lunes, 27 de mayo de 2013

El hombre es llamado a ser fiel mayordomo

He comenzado a escribir algunas reflexiones sobre el tema de DINERO, RIQUEZAS, ECONOMÍA, y lo que el libro de Proverbios nos enseña al respecto. El primer tema tenía el título: La verdadera prosperidad viene de Dios. Ahora quiero que notemos otro principio bíblico referente al manejo del dinero y de todo aquello que Dios nos da. Comencemos reconociendo que a la hora de manejar el dinero existen responsabilidades divididas. Dios hace Su parte y nosotros los humanos tenemos que cumplir con nuestra parte. Dios es quien nos quiere prosperar, proveer y bendecir, pero vemos también que esa prosperidad viene al tener en cuenta ciertos principios y condiciones divinas. Como hemos visto Dios es el proveedor y aquel que tiene el control sobre todo lo que pasa en nuestra vida. Sin embargo no podemos dejar a un lado que Dios nos da las cosas de este mundo para que las administremos (Mt.25:1-30). El hombre es mayordomo y no dueño. Como mayordomos tenemos que dar cuentas a Dios por nuestra administración (Rom.14:12 / Ecl.11:9 / Mt.12:36 / Lc.16:2 / 1Pe.4:5). Dios es el que nos quiere prosperar, pero, como vemos, bajo ciertas condiciones; y más bien le ponemos cuidado a lo que Dios nos quiere decir para poder recibir bendiciones.


El libro de Proverbios nos enseña claramente que la función de los hombres, en cuanto al manejo de las riquezas, es cumplir con la responsabilidad de ser mayordomos fieles (Prov.24:3-4 / Prov.27:23-27 / Prov.24:30-34).

La mayordomía es todo lo que una persona debe hacer para administrar los bienes de otro de acuerdo a la forma en que el dueño quiere que sean administrados. La palabra mayordomo se usa en el Antiguo Testamento en relación a la persona que tiene a cargo una casa (Gn.15:2 / Gn.43:19 / Gn.44:4). En el Nuevo Testamento hay dos palabras que se traducen como mayordomo:
·        ‘epitropos’ en griego: esta palabra significa guardián, tutor, es la persona a cuyo cuidado se le ha confiado otra persona (Mt.20:8 / Gal.4:1-2).
·        ‘oikonómos’ en griego: esta expresión significa administrador o mayordomo. Administrador de bienes (Lc.16:2-3). Administradores de misterios (1Cor.4:1). Administradores de Dios (Tit.1:7). Administradores de la multiforme gracia de Dios (1Pe.4:10).
La palabra mayordomo describe básicamente la responsabilidad delegada. Jesús enfatizó la necesidad de ser buenos administradores (Lc.19:11-27 / Lc.12:42-48 / Lc.16:1-2 / Lc.16:10-12). El mayordomo debe ser fiel y leal a su amo (Mt.25:24-30). Al mayordomo se le juzgará en base a lo que ha hecho con lo que se le había encomendado (1Cor.4:2). Él debe administrar las cosas de su amo y por eso debe actuar en el interés de su amo (Mt.25:20.21.27). Debe ser fiel en lo poco y en el manejo del dinero (Lc.16:10-12).

La primera referencia en la Biblia en respecto a la mayordomía la encontramos en Gn.2:15-17. En esta referencia leemos que a Adán se le había confiado el huerto para que lo cuidara y lo labrara. Su responsabilidad en relación con los árboles era que no comieran de uno de ellos. Adán no fue fiel y fue sacado del huerto – la relación con Dios sufre.

Características de una mayordomía bíblica y responsable:

La mayordomía bíblica y responsable consiste de 3 factores importantes. Si entendemos estos factores y si los cumplimos fielmente, entonces nos estamos moviendo hacia una mayordomía responsable:
·        RECIBIR:
Como mayordomos responsables debemos entender que la manera como adquirimos dinero o cualquier riqueza es un asunto clave. Nuestra mirada debe estar fijada en Dios quien nos da las oportunidades para recibir provisiones directamente o indirectamente de Su mano. Él es quien nos da las habilidades, la creatividad, los recursos, las necesidades que nos motivan a orar, y que nos proveen con riquezas que debemos administrar debidamente. Debemos recibir a través de trabajo honesto (1Tes.3.12), a través del ingenio creativo (Prov.31:13), o a través de la oración (Filp.4:6). Más adelante vamos a profundizar cómo adquirir riquezas a través del trabajo honesto, pero también vamos a ver algunas maneras incorrectas de recibir o adquirir riquezas – maneras que debemos evitar.
·        ADMINISTRACIÓN SABIA:
Somos responsables ante Dios por la manera como manejamos la vida y todo lo que Dios pone en nuestras manos. Todas las decisiones financieras deben estar en concordancia con los principios de la Biblia. Si aprendemos a manejar bien los montos pequeños, Dios nos confiará cosas mayores (Lc.16:10). Debemos aprender a  resistir hacer compras no necesarias (Prov.20:14), igualmente hay que ejercitarse a hacer buenas compras (Prov.31:16), y debemos educarnos a pagar a tiempo las deudas o cuentas pendientes (Prov.3:28). El tema de las deudas y su lugar en la administración sabia lo trataremos más adelante más profundamente.
·        DAR:
La libertad financiera no solamente tiene que ver con recibir correctamente sino también con dar a la manera bíblica. El dar activa el obrar de Dios en el área de nuestras finanzas (Lc.6:38). Debemos dar a Dios (Mal.3:10), a los pobres (Prov.19:17), y a los cristianos (Rom.12:13). El dar incrementa nuestro amor a Dios, porque allí donde está su tesoro, allí también está su corazón (Mt.6:21). Este tema también lo tenemos que profundizar más adelante.


Si incorporamos todos estos aspectos en nuestra vida de mayordomos, entonces nos estaremos moviendo hacia una mayordomía responsable y fiel delante de Dios, y a un manejo correcto de todo lo que Dios nos da para una vida bendecida y que marca la diferencia.


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