jueves, 24 de abril de 2025

Escuchar, Aprender y Obedecer: claves para el crecimiento espiritual

La importancia de escuchar y aprender de la Palabra de Dios es fundamental para cualquier discípulo de Cristo. En la vida cristiana, no solo se trata de oír las enseñanzas, sino de ponerlas en práctica y vivir de acuerdo con los mandamientos divinos. El escuchar debe convertirse en un compromiso a obedecer y a servir. La fe se fortalece al guardar y aplicar la verdad en nuestro día a día. A continuación, presento estos principios esenciales que nos guían en nuestro crecimiento espiritual:

“Llamó Moisés a todo Israel y les dijo: "Oye, Israel, los estatutos y decretos que yo pronuncio hoy en vuestros oídos. Aprendedlos y guardadlos, para ponerlos por obra” (Deuteronomio 5:1) RV1995


  • Ahora somos animados a aprender los mandamientos y decretos (Josué 1:8 / Salmo 1:1-3 / Proverbios 2:1-5 / Colosenses 3:16). Aprender es más que solo saber, es estar entrenado, adiestrado, acostumbrado para la acción. Es saber usar y aplicar la verdad en el diario vivir: "Que el mensaje de Cristo, con toda su riqueza, llene sus vidas. Enséñense y aconséjense unos a otros con toda la sabiduría que él da. Canten salmos e himnos y canciones espirituales a Dios con un corazón agradecido" (Colosenses 3:16) NTV.

  • Además, somos llamados a guardar los mandamientos. Guardar tiene la idea de cuidar, proteger, vigilar. La doctrina sana y su enseñanza preservan la fe cristiana y animan a una vida que marca la diferencia y nos hace aptos para toda buena obra (2 Timoteo 3:16-17). También tiene la idea de retener (Génesis 37:11; 41:35 / Salmo 119:11 / Proverbios 3:1): "He guardado tu palabra en mi corazón, para no pecar contra ti" (Salmo 119:11) NTV.

  • También somos llamados a obedecer los mandamientos. Si no ponemos por obra la Palabra de Dios, entonces todo lo arriba mencionado no tiene mucho valor (Josué 1:7 / Deuteronomio 29:9; 5:32-33; 6:6 / 1 Crónicas 22:13 / Mateo 7:24-27; 28:20 / 1 Juan 2:3-4): "Todo el que escucha mi enseñanza y la sigue es sabio, como la persona que construye su casa sobre una roca sólida. Aunque llueva a cántaros y suban las aguas de la inundación y los vientos golpeen contra esa casa, no se vendrá abajo porque está construida sobre un lecho de roca. Pero el que oye mi enseñanza y no la obedece es un necio, como la persona que construye su casa sobre la arena. Cuando vengan las lluvias y lleguen las inundaciones y los vientos golpeen contra esa casa, se derrumbará con un gran estruendo" (Mateo 7:24-27) NTV.

ASÍ QUE HAGAMOS LO QUE JESÚS NOS MANDÓ:Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado” (Mateo 28:20) NTV.

El llamado a escuchar, aprender, guardar y obedecer la Palabra de Dios es un pilar central en el discipulado. No se trata solo de adquirir conocimiento, sino de vivir de acuerdo con los principios divinos que nos guían hacia un crecimiento espiritual auténtico. Al poner en práctica estos mandamientos, no solo fortalecemos nuestra propia fe, sino que también inspiramos a otros en su camino hacia Cristo. Así que, comprometámonos a ser no solo oyentes, sino hacedores de la Palabra, construyendo nuestras vidas sobre la roca firme de sus enseñanzas.

CONVERSEMOS:

[1] ¿Qué significa para usted "escuchar con atención" la Palabra de Dios, y cómo puede cultivar una actitud de escucha activa en su vida diaria?

[2] ¿De qué manera está aplicando en su vida diaria lo que aprende de la Palabra de Dios, y qué desafíos enfrenta al intentar obedecer sus mandamientos?

