He
comenzado a escribir algunas reflexiones sobre el tema de DINERO, RIQUEZAS,
ECONOMÍA, y lo que el libro de Proverbios nos enseña al respecto. El primer
tema tenía el título: La verdadera prosperidad
viene de Dios. Ahora quiero que notemos otro principio bíblico referente al
manejo del dinero y de todo aquello que Dios nos da. Comencemos reconociendo
que a la hora de manejar el dinero existen responsabilidades
divididas. Dios hace Su parte y nosotros los humanos tenemos que cumplir
con nuestra parte. Dios es quien nos quiere prosperar, proveer y bendecir, pero
vemos también que esa prosperidad viene al tener en cuenta ciertos principios y
condiciones divinas. Como hemos visto Dios es el proveedor y aquel que tiene el
control sobre todo lo que pasa en nuestra vida. Sin embargo no podemos dejar a
un lado que Dios nos da las cosas de este mundo para que las administremos (Mt.25:1-30). El hombre es mayordomo y no
dueño. Como mayordomos tenemos que dar
cuentas a Dios por nuestra administración (Rom.14:12 / Ecl.11:9 / Mt.12:36
/ Lc.16:2 / 1Pe.4:5). Dios es el que nos quiere prosperar, pero, como vemos, bajo
ciertas condiciones; y más bien le ponemos cuidado a lo que Dios nos quiere
decir para poder recibir bendiciones.
El libro de Proverbios nos enseña claramente que la función de los
hombres, en cuanto al manejo de las
riquezas, es cumplir con la responsabilidad de ser mayordomos fieles (Prov.24:3-4 / Prov.27:23-27 / Prov.24:30-34).
La mayordomía es todo lo que
una persona debe hacer para administrar
los bienes de otro de acuerdo a la forma en que el dueño quiere que sean
administrados. La palabra mayordomo se usa en el Antiguo Testamento en
relación a la persona que tiene a cargo una casa (Gn.15:2 / Gn.43:19 /
Gn.44:4). En el Nuevo Testamento hay dos palabras que se traducen como
mayordomo:
·
‘epitropos’ en griego: esta palabra significa guardián, tutor, es la persona a cuyo
cuidado se le ha confiado otra persona (Mt.20:8 / Gal.4:1-2).
·
‘oikonómos’ en griego: esta expresión significa administrador o mayordomo.
Administrador de bienes (Lc.16:2-3). Administradores de misterios (1Cor.4:1).
Administradores de Dios (Tit.1:7). Administradores de la multiforme gracia de
Dios (1Pe.4:10).
La palabra
mayordomo describe básicamente la
responsabilidad delegada. Jesús enfatizó la necesidad de ser buenos
administradores (Lc.19:11-27
/ Lc.12:42-48 / Lc.16:1-2 / Lc.16:10-12). El mayordomo debe ser fiel y leal a su amo (Mt.25:24-30). Al mayordomo se le juzgará
en base a lo que ha hecho con lo que se le había encomendado (1Cor.4:2). Él
debe administrar las cosas de su amo y por eso debe actuar en el interés de su
amo (Mt.25:20.21.27). Debe ser fiel en lo poco y en el manejo del dinero
(Lc.16:10-12).
La primera
referencia en la Biblia en respecto a la mayordomía la encontramos en Gn.2:15-17. En esta referencia leemos que a Adán se
le había confiado el huerto para que lo cuidara y lo labrara. Su responsabilidad
en relación con los árboles era que no comieran de uno de ellos. Adán no fue
fiel y fue sacado del huerto – la relación con Dios sufre.
Características de una mayordomía bíblica y
responsable:
La mayordomía bíblica y
responsable consiste de 3 factores importantes. Si entendemos estos factores y si
los cumplimos fielmente, entonces nos estamos moviendo hacia una mayordomía
responsable:
·
RECIBIR:
Como mayordomos responsables debemos entender que la manera como
adquirimos dinero o cualquier riqueza es un asunto clave. Nuestra mirada debe
estar fijada en Dios quien nos da las oportunidades para recibir provisiones
directamente o indirectamente de Su mano. Él es quien nos da las habilidades,
la creatividad, los recursos, las necesidades que nos motivan a orar, y que nos
proveen con riquezas que debemos administrar debidamente. Debemos recibir a
través de trabajo honesto (1Tes.3.12),
a través del ingenio creativo (Prov.31:13),
o a través de la oración (Filp.4:6).
Más adelante vamos a profundizar cómo adquirir riquezas a través del trabajo
honesto, pero también vamos a ver algunas maneras incorrectas de recibir o
adquirir riquezas – maneras que debemos evitar.
·
ADMINISTRACIÓN SABIA:
Somos responsables ante Dios por la manera como manejamos la vida y todo
lo que Dios pone en nuestras manos. Todas las decisiones financieras deben
estar en concordancia con los principios de la Biblia. Si aprendemos a manejar
bien los montos pequeños, Dios nos confiará cosas mayores (Lc.16:10). Debemos
aprender a resistir hacer compras no
necesarias (Prov.20:14), igualmente hay que ejercitarse a hacer buenas compras
(Prov.31:16), y debemos educarnos a pagar a tiempo las deudas o cuentas
pendientes (Prov.3:28). El tema de las deudas y su lugar en la administración
sabia lo trataremos más adelante más profundamente.
·
DAR:
La libertad financiera no solamente tiene que ver con recibir
correctamente sino también con dar a la manera bíblica. El dar activa el obrar
de Dios en el área de nuestras finanzas (Lc.6:38). Debemos dar a Dios (Mal.3:10),
a los pobres (Prov.19:17), y a los cristianos (Rom.12:13). El dar incrementa
nuestro amor a Dios, porque allí donde está su tesoro, allí también está su
corazón (Mt.6:21). Este tema también lo tenemos que profundizar más adelante.
Si incorporamos todos estos
aspectos en nuestra vida de mayordomos, entonces nos estaremos moviendo hacia
una mayordomía responsable y fiel delante de Dios, y a un manejo correcto de
todo lo que Dios nos da para una vida bendecida y que marca la diferencia.
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