligente (Prov.14:23 / Prov.31:27) y se condena la pereza (Prov.6:6-11 / Prov.21:25).
  • El apóstol Pablo tiene una actitud positiva frente al trabajo (1Tes.4:11). El mismo trabajó fuertemente (1Cor.4:12 / 1Cor.9:6) y esperó que le siguieran en este ejemplo (1Tes.3:10).
  • Jesús alaba a la persona laboriosa y lamenta la desocupación (Mt.20:1-16). Jesús habla del salario justo para el trabajador (Lc.10:7 / 1Tim.5:18 / 1Cor.9:14 / Mt.10:10). Los discípulos de Jesús eran personas laboriosas cuando Jesús los llamó a seguirle.
  • Se debe honrar a los empleadores (1Pe.2:18 /1Tim.6:1-3 / Tit.2:10) y se debe honrar a los compañeros de trabajo y no difamarlos (Prov.30:10).


La mujer hebrea desempeñaba una variedad de trabajos no solo domésticos, sino también del campo (Prov.31:10–31). La vemos ocupada en la cotidiana tarea de moler los granos y elaborar harinas (Ex.11:5 / Mt.24:41), en amasar y cocer pan (Gn.18:6), en la confección de las vestiduras (1Sam.2:19), en el aseo y cuidado de la casa (Lc.15:8), en la diaria y fatigosa tarea de aprovisionamiento de agua (Gn.24:15), en el cuidado de las ovejas (Gn.29:6), en la recolección de las cosechas (Rut 2:3) y a veces en negocios como el de Lidia (Hch.16:4) ( Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1998)

Debemos aprender de la hormiga  (Prov.6:6s), usando o aprovechando bien el tiempo con disciplina y diligencia (Sal.90:10-12 / Sal.39:5).


ASIMILANDO:

¿Qué lecciones o verdades aprendió de lo arriba anotado?

¿Hay alguna cosa que usted debe corregir en su vida? ¿Algún pecado del cual debe arrepentirse? ¿Hay algo que usted puede implementar en su vida y ministerio a fin de cumplir con el llamado de Dios? 

¿Qué pasos o decisiones debe tomar para corregir un comportamiento equivocado o un mal hábito?  ¿Qué cosas puede corregir en su comportamiento como miembro del Cuerpo de Cristo (la Iglesia) para avanzar ser todo lo que Dios quiere que sea?


Haga una oración a Dios que incluya lo arriba aprendido y anotado. Sea específico en sus oraciones.

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