[3] ¿Cómo puede ayudar a otros a aprender y obedecer la Palabra de Dios, y qué impacto cree que esto tiene en su crecimiento espiritual?

miércoles, 23 de abril de 2025

Fidelidad a la Verdad: El Llamado de la Iglesia en Tiempos de Confusión

La iglesia está llamada a predicar la Palabra de Dios (2 Timoteo 4:2). En un mundo donde las verdades se vuelven difusas y las voces son innumerables, es crucial que la iglesia se enfoque en la enseñanza de la Palabra de Dios. La misión de cada congregación no se limita a reunir a los creyentes, sino también a equiparlos con un entendimiento sólido de las Escrituras que les permita distinguir entre lo verdadero y lo falso. Para alcanzar este objetivo, la iglesia debe ser deliberada en su doctrina y práctica, asegurándose de que cualquier enseñanza esté en sintonía con la verdad bíblica. La forma en que se enseña y se predica en la iglesia tiene un impacto profundo en la vida espiritual de los creyentes, y es importante que se aborde con seriedad y compromiso.

  • La iglesia debe rechazar el relativismo y fundamentar toda enseñanza, visión, práctica y liderazgo en la Escritura, en lugar de en tradiciones humanas o filosofías culturales. La iglesia debe formar creyentes firmes, no solo asistentes entusiastas. Esto significa enseñar una cosmovisión bíblica que desafíe las estructuras del mundo (Juan 17:17; Colosenses 2:8).
  • Además, es vital que la iglesia invierta en el crecimiento doctrinal y espiritual de sus líderes y maestros, para garantizar que transmitan la verdad sin influencias culturales o personales (2 Timoteo 2:2).
  • Al igual que los bereanos, la iglesia debe fomentar una cultura de discernimiento, analizando lo que se enseña, se escucha y se comparte, ya sea en redes sociales o desde el púlpito (Hechos 17:11).
  • La predicación no debería ser selectiva, superficial ni complaciente. Debe abarcar las doctrinas esenciales como el pecado, la gracia, la cruz, el juicio, la santidad y el Reino (Hechos 20:27).
  • Cuando se presentan enseñanzas falsas, la iglesia debe estar preparada y tener el valor de confrontarlas bíblicamente, protegiendo tanto la verdad como a las personas (Tito 1:9).
  • El discernimiento trasciende lo intelectual. La iglesia debe apoyarse en el Espíritu para interpretar y aplicar la verdad de manera adecuada, con sabiduría y humildad (Juan 16:13).
  • Una iglesia que proclama la verdad pero vive en hipocresía pierde su autoridad espiritual. La fidelidad doctrinal debe ir de la mano con la integridad y la humildad (1 Juan 1:6).
CONCLUSIÓN: La iglesia está llamada a ser un faro de verdad en un mundo confuso, donde la enseñanza bíblica debe ser la base sólida de su misión. Al cultivar un entorno de discernimiento y compromiso con la Palabra de Dios, los creyentes no solo se fortalecen en su fe, sino que también se convierten en agentes de cambio en sus comunidades. La fidelidad doctrinal, junto con la integridad y la humildad, no solo conserva la autoridad espiritual de la iglesia, sino que también refleja el carácter de Cristo en cada uno de sus miembros. Así, al vivir y proclamar la verdad, la iglesia puede cumplir su propósito divino, impactando vidas y comunidades con el mensaje transformador del Evangelio.

CONVERSEMOS:

[1.] ¿Cómo puede un creyente discernir si está siendo influenciado más por la cultura o por la Palabra de Dios? ¿Qué señales evidencian que una persona está fundamentando su vida en la verdad bíblica en lugar de dejarse llevar por filosofías humanas?

[2.] ¿Qué diferencia hay entre un creyente firme y uno que solo asiste con entusiasmo? ¿Cómo puede una iglesia fomentar el crecimiento doctrinal y espiritual de sus miembros para que sean verdaderos discípulos y no solo oyentes? ¿Qué pasos va a dar?

[3.] ¿De qué manera el testimonio personal de un creyente fortalece o debilita el impacto del Evangelio en su comunidad? ¿Qué papel juegan el temor de Dios, la integridad y la humildad en respaldar la verdad que predicamos como iglesia?