“Qué alegría para los que no siguen el consejo de malos, ni andan con
pecadores, ni se juntan con burlones; sino que se deleitan en la ley del SEÑOR
meditando en ella día y noche. Son como árboles plantados a la orilla de un
río, que siempre dan fruto en su tiempo. Sus hojas nunca se marchitan, y
prosperan en todo lo que hacen” (Sal.1:1-3) NTV
Sal.119:11,15,97-99 /
Jos.1:8 / 1Tim.4:13-15 / Dt.17:19 / Prov.2:1-5 / Mt.13:51-52 / Jn.5:39 /
Hch.17:11 / 2Tim.2:15-17
La Biblia es el libro más leído en toda la historia. La Biblia no es un
libro como muchos otros, tampoco es mera historia o una gran obra de
literatura. La Biblia fue escrita para que podamos conocer a Dios y Su
voluntad. Ella también es poderosa porque quien abraza el mensaje de Dios para
los seres humanos experimenta transformación de su vida y un cambio de corazón.
La Biblia nos fue dada para que la leamos, para que meditemos en ella y para
que obedezcamos los mandamientos de Dios para así vivir una vida que agrada al
Rey y que nos hace aptos para toda buena obra (2Tim.3:14-17 / 2Tim.4:1-5).